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John Steinbeck. Primera Parte de "Viajes con Charley"

Libro que estamos comentando: 
Viajes con Charley. En busca de Estados Unidos

John Steinbeck es el autor que nos llevará, este mes de mayo, por EEUU. Le acompañaremos, en la caravana Rocinante y con su perro (un caniche gigante) Charley, durante 75 días, atravesando 34 estados y recorriendo 16.000 kilómetros.
El escritor, que se estaba recuperando de un ictus (y parece que acaban de diagnosticarle una enfermedad muy grave) realiza el viaje en 1960, cansado, envejecido, y abandonado por la inspiración. Inicia así el periplo en busca del latido de su propio país, de los acentos, de las personas, de las opiniones, de la realidad, de la textura, de los matices… EEUU vivía tiempos convulsos (la Guerra Fría, los conflictos raciales, inminentes elecciones…) y todo ello se trasluce en el libro, amén de descripciones de la naturaleza, las ciudades, los pueblos, las gentes, a veces muy bellas, todas muy realistas y con un punto, la mayoría de las veces, melancólico. Leyendo a Steinbeck, por ejemplo, sobre cómo los plásticos inundan el mundo, parece profético y terriblemente actual.
Podéis encontrar detalles de su biografía y su producción literaria, aquí: John Steinbeck Wikipedia; ; John Steinbeck: voice of America (BBC, 2011); 50 años después de la muerte de Steinbeck; Museo John Steinbeck en Salinas, California. En el artículo de Wikipedia, podéis ver cómo es Rocinante.
Pese a que nos hallamos en un club de literatura de viajes, no podemos olvidarnos de otras obras geniales del Premio Nobel de Literatura, muchas de ellas llevadas al cine: Las uvas de la ira, Al este del Edén, La perla
¿Habéis leído, con anterioridad, a Steinbeck? ¿Habéis visto alguna adaptación cinematográfica? ¿Os gusta su prosa?
En esta primera parte, Steinbeck nos regala maravillosas reflexiones sobre el viaje, sobre el impulso de viajar: “el que ha sido vagabundo alguna vez, lo será siempre. Me temo que la enfermedad es incurable.” “Cada viaje, safari o exploración es una entidad (…) Tiene personalidad, temperamento, individualidad, carácter úio. Un viaje es una persona en sí; no hay dos iguales.”.
Nos hace partícipes del objetivo del viaje, y del oficio de escribir: “no conocía mi propio país. (…) estaba trabajando de memoria, y la memoria es, en el mejor de los casos, un depósito defectuoso y deformado”. “(… ) estaba escribiendo sobre algo de lo que no sabía, y eso en un presunto escritor me parece un crimen”.
Nos presenta, así mismo, su plan, su medio de transporte y alojamiento, Rocinante :“una cosa bella, potente y, sin embargo ágil”. “como el viaje que había planeado había provocado algunos comentarios satíricos entre mis amigos, le llamé Rocinante, que era , como recordaréis el nombre del caballo de Don Quijote”; y su compañero, Charley: “un caniche francés viejo y caballeroso”.
 
Nuestro escritor lo tiene todo preparado, Rocinante bajo los tilos, cerca de su casa de pesca en Sag Harbor, Long Island (aquí podéis ver una imagen de esa casita), y vecinos y curiosos no dejan de visitarle para ver la caravana. En todos ellos, descubre ese “deseo ardiente de irse, de marchar, de ponerse en camino, hacia cualquier lugar, lejos de cualquier Aquí”. Especialmente tierno es ese niño de trece años que anhela irse con él, sea como sea, haciendo lo que sea… En él, quizás, nuestro escritor se reconoció. Lectores, ¿sabéis de ese deseo, conocéis ese anhelo de partir?
Por otro lado, leyendo todo lo que Steinbeck lleva en Rocinante, no he podido evitar recordar a los viajeros y viajeras victorianas… ¿será que la vejez (Steinbeck tenía 58 años, no era viejo según los cánones actuales, pero en aquella época y con la vida azarosa y aventurera que había llevado, era probable que se sintiera así…), o, en general, la fragilidad, hace que nos volvamos medrosos y queramos preservarnos de mil y un peligros llevándonos a los viajes montañas de cosas?
Cierra esta primera parte la aventura que vive Steinbeck, aún antes de salir de viaje: el huracán Donna se acercaba y él tenía que proteger a su barco el Fayre Eleyne y a su medio de viaje, Rocinante. La forma tan audaz, decidida y sabia de hacerlo, nos hace imaginar cómo sería John Steinbeck con, digamos, veinticinco años menos, en plenitud de forma física, sano y alejado del temor a la enfermedad. Aunque estamos acostumbrados a las imágenes de destrucción de los huracanes, os enlazo estas que he encontrado de Donna.
¿Habéis viajado alguna vez en caravana? ¿Os atrae? Si lo habéis hecho, ¿lo recomendáis? Y, si tenéis animales de compañía, ¿qué hacéis cuando viajáis? Si podéis, os los lleváis, los dejáis en casa al cuidado de alguien de confianza?
Es vuestro turno, no olvidéis compartir vuestros tesoros: recursos, pensamientos, opiniones y reflexiones.
Salud y largo viaje, lectores.