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Cuarta parte. Final del viaje.

Libro que estamos comentando: 
Viajes con Charley. En busca de Estados Unidos

¡Buenos días, lectores viajeros! ¿Cómo estáis? Esta semana finaliza nuestro viaje lector por Estados Unidos. Han sido muchos kilómetros, muchos estados de ánimo, algunos tropiezos y encuentros felices o incómodos,  los que hemos vivido junto con Steinbeck y Charley.
A esta cuarta y última parte llega nuestro autor muy cansado y con el convencimiento, casi desde el principio, de que su viaje ha finalizado. No ayuda lo que vive en Nueva Orleans; esa experiencia (pese a ser breve en el tiempo) lo llena de incertidumbres y confusión. De tristeza.
Pero antes de llegar a ello, pasa por Texas, un país del que dice no saber qué decir más allá de generalidades. Tiene familia política en él, amigos, su mujer es texana… “Texas es un estado de ánimo, una obsesión, una nación en todos los sentidos de la palabra.” Pese a la diversidad de paisajes, personalidades, climas… ser y sentirse de Texas debe de ser (o debía de ser, según cuenta Steinbeck) un rasgo diferenciador que los texanos llevan con orgullo.
Vuelve a encontrarse con su mujer para ir a celebrar el Día de Acción de Gracias a un rancho de unos amigos, mientras su fiel Charley permanece en la consulta de un veterinario para sobrellevar otro de sus achaques. Este veterinario conecta de inmediato con Charley, y Steinbeck escribe: “No hay absolutamente nada que pueda reemplazar a un hombre bueno.”
En el rancho de sus amigos, ricos, (es interesante esa reflexión sobre que cuanto más rico es uno más se preocupa de trasladar que vive y viste con sencillez), vive la “orgía” de vivir en un rancho. Me gusta mucho cuando lo compara con las visitas que les hacen sus amigos a Nueva York, y toda esa actividad cultural incesante a la que los arrastran. En uno y otro caso, se comportan como se entiende que deben comportase de acuerdo con los clichés: familia sencilla que vive en un rancho con ganado de manera sencilla y trabajando duro, familia refinada que vive en Nueva York y todos los días acuden a estrenos teatrales, galerías de arte y cócteles…
Sin embargo, esta última etapa viajera gira en torno a Nueva Orleans y la “actuación de las animadoras”, esas mujeres blancas de mediana edad que insultan a los padres blancos que llevan a sus hijos a un colegio en el que han osado matricularse dos niños negros. Sobre este suceso, tengo varios recursos que os enlazo por si queréis seguir ampliando información sobre ello: ya os he hablado del podcast Gabinete de Curiosidades de Nuria Pérez, pues bien, hay dos episodios que tienen relación: Siguiendo un hilo blanco y Siguiendo un hilo negro. Este artículo de Yorokobu: ¿Qué fue de la primera niña afroamericana que fue a un colegio de blancos en EEUU?, incluso hay una película, os pongo el tráiler: Ruby Bridges.
Sé que querréis comentar esta parte… ¿qué habéis anotado? ¿Qué sentimientos os ha despertado?
Tras su marcha de Nueva Orleans, Steinbeck mantiene algunos encuentros que, creo, ejemplifican las distintas posiciones sobre segregación racial: el sureño blanco al que le da miedo lo que pueda pasar mientras tanto…, el negro viejo que desconfía de todos los blancos (no me extraña), el fanático y estúpido (qué miedo da el fanatismo ignorante) al que Steinbeck expulsa de Rocinante (¡bien hecho!), y el estudiante negro joven que quiere vivir el cambio ya, ya mismo… y con el que conversa sobre Martin Luther King y el anhelo de hacer que las cosas pasen ya y, para ello, tomar las armas si es necesario: “quiero ser un hombre.” (Sobre los movimientos por los derechos civiles en los Estados Unidos, también se habla en los episodios de podcast que os enlazo arriba).
Sobre todo este asunto, he anotado en mi cuaderno de viaje cómo Steinbeck se pregunta dónde está la gente buena del Sur, dónde está…
Regresa Steinbeck casi sin dormir, ni descansar, con el objetivo de llegar cuanto antes a su ciudad, a su casa, a su cama, junto a su esposa. El cierre perfecto es cuando se pierde en su propia ciudad: “he conducido este chisme por todo el país… y me he perdido.”
 “Y así fue como el viajero volvió otra vez a casa”. También Nueva York será nuestra casa en junio.  
Es vuestro turno.
Salud y largo viaje, lectores.