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Viaje de Egeria: Ciudad de Melquisedec – Regreso a Constantinopla

Hola a todas y todos, tal como os anticipé, aquí termina la lectura de este librito tan curioso (y tan breve). Vamos con ello.
 
VIAJE DE EGERIA (y II)
Uno no termina de hacerse una idea de la magnitud de un viaje como este en aquella época, no sé qué pensáis vosotros y vosotras, pero esto que leemos en apenas unos minutos (y contando con que hay gran parte del texto que está perdido) es una crónica de un viaje largo, muy largo, fijaos en el capítulo Hacia Mesopotamia en el que dice: "al cumplirse tres años íntegros de mi llegada a Jerusalén, habiendo visitado todos los santos lugares a los que había encaminado mis pasos para orar en ellos, y, por lo tanto, acariciando ya la idea de tornar a mi patria" (p. 103). Es decir, el viaje desde Galicia hasta Jerusalem, que no sería cosa sencilla, y luego allí tres años visitando todos los lugares santos (y luego, antes de la vuelta, un paseíto por Mesopotamia, qué increíble mujer), y luego la vuelta. No sé, así, haciendo un cálculo grueso, quizás un mínimo de 5 años, posiblemente sería más, unos 7-9 años, en una época en la que la esperanza de vida rondaría unos 35 años, por lo tanto un viaje así significaría una importante parte de la vida dedicada a ese viaje. Pura devoción. Creo que esto da otra dimensión al viaje y también al texto escrito por Egeria que, quizás, tenía otro significado más hondo, como podría ser el de apuntalar la verosimilitud a lo contado en la Biblia para ella y sus amigas y devotas hermanas. Así visto podría resultar que este viaje quizás podría ser, más que un empeño personal, una misión, un encargo. ¿Qué os parece esta idea? (que, por otro lado, no es más que pura elucubración).
Una cosa que había echado de menos son las historias que nos van contando cuando hacemos viajes, y aparecen estas en el capítulo de Edesa, donde a Egeria le cuentan leyendas y otras historias relacionadas con los lugares visitados (y que aunque tienen que ver con hechos religiosos también, en muchos casos no están en los textos sagrados). ¿No os gusta volver de los lugares con cosas nuevas para contar? A mí me encanta volver con algo para compartir, por ejemplo una botella de vino, y al abrirla (en un día especial) rememorar el momento de comprarla, el lugar, las historias relacionadas con el lugar (ya sabidas antes de ir o aprendidas allí), es una manera de revisitar el lugar y de compartirlo. Siento que de alguna forma todas las "eulogias" que Egeria va recogiendo pueden ser también algo así, ¿no os parece? ¿Os gusta también a vosotros, a vosotras, "revisitar" de esta manera o de otra distinta los sitios a los que habéis viajado?
En cuanto al cierre del libro, parece que Egeria no logra llegar de vuelta a Galicia, debe ser que se interrumpe su viaje (al menos el manuscrito), aunque el último párrafo da idea de que ella presentía que la aventura se estaba terminando, ¿no os parece?
¿Qué os ha parecido este librito tan particular? Espero que hayáis disfrutado con su lectura.
 
Os leo en los comentarios y os recuerdo que en unos días empezaremos la lectura de Fortunata y Jacinta, de Galdós.
Saludos 
Pep Bruno