Segunda parte: El brazo de la ley.
Libro que estamos comentando:
Una novela criminal
Produce un cierto sentimiento de lástima, horror y estupefacción kafkiana la prosecución de la lectura de UNA NOVELA CRIMINAL. Los comentarios que se leen de lectores mejicanos añaden otro calificativo, también poderoso y aplastante, el de odio por la realidad en la que se encuentra inmerso su país y que no tiene visos de cambiar. Recordemos que los hechos que aquí se narran ocurrieron a partir de 2005, anteayer mismo para los que ya tenemos unos años.
Al final de estas líneas podremos ver el video con parte de las imágenes que se emitieron el 9 de diciembre de 2005 en la cadena de televisión mejicana TELEVISA. Son la imágenes que, una vez analizadas con detenimiento, muestran la confabulación de las cadenas de televisión con la policía para mostar un operativo que parece evidente que está preparado. Son unas imágenes que se han definido como "una escenificación ajena a la realidad".
Estas imágenes son las que se narran con detalle al final del capítulo primero y son las que provocan que el caso de la liberación de los tres secuestrados y la captura de sus presuntos secuestradores, Israel Vallarta y Florence Cassez, tenga trascendencia internacional y sirva de juicio nacional sobre la utilización artera de los medios de comunicación por parte de la policía mejicana.La Agencia Federal de Investigación (AFI) organizó una simulación del arresto en vivo para los canales de televisión TV Azteca y Televisa, donde simulan la liberación de Ezequiel Elizalde Flores, Cristina Ríos Valladares y su hijo de 10 años, cuando en realidad el arresto ocurrió un día antes en otro lugar.
Aunque Jorge Volpi lo narre con precisión de notario, causa más espanto ver las imágenes del trato que sufren los dos presuntos secuestradores.
En el minuto 2:52, Israel muestra su primer gesto de dolor. Es la mano que lo tiene agarrado de la nuca la que le aprieta el cuello y mientras tanto todavía le pregunta el periodista qué le pasa, que si le duele algo. Y éste le contesta, "si, usted me pegó" y le vuelve a dar un apretón en el cuello para que cuide sus palabras. A continuación el reportero le pregunta, ¿quien le pego?, y antes de contestar "nadie señor", les echa unas miradas a los que lo detienen.
Todo es un esperpento, una horrible actuación de los medios de comunicación mejicanos, así como de los elementos de la AFI, la policía judicial, tocando las armas, contaminando toda la escena, golpeando al tipo en vivo.
La parte de la novela que comentaremos esta semana, la segunda parte que lleva por título "El brazo de la ley", continúa su relato del caso presentando la situación y las actuaciones de cada uno de los implicados, acusados y víctimas, una vez que se ha producido la supuesta liberación.
Las declaraciones primeras de Israel y Florence dan muchos indicios de haber sido teledirigidas por la policía y, en el caso de Israel, de haber sido conseguidas bajo tortura. Las de los liberados, Cristina, su hijo Christian y Ezequiel, muestran las incongruencias, las declaraciones ampliadas y modificadas con posterioridad en perjuicio de los acusados y la falta de aclaración sobre cuando fueron realmente liberados y dónde estuvieron hasta que se produjo la liberación televisada del 9 de diciembre.
Nada podía salir bien paa los acusados si tenemos en cuenta el peculiar y burocratizado sistema judicial mejicano que alarga los procesos durante años mientras los acusados permanecen en prisión intentando infructuosamente demostrar que son inocentes.