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3ª parte. Hasta el capítulo 16.

Libro que estamos comentando: 
Un lugar desconocido
Es sorprendente cómo la perseverancia de Tsuneo Asai empieza a dar sus frutos, cuando ya han pasado cinco meses del fallecimiento de su esposa. Como las visitas, foto de su mujer en la mano, a los hoteles de citas no le ofrece mucho rastro del paso de Eiko por el barrio de Yoyogi, el funcionario vuelve a centrarse en un trabajo que le absorbe y del que se considera un especialista irreemplazable.
 
A pesar del paso de los meses, las dudas y las preguntas no resueltas no abandonan su ánimo. En un recorrido ocasional en taxi descubre que el terreno donde estaba el comercio de cosméticos de la señora Tanakahashi lo ocupa ahora un nuevo hotel de citas. Por el registro de sociedades descubre que la señora Tanakahashi es la presidenta de la sociedad que explota el hotel y que el señor Konosuke Kubo, el antiguo propietario del solar colindante, está en la junta directiva. ¿Cómo se entiende esto? ¿Cuál es la relación entre ambos? Lo primero que se imagina Asai es que existe una relación sentimental entre ambos, y que su mujer es el nexo de unión en esta relación. 
 
Como ya hemos leído anteriormente, el viudo es capaz de imaginar, sin demasiadas pruebas en las que basarse y con pocas certezas concluyentes, engaños e infidelidades, aunque su mujer no le ha dado nunca motivos para ello. En estos razonamientos de Tsuneo Asai se encuentran algunos de los párrafos más interesantes de la novela. Su capacidad deductiva, unida a una intuición única, nos guía en un caso que no parece tener elementos criminales y que solo nos sirve para confirmar si las sospechas del marido son ciertas.
 
Aunque no llega al perfeccionamiento deductivo de Sherlock Holmes y Watson (podéis conocer algunos detalles en https://themoneyglory.com/es/2016/04/24/el-proceso-deductivo-de-sherlock-holmes-2/) sus predicciones se cumplen milimétricamente y, cuando no llega con su inteligencia, utiliza un recurso que en UN LUGAR DESCONOCIDO resulta muy eficaz. Para poder saber las respuestas a estas preguntas contrata los servicios de una agencia de detectives. La eficacia de las agencias privadas de detectives la hemos podido comprobar en multitud de ocasiones en la novela criminal. El citado Holmes, Sam Spade (El halcón maltés), Hercules Poirot (Asesinato en el Orient Express) o Harry Hole (El muñeco de nieve) son buenos ejemplos de ello, sin embargo, en esta ocasión experimentamos el procedimiento desde el lado contrario: el cliente que pide sus servicios y los usa los resultados a su conveniencia. 
 
No da Matsumoto demasiadas explicaciones de cómo la agencia consigue los datos con los que elabora los informes que después entrega a Asai, algo que la agencia realiza con una asombrosa rapidez y eficacia, aunque sorprende que Asai se vanaglorie de que nunca proporcionó sus datos personales para que nadie conociese que esta investigación tenía relación con la desaparición de su esposa. 
 
A Asai le corresponde, descubriendo pistas y detalles ocultos entre las líneas de estos informes, interpretarlos con la suficiente perspicacia para poder resolver, a falta de pequeños detalles, el enigma que le preocupa.
 
Eso es lo que Tsuneo Asai, con un fino olfato racional que le pone a la altura de los mejores investigadores deductivos (ironía), va desgranando hasta ser capaz de reconstruir muchos de los pormenores que le permitan confirmar que su mujer no murió en Cosméticos Tanakahashi, sino en la casa del señor Kubo.
 
¿Qué podría hacer allí, sino mantener una relación oculta con el propietario? Cualquier otra posibilidad habría resuelto la muerte accidental de Eiko (de que murió de un infarto parece que no hay la menor duda) de otra manera. Si Kubo no atendió a Eiko mientras sufría un ataque la corazón y fue capaz de urdir un engaño sobre el fallecimiento de su mujer en connivencia con su vecina, la propietaria de la tienda de cosméticos, esto se debió a que no quería de ninguna manera que se le relacionase con la presencia de Eiko a solas en su casa. Tenía que taparlo todo.
 
De los informes de la agencia de detectives, con la inestimable ayuda de los poemas póstumos de Eiko Asai, traza la línea temporal de los acontecimientos que ocurrieron el 7 de marzo, el día en el que Tokio tembló y sufrió una inesperada ola de frío.
 
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Festival de los farolillos en Yamaga
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Una mención de los haikus de Eiko a los farolillos Yamaga y a los amuletos Somin Shoirai sirven para asegurar que Eiko conocía la colección de juguetes tradicionales que Kubo guardaba en su casa y que, aunque en un principio había creído que Eiko se reunía con su amante en un hotel de citas, ahora está seguro de que lo hacía en la casa de Kubo
 
De los detalles del fatídico día 7, tenemos que confiar en la sagacidad de Asai. El terremoto que lanzó los 
objetos de las estanterías al suelo, los rastros de un incendio y los cubos de agua para apagarlo a los que se refiere el informe de la agencia de detectives ilustran una escena en la que lo más importante, y lo que más duele a Asai, es que la abstinencia que Eiko había impuesto a su marido, por el peligro que la excitación pudiese provocar en su corazón enfermo, habían sido quebrantadas y causado su propia muerte.
 

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Amuletos Somin Shoirai
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Conocer a Konosuke Kubo y encontrárselo cara a cara se convierte en una obsesión para Asai y, aunque en la novela se repita que en el ánimo de Tsuneo Asai no estaba dominado por la venganza, todos los hechos que suceden a continuación están señalados por la revancha y el ajuste de cuentas. ¿De qué otra manera se puede entender que Asai trace un detallado plan para encontrarse con su rival, cuando este va a visitar a su mujer ingresada en un sanatorio de Nagano?
 
Resulta muy controvertido conocer por los razonamientos de Asai que él espera el arrepentimiento y la 
humillación de Kubo, como si este tuviese que asumir la culpabilidad de la infidelidad de su mujer. Como la respuesta de Kubo no es la de reconocer ninguna culpa (ya sabemos que fue capaz de abandonar en una tienda el cuerpo de su amante cuando esta había sufrido un infarto) y que incluso contraataca amenazando con denunciar por chantaje a Asai, el desenlace de la escena del caminito en el bosque, en dirección al sanatorio donde está internada la señora Kubo, acaba con la utilización de un estrambótico elemento, una botellita de ácido sulfúrico, y el craneo de Kubo destrozado por tres piedras, 
 
Lo que podría ser el final de cualquier novela se convierte en esta ocasión en una parada para acometer el verdadero desenlace de UN LUGAR DESCONOCIDO, el enloquecido intento de Tsuneo Asai para escapar de las consecuencias del asesinato y de que su crimen quede impune. Parece que se lo debe a la infiel de su mujer.