3ª parte. Hasta el capítulo 17
No nos acaba de quedar muy claro cuáles eran las razones por las que Nat era un "funcionario amortizado" en el servicio secreto británico; y tampoco lo que le hacía candidato a una jubilación anticipada o a una separación del servicio activo en la Europa del este, donde había desarrollado la totalidad su carrera gracias a su conocimiento del ruso y de sus costumbres.
De forma milagrosa, cuando ya no esperaba encontrar ningún acomodo digno, se queda al cargo de un pequeño departamento en Londres, el Refugio, donde demuestra unas virtudes que lo hacen más valioso y operativo que algunos de sus jefes.
< Sus contemporáneos, esos compañeros con los que compartió misiones en sus anteriores destinos, hace tiempo que han ido ascendiendo y ostentan en este momento posiciones de liderazgo en los departamentos de la metrópoli. La experiencia no debe ser la cualidad más valorada en esta profesión cuando sus antiguos colegas lo tratan con la condescendencia y la superioridad del que se encuentra ante un viejo elefante, al que las nuevas generaciones han arrinconado porque piensan que ya no tiene mucho que aportar. Hasta su hija menosprecia lo que cree que es un trabajo mediocre y gris.
< Cuando Nat y Prue, recién casados, fueron destinados a Moscú, la guerra fría ocupaba la mayor parte de los conflictos en las relaciones internacionales entre países de uno y otro lado del Telón de Acero. Con la caída de los regímenes comunistas, los servicios de inteligencia occidentales esperaban que las relaciones entre los dos bloques caminasen por la senda de la concordia, Pero, enseguida, los diplomáticos occidentales detectaron que Putin era un peligro para las democracias occidentales, a la vez que no dudaba en emplear todas las artimañas que estaban al alcance para limitar y empeorar la convivencial entre los socios de la Unión Europea.
Los años en los que se desarrolla la novela, los de Theresa May al frente del gobierno británico, fue la época en las que se iba consolidando el fenómeno del Brexit, poco antes de la llegada de Boris Johnson y con Trump acaparando el protagonismo en la escena política mundial.
< Nat, después de tantos años de servicio, se ha quedado en el medio, con la independencia que le dan sus conocimientos y sus muchos años de servicios, pero sin la capacidad de tomar decisiones que permitan llevar a cabo operaciones de alto nivel. Continúa haciendo lo que mejor sabe hacer: supervisar a los agentes de campo y haciéndoles sentirse relevantes y útiles. Según vamos leyendo comprobamos que tiene otras cualidades que lo hacen todavía valioso. Es muy bueno detectando y reclutando agentes, según ha demostrado en sus anteriores destinos. Además, los cuida y los mima y con él nunca se sienten abandonados.
Esa cualidad de sentir empatía por los demás le permite detectar situaciones que para otros pueden pasar desapercibidas. Le pasa con Florence, a la que valora y admira, y con la que fantasea la posibilidad de mantener una relación adúltera. Con mucha delicadeza intenta averiguar las causas por las que abandonó el servicio, más allá del rechazo de los jefes a dar el visto bueno la operación Rosebud. Sus sospechas van a destapar muchos trapos sucios de las élites políticas y del sistema financiero británico
De la capacidad de Nat de atender siempre las llamadas de los agentes a su cuidado surge la operación más importante de la novela. Capítulo a capítulo descubrimos con Nat que la vuelta a la actividad de un agente doble ruso, Serguei/Pitchfork, va a tener una trascendencia que nadie puede imaginar. Solo el olfato de un viejo zorro pede detectar que Moscú está preparando la captación de una buena "presa" británica. La operación Stardust, según la confirmación de otro viejo zorro como Arkady, será personalmente dirigida por un mito del espionaje soviético, ahora en la órbita de Putin, que se ocupará de un traidor desconocido, de alto nivel, británico y de clase media.
Y mientras, ¿cuál es el papel de Ed y Florence en todo esto? Ed se muestra cada vez más beligerante con la deriva que está adquiriendo la situación política mundial. Ver a Trump y a Putin en la tele, saludándose como si fuesen viejos amigos, le hacen recordar el encuentro entre Molotov y Ribbentrop en 1939, repartiéndose el mundo poco antes de la II Guerra Mundial.
Con la muerte de John le Carré el año pasado, se sucedieron en la prensa generalista y especializada numerosos artículos valorando su obra literaria y las versiones cinematográficas.
Las 11 mejores películas y series de espías basadas en la obra de John le Carré. Espinof
Las mejores obras de John le Carré. ABC Play