Un hijo: Cap. III
Bienvenidos/as a la segunda semana de la lectura compartida de Un hijo de Alejandro Palomas
Guille es un niño muy especial. Con tan solo nueve años ya tiene muy claro lo que quiere ser de mayor: él quiere, no, él va a ser Mary Poppins, esa mujer que con un poco de magia y una palabra especial consigue que las cosas vuelvan a estar bien.
Manuel ya sabe que su hijo es diferente a los demás. Su Guille juega solo con niñas, bueno, con una en concreto, Nazia, su vecina pakistaní. Además, está obsesionado con la película esa de la niñera londinense, y canta y baila todas sus canciones… a veces incluso disfrazado de ella.
María trabaja como orientadora de sustitución en un colegio de primaria. Desde el momento en que habló con su profesora, supo que Guille era un niño de lo más singular. Con él tendrá que tener tacto y paciencia si quiere descubrir qué se esconde tras la punta del iceberg que parece demostrar su comportamiento obsesivo con Mary Poppins.
Así pues, la vida de todos ellos se entrelazará para ir descubriendo cómo Guille hace frente a que su madre haya tenido que trasladarse a Dubái por el nuevo trabajo que aceptó cuando despidieron a su marido. Sin embargo, ¿cómo conseguirá seguir adelante sin su mayor apoyo?
La historia narrada por Alejandro Palomas no es en absoluto común. O predecible. O infantil. El tono, los personajes y hasta la propia trama resultan muy originales.
Por un lado, la narración es ágil y sencilla, con cada capítulo narrado en primera persona desde el punto de vista de uno de los protagonistas. Palomas juega muy bien con este recurso, de modo que cada personaje tiene una voz única e inconfundible. Cabe destacar la de Guille, que es la más sencilla y tiene alguna muletilla del lenguaje oral, lo que le confiere un cariz infantil sin resultar exagerado.
De la misma forma, también se ayuda de los cambios de narrador para dejar a medias las escenas en las que uno se acerca a descubrir la verdad que esconde Guille. Consigue así que elucubremos sobre cuáles son estos descubrimientos que se van haciendo mientras seguimos ansiosos la lectura.
En una estrevista que concedió Alejandro Palomas nos desvela algunas claves de la novela. Os lo reproduzco:
¿Cómo surgió la idea de escribir Un hijo? Un hijo es una novela que llevo escribiendo desde hace casi más de veinte años. De hecho, es la primera novela como tal en la que he trabajado. Escribí la primera versión a los veinticinco años. Vivía en Chile por aquel entonces y quizá por la distancia física o quizá porque Chile es mi segunda casa, tuve la necesidad de recuperar esa infancia que había quedado atrás y que de algún modo sentía mal colocada, mal instalada. Esa versión quedó descartada en cuanto la terminé y retomé el proyecto de la novela muchos años después, a los 35/36. De nuevo una versión que no funcionó. Diez años después, a la tercera, llego la definitiva. Yo llevo un niño dentro que sigue sin sentir que tiene su lugar exacto en el mundo, que algo no encaja del todo y que necesita de la magia, de la imaginación, para poder seguir. Guille es exactamente la recuperación de esa mirada: la salvación a través de la magia, la fe en lo que solo uno ve y las ganas de que la vida nos sorprenda para bien cuando a veces parece que todo apunta a lo contrario.
¿Cómo fue el proceso de escritura de la obra? No ha sido la novela más fácil, esa es la verdad. Ha habido mucho trabajo con las voces, era importante que desde un principio los personajes quedaran claramente definidos a partir de lo que dicen y de cómo lo dicen. Y trabajar con niños en la ficción adulta es como en el cine: complicado, aunque cuando lo consigues, doblemente satisfactorio. Fue, además, un proceso corto y muy intenso, como siempre ocurre con mis novelas. Para escribir Un hijo utilicé una silla y un pupitre que pedí prestados a una escuela local. Necesitaba trabajar, pensar y vivir con los ojos a la altura de la mirada de un niño de nueve años, y así fue cómo lo hice: convirtiéndome en Guille, siendo él. Físicamente fue una experiencia dura. Emocionalmente, incomparable.
¿Por qué optaste por contar la historia a través de varios narradores? Normalmente es la técnica que utilizo siempre. Esa es mi marca. No la he empleado con Una madre ni con Un perro, pero con todas las demás lo he hecho siempre así. Prefiero que sean los personajes quienes cuenten, que hablen directamente sin filtros al/la lector/a, intervenir lo menos posible para no coartar el dinamismo emocional de quienes realmente importan. ¿Cuál fue el reto mayor que representó esa decisión? El reto, en este caso, fue que la voz de Guille fuera en todo momento la voz de un niño de nueve años, que su proceso mental no saliera nunca de ese margen, que todo se mantuviera fiel a ese eje infantil tan orgánico.
¿Cuál de los personajes del libro es tu favorito? Guille, sin duda.
La novela fue publicada por La Galera, una editorial con larga trayectoria en el mundo de la literatura infantil y juvenil. ¿Desde el principio concebiste Un hijo como un libro para jóvenes? Nunca he concebido el libro para jóvenes. De hecho, lo escribí para adultos. Curiosamente, ha sido la propia novela la que «pidió» ese público, no yo. La verdad es que no sé escribir para jóvenes, no sé pensar en ellos cuando escribo, supongo que porque para mí los jóvenes son pequeños adultos a los que podemos dirigirnos sin ningún filtro adicional.
¿Qué reaccciones ha despertado el libro entre los jóvenes lectores? Bestial. Desde los de 9 años a los de 18, Guille despierta muchas cosas en todo momento. Hay algo en esta novela que yo no identifico y que les fascina. Esa fragilidad, esa fuerza de Guille a través de lo más pequeño. Es como si contactaran con una parte de sí mismos/as que no identifican fácilmente en otros ámbitos y que tampoco saben cómo compartir. Es… magia.
¿Qué encontrarán quienes se sumerjan en las páginas de Un hijo? El poder de lo pequeño, la sorpresa de adentrarse en una realidad en la que nada es lo que parece, pero todo es lo que se intuye. Encontrarán la ternura donde no suele estar, la madurez donde es difícil verla, la grandeza de lo minúsculo y la delicadeza de lo que a menudo damos por sentado. Es un mundo real en el que todo puede ser mejor porque todo tiene explicación y también voz.
Esta semana tenemos como tarea leer el tercer capítulo, en el que iremos viendo nuevas claves sobre el mundo de nuestro protagonista Guille
Capítulo III: UNA DECISION VALIENTE, EL COFRE DEL TESORO Y LAS CARTAS DE LOS JUEVES
Feliz semana de lecturas
Saludos
Alejandro