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3ª parte. Hasta el viaje de Amparo y Marcos a Stuttgart

Libro que estamos comentando: 
Un buen detective no se casa jamás
Ilse sigue con su relato. Marina decide estudiar Bellas Artes, no en la facultad más cercana a su casa (¿Altea?) sino que decide alejarse de su casa buscando quizás la distancia que haga olvidar la pasión que siente por Marcos Cambra. Es la primera huida de Marina, una huida dorada porque Amparo le paga todos los gastos, sin pedirle ninguna explicación.
 
Percibo en todo este relato de Ilse un cierto tono de envidia por la libertad que ha disfrutado  Marina para hacer su propia vida y la exagerada ayuda que ha recibido por parte de Amparo.
 
Si en verdad existe la envidia en Ilse, en Amparo se advierte un cierto relajo, como si el tonteo entre Marcos y Marina se hubiese acabado. ¿Quizás por eso le ofrece todas las facilidades para que se aleje del riurau y de su marido? 
 
Hasta ahora a Marina no se le conocía ninguna relación amorosa ni de pareja, solo era obsesión juvenil por el marido de su tía. ¿Es un amor prohibido y no correspondido? Por ahora no conocemos más detalles.
 
Perdido en el monólogo de Ilse se desliza una pequeña referencia en la vida de estudiante de Marina. Ella nombra a Arturo, un chico que ha conocido, dice sin más. No va a ser Arturo desgraciadamente el hombre que ocupe el corazón de la gemela ausente.
 
Mientras, Ilse se refugia dentro de su concha en la vida del pueblo y se va separando paulatinamente de su hermana, de la que ya solo conserva los pequeños contactos de las fiestas de Navidad.


Con su confesión parece que ella no ha tenido nunca ninguna ilusión que cumplir, ningún aliciente que le sacará de su vida cotidiana en una ciudad de la costa. Al revés, su vida se vuelve monótona y previsible. Se casa con 21 años con Jaume Ferrer, su novio de toda la vida, su tía les compra el piso magnífico frente al mar y además todos los electrodomésticos, pero ella continúa subiendo varias veces al riurau durante la semana, como si le costara desligarse.

 
Se acaba haciendo cargo de la intendencia de la casa; su tía Amparo gestiona el dinero y ella dirige el pequeño ejército de sirvientes. No escuchamos ni la más pequeña queja de Ilse por la vida que le ha tocado vivir.
Después de muchos intentos y cuando ya había asumido su fracaso maternal, se queda embarazada de gemelas, siguiendo el extraño destino familiar. Es posible que se trate de una maldición y que se repita en el tiempo el sino de las gemelas de la familia Orts-Frankel.
 
Ella confiesa que su vida diaria es un “hoy”,  un “hoy” después de otro “hoy”. Supongo que quiere expresar que vive solo el presente, sin hacer ningún plan para el futuro ni tener ninguna ilusión más que continuar con su vida familiar. Sin embargo todo eso se derrumba cuando descubre que su marido le es infiel desde hace mucho tiempo. La única consecuencia visible es que le plantea el divorcio y se vuelca en la vida de la casa.
 
Ilse también tiene ojos para analizar la figura de Marcos Cambra. Le califica como un animal indescifrable. “He recogido tantas impresiones sobre Marcos Cambra que ya no logro verlo entre los hilos alrededor del ovillo”. Es un personaje imperturbable. Solo muestre emociones y actitudes cariñosas con las niñas, con Fanny y Érica.
 
Ilse se pregunta si Marcos es un villano o el ser más maravilloso del mundo, un romántico que reprime sus pasiones. 
 
En la relación del matrimonio Amparo/Marcos también advierte que aumenta la tensión entre ambos. El ser imperturbable y la tía enérgica, mandona y veleidosa necesitan de un aliciente para congeniar, aunque los secretos de la pareja nadie los conoce. El verdadero puente de mando de la casa se encuentra en el cuarto de Amparo, del que todos están pendientes desde el principio de la novela, como si fuese un lugar misterioso donde todas la pasiones confluyen, donde se traman las decisiones que van a afectar a todos los de la casa.
 
La vida en el interior da un verdadero vuelco con la vuelta de Marina. Marcos va envejeciendo y parece que su relación con ella es más de un tío o de un padre. Eso relaja también su relación con su tía Amparo. Ambas se reconcilan y se hacen arrumacos y carantoñas. Ilse piensa que, desviviéndose así, logrará enfriar lo que siente por Cambra. ¿Lo de Marcos Cambra fue una historia de amor imposible o es un amor fatal que que no acaba nunca?
 
Casi de tapadillo, en la crónica de Ilse se cuela la mención de la llegada a la casa de Charly, la sirvienta que viene a hacerse cargo de las gemelas y que a tenido una presencia secundaria  en toda la novela, levantando cantidad de teorías sobre cuál será finalmente su papel.
 
Marina se vuelca en el cuidado de las niñas y las colma de atenciones. En alguna escena posterior mostrará ciertos desequilibrios emocionales y nerviosos de los que necesita medicación. Posiblemente ha vuelto al riurau para cuidarse o curarse en la tranquilidad familiar. Nos tememos que eso no va a ser tan fácil. Ilse dice que solo Cambra despierta más pasión en Fanny y Érica que Marina.
 
Ilse le relata a Zarco con una precisión detallada los hitos que recientemente han sacudido a la familia. Solo ella, que se mueve entre la casa y la población, es capaz de presenciar una de las escenas más perturbadoras de toda la novela y que cuenta a Zarco, hacíendole partícipe de un secreto familiar: cuando un día acude a la consulta del podólogo a recoger a Marina y a las niñas, que acuden habitualmente al final de la mañana a buscar a su abuelo, descubre a través del cristal de la consulta cómo Marcos Cambra chupa el dedo gordo del pie de Marina. Lo describe como una escena irreal, distorsionada por la rapidez del momento. "Si me pinchan, no sangro", confiesa imitando a su tía.
 
¿Por qué le está contando eso Ilse a Zarco? ¿Con qué intención? Tal vez por envidia de su hermana, que siempre eligió lo prohibido y lo que no puede conseguir. Ella, por el contrario, siempre buscó la tranquilidad y el confort, la paz doméstica. Sin embargo, como ella misma dice, "no eligió bien las inversiones de su fe"
 
Ilse hace estas confesiones mientras Olmo dormita y Zarco prefiere mantenerse en silencio. Por eso el monólogo se desliza sin ninguna interrupción por parte del detective. Sin embargo Zarco sospecha que el relato de Ilse sirve principalmente para que ella se justifique. "Cuando uno cuenta una historia, está contando lo que quiere y también loque no quiere".
 
No sabe muy bien por qué, pero tal vez haya tenido algo que ver la noticia de que Marina ha huido o desaparecido de la casa, sin dar ningún tipo de explicación a Zarco ni a nadie de su familia. Parece que todos están acostumbrados a esas espantadas de la gemela rebelde. ¿Se ha fugado, como piensa Zarco, o ha desaparecido?
 
La narración vuelve a retomar la voz de Arturo Zarco, y con ella vuelve también a aparecer el susurro de Paula en la cabeza de nuestro protagonista. Ella va adquiriendo más firmeza, más mala leche y más protagonismo en los pensamientos de Arturo. Como una deslenguada Campanilla de Peter Pan, le susurra que no se deje engañar. "Paula, dentro de mí, se está haciendo perversa. Se enrancia. La Pauli del mundo exterior se contiene más de lo que sería saludable." 
 
En medio de la habitación del riurau, Charly se presenta como una aparición enfurecida. Poco antes había sido despedida con cajas destempladas por Ilse, con el pretexto de que no se había ocupado eficientemente de Marina y que, por su culpa , ella se había fugado. Ya no la servía.
 
Charly trae consigo una misteriosa caja que ha recogido de la consulta del podólogo y con la que pretende vengarse del maltrato que ha tenido la familia para con ella. A nosotros, los lectores, y a Zarco, se nos escapa el sentido de esta escena. Posiblemente cobrará su correcto significado cuando la lectura avance. Hasta ahora solo sabemos que, cuando Charly vuelca la caja y su contenido cae al suelo, lo más significativo es un trozo de papel, una "pedigrafía", que simula el perfil de la huella de Amparo pero que, como una moderna Cenicienta, al superponer su pie sobre ella, parece que es demasiado poequeña para corresponder al pie del ama.
 
Debe tener esta acción un significado notable para los habitantes de la casa, porque todos se quedan impávidos y mudos. Solo Cambra toma la riendas de la situación y es capaz de apaciguar el enfado de Charly. Utilizando sus dotes de embaucador de féminas, logra que Ilse se disculpe ante Charly y que esta acepte volver a trabajar en la casa.
 
¿Qué ha pasado? Los lectores nos vemos hábilmente obligados por la autora a continuar sin descanso la lectura para poder comprender el significado verdadero de esa escena, que, por ahora, como decía antes, se nos escapa.
 
Después de esta tragicómica escena que Zarco debe contemplar anonadado, Marcos Cambra le pide que le acompañe al exterior de la casa para explicarle "algo en privado".
 
Y le empieza a contar el relato de la última visita que hicieron, Amparo y él, a Stuttgart para ver a Janni.
 
Algunas referencias en la prensa.
 
La escritora Marta Sanz reivindica el realismo con 'Un buen detective no se casa jamás'
 
Marta Sanz se rebela contra los cánones de la novela negra en «Un buen detective no se casa jamás»