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Tristán e Iseo: XVI-XXV

Libro que estamos comentando: 
Tristán e Iseo

Hola a todas y todos, llegamos a la última semana de lectura de esta obra maravillosa, pero antes de comentar las próximas páginas, una nota sobre el club en estas semanas.
En cuanto acabemos Tristán e Iseo (el domingo 27) voy a hacer una parada de lecturas hasta el lunes 19 de julio, tres semanas, porque voy a estar liado con el curso de verano de la UNED en Guadalajara, pero, sobre todo, porque me voy al Camino de Santiago a caminar y a contar hasta casi mediados de junio y no puedo llevarme ni libro ni ordenador para trabajar. Por lo tanto, la próxima lectura comenzará el 19 de julio, será un libro cortito que leeremos en dos semanas (hasta finales de julio) y ya nos despediremos, como otros años, hasta finales de septiembre. Espero que no sea mucha molestia para vosotras y vosotros. Y espero también que el 19 nos reencontremos por aquí para leer Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Dicho todo esto, al lío.
 
CAPÍTULOS XVI-XXV
Parece que el libro tuviera tres partes (ha sido estupendo leerlo en tres semanas), fijaos:

  • la primera parte sería la presentación de los personajes y su(s) historia(s) hasta llegar al nudo del bebedizo y desatar todo el conflicto.
  • la segunda es la de los tres años de pasión (con huída y todo) hasta que la cosa se enfría e Iseo regresa con el rey Marcos, su esposo.
  • esta tercera parte... ¿pero qué puede ocurrir ahora?

Veamos, si la historia de amor continúa entonces... ¿cuál es el papel exacto del bebedizo?, ¿ha sido el verdadero detonante o simplemente una excusa para justificar un amor verdadero y trágico?, si no continúa entonces... ¿qué narices va a pasar ahora?
Esta tercera parte continúa teniendo muchos motivos de tradición oral que podréis reconocer en seguida (las velas blancas y negras; el perrito mágico; las verdades del loco...), pero, sobre todo, tiene algunos elementos bien potentes que siguen manejando un lenguaje metafórico que nos va contando la historia de otra manera (un subtexto como un río subterráneo caudaloso y rico). Un ejemplo evidente es la sala de las estatuas (sabréis de qué os hablo en cuanto lleguéis allí), que es una manera de fijar el recuerdo, de alimentar la memoria, de mantener la llama muy viva.
Otro ejemplo fascinante es la duplicación de personajes con los mismos nombres: Tristán el Enano e Iseo la de las Blancas Manos. El primero es ¿un espejo del protagonista?, ¿acaso un anticipo de su destino? La segunda es... ¿la otra cara del amor?, ¿su reverso oscuro?, ¿el desamor, la ira, el dolor...?
Por otro lado también es fabuloso el tramo de la locura: ¿cómo estaría uno a estas alturas de su vida alimentado por una amor imposible? Otro juego narrativo que nos ayuda a multiplicar los planos de significación de la historia.
Es muy interesante que en esta tercera parte aparezca un personaje nuevo y muy importante: Kaherdín, quien parece sustituir a los otros compañeros de desventuras de Tristán. Esto también ayuda a separar y diferenciar los tres tramos del libro.
Y bueno, el final, ay, el final. Yo qué sé qué deciros del final.
Os leo en los comentarios.
 
Pasad buena semana de lectura.
Y recordad, volvemos el 19 de julio con Pedro Páramo.
Saludos cordiales
Pep Bruno