3ª parte. Hasta el capítulo 15
Libro que estamos comentando:
Tongolele no sabía bailarYa sabemos cuál es el motivo por el que el inspector Morales decide volver a su país después de haber sido extraditado a Honduras. Él vuelve para encontrarse con Fanny, a la que ha dejado muy enferma en su casa de Managua.
En el viaje desde la frontera, acogido en las casas de párrocos muy críticos con el Régimen Sandinista, se tropieza con manifestaciones populares sofocadas de forma violenta por la policía.
El papel y el protagonismo de la Iglesia nicaragüense se muestra de manera muy activa, protegiendo a los proscritos Morales y Rambo y mostrando una posición enfrentada con el gobierno en defensa de sus feligreses. Se reproducen bastante fielmente las posturas que, en el 2018, enfrentaban a las dos entidades más importantes del país.
La Iglesia Católica mantiene una gran influencia en la vida de la sociedad nicaragüense; frente a ella el gobierno sandinista acusó desde el principio de la Revolución a la Iglesia como colaboradora con los terratenientes, los poderosos y con el Somocismo.
Aunque el gobierno sandinista no es formalmente aconfesional, ha mantenido en años anteriores buenas relaciones con la Iglesia Católica, sobre todo a partir de 2007, con la vuelta al gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional y el entendimiento, a partir de 2007, con una figura clave en el catolicismo nicaragüense, el monseñor Obando. Miguel Obando, feroz enemigo del sandinismo, acabó reconvertido en aliado de Ortega. Podéis leer esta noticia en El País, que coincide en el tiempo con los hechos de la novela
Otras noticias pueden aportar detalles muy clarificadores sobre el estado actual de la relación:
La controvertida personalidad de la primera dama, Rosario Murillo, enfrenta aún más las posturas entre ambos bandos, con su peculiar mezcla de Revolución y religión.
En la novela, su figura aparece en la sombra mientras ejerce "de facto" funciones de gobierno y de toma de decisiones, apoyándose en augures y pitonisas (Zoraida, la madre de Tongolele, por ejemplo), a la vez que impone la proliferación de los "árboles de la vida" como símbolos totémicos y paganos del renacer de Nicaragua. Las cajas chinas, que parecen la forma de comunicación entre la cúpula del poder y sus subordinados, añaden un toque alucinado a la forma como se ejerce el poder en ese momento y en ese país.
El aparato del estado se moviliza para impedir las propuestas que empiezan a proliferar, especialmente entre los jóvenes y los estudiantes. Son estos grupos los que se muestran más críticos con la situación económica, de corrupción y de recorte de libertades que sufre el país. Doña Sofía, la ayudante de Morales, utiliza la repercusión de Twitter para difundir unas cartas que una "garganta profunda" envía al grupo que rodea al inspector.
¿Quién envía esa cartas? ¿Con qué motivo o justificación? Revelan trapos sucios relacionados con actividades poco lícitas y muy oscuras de Tongolele y su allegados: la muerte de Gato de Oro, el sobrino de monseñor Ortez; el atentado sobre el propio monseñor; la muerte de Lázaro Chicas, el cuñado de Tongolele y los negocios corruptos que este, junto con su novia Fabiola, han levantado usando los recursos del estado en su beneficio. Este es el gran secreto de esta parte, que solo se resolverá en las últimas páginas de la novela.
Posiblemente, estas denuncias provocan que Tongolele caiga en desgracia, y con él, su novia Fabiola y su madre. Tongolele parece superado por ese cambio de situación, no muestra capacidad de reacción, únicamente opta por adquirir protagonismo en las acciones que se le encomienda, como si tuviera que purgar con más apoyo al régimen los errores que ha cometido durante su periodo al cargo de la seguridad del régimen.
A Tongolele le destinan a ponerse a las órdenes de otro personaje esperpéntico. Leónidas tiene un extenso currículo de adhesión y oposición al sandinismo. Los dos forman una pareja de sicarios capaces de utilizar la brutalidad de la forma más fría imaginable. Organizan los grupos de paramilitares, les dotan de organización y armamento y los dirigen a acabar a tiro limpio con los integrantes que han erigido barricadas en los alrededores de Managua.
Las páginas se llenan de disparos, cadáveres en las calles, heridos que llegan a los hospitales a pesar de que los médicos y las enfermeras sufren la represión si los atienden, jóvenes que son secuestradas y violadas por grupos descontrolados y acciones que son realizadas por grupos que se sienten impunes gracias al apoyo tácito que reciben por parte del estado.
La espiral de violencia se alaga en el tiempo y llega hasta hoy, cuando miles de nicaragüenses tienen que abandonar su país por la dura represión y pocas esperanzas de mejorar su nivel de vida.
Pero un régimen tan brutal y con tan poco sometimiento a la lay, tiene obligatoriamente sus miserias y sus navajazos por la espalda. La astucia de doña Sofía la lleva a descubrir a la responsable de las filtraciones sobre Tongolele. Se trata de La Chaparra, Yésica Benavides, la que trabajaba en la falsa aduana con un exagerado celo profesional y adhesión al régimen.
La Chaparra no estaba sola. Actuaba de forma coordinada con otro colaborador estrecho de Tongolele, su propio chofer y hombre de confianza, Pedrón. Ambos son sometidos a interrogatorio por el coronel "gordito y feliz" y declaran algo que no nos acabamos de creer: que actuaron por su propia cuenta cuando difundieron las cartas que contenían tantas acusaciones sobre su antiguo jefe.