Nuestros Clubes de Lectura

Literatura de viajes

Club de lectura de poesía.

Literatura juvenil

Clásicos universales

Novelas de género (novela negra, ciencia ficción, etc.)

2ª parte. Hasta INVITACIÓN A LA EJECUCIÓN.

Libro que estamos comentando: 
Tienes que mirar
El shock de los primeros días que ha seguido al diagnóstico del embarazo de Anna Starobinets se va diluyendo fatalmente con el trasiego de ecografías en distintas clínicas y con diferentes especialistas.
 
El resultado no varía: displasia renal multiquística bilateral, y la esperanza de vida del Minitejón se esfuma: nacerá muerto o tendrá que pasar a depender de una máquina hasta que su pequeño cuerpo aguante.
 
Anna chocó con un sistema sanitario que, en su vertiente privada, expulsa a los bebés con malformaciones en el parto y, en la pública, destina estos casos a centros con muy mala fama en sus prácticas ginecológicas y obstétricas. Y lo peor es el desamparo de la madre, sufriendo en ella misma la falta de atención humana de lo que imaginamos que tuvo que ser la época soviética. En Rusia parece que la sanidad adoptó enseguida la estructura sanitaria privada de los países capitalista, pero en el momento en el que es necesario implicar la participación de las personas en la toma de decisiones y orientar al ciudadano en las actuaciones que en cada caso sean necesarias, falta un enfoque más  humano que ayude al paciente en los momentos más difíciles.
 
He consultado este artículo  Comunicando malas noticias en Medicina: recomendaciones para hacer de la necesidad virtud  por si queréis tener una visión más profesional de lo que se echa en falta en la experiencia de Anna.
 
Aun así,  Anna busca un tercer diagnóstico en la doctora Olga Malmberg, también una profesional muy prestigiosa y con la ecografía más cara. Al menos ella muestra más cercanía y su lenguaje es más afectivo que cualquiera que haya recibido hasta la fecha. También le ofrece una pequeña esperanza si conserva el suficiente líquido amniótico en el útero para que puedan formarse los pulmones.
 
Por primera vez Anna se plantea no interrumpir el embarazo. Ella desea con fuerzas que su hijo sin nombre nazca y poder abrazarlo, aunque lo haga con cualquier deficiencia  inesperada. El amor de madre está por encima de las dificultades del embarazo, del parto y de lo dependiente que tenga que ser de un riñón artificial.
 
Sin embargo, tras dos semanas de espera, las esperanzas se desvanecen y Anna empieza a pensar en la posibilidad de abortar. Tiene que ser en la clínica ginecológica local que le corresponda, el único lugar en Moscú en el que se puede interrumpir el embarazo cuando surgen malformaciones y han pasado más semanas de las recomendables, o pensar en hacerlo en el extranjero. Anna Starobinets seguro que ha viajado fuera de su país en bastantes ocasiones, por lo que podrá obtener el contacto que le facilite la tarea lejos de las oscuras perspectivas que se le plantean en Rusia.
 
Sobrecogen los testimonios de madres que en los foros opinan sobre los centros ginecológicos y sobre las prácticas que en ellos se realizan, así que se comprende que Anna prefiera realizar esa operación en una aséptica y cálida clínica en el extranjero, acompañada de su marido y rodeada de un ambiente menos opresivo y estricto que el ruso. 
 
----
La Charité es un hospital público universitario alemán que se cuenta entre los más grandes de Europa. Forma parte de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Berlín y la Universidad Humboldt de Berlín.
-----------
 
Si llega el caso, elige el Hospital Charité de Berlín, aunque el aborto allí no es barato, 5000 euros, ni fácil: la legislación alemana no facilita el aborto avanzado a una mujer que no tenga permiso de residencia en el país. Mientras tanto, y a la espera de conocer los resultados que determinen si hay suficiente líquido amniótico, acude a la clínica ginecológica local, porque el embarazo avanza y no puede perder más tiempo en decidirse.
 
En la clínica de Javóvniki, aunque la atención de la obstetra de turno está llena de buena fe ("Todavía eres joven, tendrás otro que vendrá sano") se repiten los modos de otras épocas: no dejan pasar  a los maridos y le obligan a cumplir el protocolo de pasar por una comisión médica, obtener la autorización para abortar e  ir al hospital autorizado. Toda una burocracia que nos recuerda la que padecemos también en España: volantes, citas, etc. 
 
La decisión aún está en el aire, ¿llevar el embarazo hasta el final o abortar? La familia y los amigos van recogiendo dinero por si la opción de acudir a Berlín finalmente cristaliza, algo que finalmente ocurre cuando recibe la noticia de que no hay líquido amniótico que aporte esperanzas de que el bebé sobreviva. Deprimida, Anna y su marido Sasha vuelan hacia Berlín
 
Los médicos alemanes son la parte visible de una sanidad que tiene muy en cuenta los factores psicológicos en el trato con los pacientes. No es solo que muestren conmiseración ante el dolor ajeno, sino que todos sus protocolos van destinados a ahorrar a sus pacientes todo el sufrimiento posible. 
 
Tras las primeras consultas, Anna se debate entre interrumpir el embarazo y seguir con él, sopesa los pros y los contras, consulta con su marido y finalmente toma una decisión: al fin y al cabo a Berlín han ido a cumplir con el objetivo de evaluar todas las opciones y elegir la que haga sufrir menos a Anna y a su bebé. La psicóloga le hacen enfrentarse con el hecho de que despedirse de su hijo le será de gran ayuda para su estabilidad mental en el futuro. "Es absolutamente necesario verlo... Para despedirse de él. Para que no haya sentimiento de culpa". Aunque al principio no quiera, Anna tiene que mirar.
Club de Lectura :: Anna Starobinets. Emitido en directo el 14 dic 202