Tercera parte: Cadena de luz
Queridas viajeras, queridos viajeros. ¿Qué tal seguís el sendero de Cheryl Strayed?
En estos tres capítulos que conforman la tercera parte, además de los azares y las anécdotas, las penalidades y el esfuerzo, los encuentros y las despedidas… quiero compartir por aquí algunas de mis notas.
- La mochila, el Monstruo. Cada vez más, se me asemeja una especie de metáfora de la vida, de todo el sufrimiento, alegría, malos y buenos momentos que atesoramos en nuestro vivir. Todos cargamos con una mochila, pequeña o grande, que a veces es invisible para los demás (otras, totalmente visible) y hay instantes en los que sentimos que no podemos más. Obligaciones, preocupaciones, decisiones, personas que están o que no están… La mochila de la vida de Cheryl Strayed, pese a su juventud, está muy llena. Quizás, ese desechar es una manera de ordenar e intentar continuar caminando, viviendo, con un poco menos de carga a su espalda.
- Las botas. Sus botas, la principal herramienta con la que cuenta para transitar por el SMP le quedan pequeñas. Le aprietan, le causan rozaduras, le lastiman los pies, las uñas, gravemente. Así roza la vida muchas veces. Vivimos sin estar preparados, sin saber cómo se prepara uno, y solo caemos en la cuenta de que no lo estamos cuando notamos las heridas que nosotros mismos nos hacemos, al no saber gestionar nuestras emociones, nuestras relaciones con los demás, con nuestro entorno.
- La nieve. En estos tres capítulos, la autora toma la determinación de dar rodeos, de retroceder, de redirigir su ruta, para sortear la nieve, un peligro real e inminente que la acecha. Pero también podemos interpretarlo de manera más simbólica: hay que ser muy valiente para saber cuándo hay que dar un rodeo, o abandonar una batalla (perdonad este símil tan bélico, quizás, desistir de una aventura).
- Luego, entremezclado con el viaje, Strayed relata a través de sus recuerdos sus relaciones con su madre, con su padre, con su padrastro. Tal vez ese impulso de sentir a alguien al lado, sea quien sea, sentir piel, carne, calor, le llegue por el instinto primario de buscar cobijo. De sentirse deseada, elegida, no abandonada.
- La violencia doméstica, con la descripción de esas escenas que recuerda en la que el padre agredía a su madre y a ella y a sus hermanos, es estremecedora. Y su sinceridad, ella, pese a todo, quería a su padre. Sabemos que los niños, aunque sean maltratados por sus padres, los quieren, ellos son sus referentes. Por eso es tan terrible que un padre y una madre, en general cualquier adulto que tenga a su cargo unos niños, abuse de la confianza sin límites que estos les tienen, de su amor inocente.
- Otro episodio que la autora narra con detalle es la del sacrificio de la yegua de su madre, Lady. La yegua que su madre adoraba, la que había acompañado a su familia desde el divorcio de sus padres, que había sido una presencia benéfica y esperanzadora para todos. Terrible la manera en la que se ven obligados a sacrificarla y cómo se desentiende el padrastro, Eddie, de la suerte de la yegua, es el símil perfecto sobre cómo se desentendió, de los hijos de la que había sido su mujer. Ya no eran problema suyo.
No es de extrañar, por tanto, que nuestra protagonista y autora esté tan perdida como su apellido elegido. Lo ha perdido todo, hasta a sí misma, y su camino en el SMP no es más (y nada menos) que un intento de reencontrarse.
Por lo demás, creo que la prosa es directa, sencilla y lo suficientemente descriptiva como para que a veces nos duelan las uñas de los pies, o sintamos algo de resentimiento por los encargados del camping que la expulsan por no pagar la noche… Que podamos entender, hasta cierto punto, esa sensación de extrañamiento ante la belleza de un mundo blanco, solitario. O que queramos saber más de los compañeros excursionistas con los que se encuentra Strayed en su viaje.
Os dejo algunos enlaces sobre paisajes, libros, etc., que se mencionan en estos capítulos:
Página sobre John Muir, con enlace a recursos, imágenes…
Emily Dickinson
Flannery O’Connor
James Michener
Lone Pine
Sobre El último refugio de Humphrey Bogart
Greyhound
Encuentros Arcoiris
Sendero de los Apalaches
(La foto de Cheryl Strayed la tomé de aquí. Está en la frontera de Oregon, en 1995).
Vuestro turno. ¿Me gustaría leeros! Salud y largo viaje, lectores.