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2 RIMAS GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

Libro que estamos comentando: 
Rimas

 
2 RIMAS GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
  
Estimados ATRAPAVERSOS, continuamos nuestra andadura becqueriana.
Esta segunda semana de lectura vamos a leer del poema XII al XXIX. Este  grupo de poemas trata sobre los sentimientos asociados al amor feliz y va de la página 98 a la 111.
 
Como os comentaba la semana pasada, esta ordenación por temas del libro la establecieron sus amigos, sus primeros editores. Si bien el orden temático es discutible, pues hay poemas que podrían estar incluidos en otros apartados, las demás ediciones que siguieron conservaron, hasta la fecha, este orden y numeración inicial.
Asimismo, otros aspectos controvertidos rodearon a esta primera edición voluntariosa y precipitada, como fueron las correcciones a los poemas que hicieron los editores por su cuenta. De ahí que en los comentarios de cada Rima estén las aclaraciones de palabras y versos corregidos. Correcciones a las que hay que sumar, además, las que se encontraron del propio autor en su Libro de los gorriones. Lo cierto es que hay una cantidad de cuestiones todavía abiertas sobre la obra de nuestro autor y en las que los investigadores no terminan de ponerse de acuerdo; y que creo que os van a resultar muy interesantes de leer en la Introducción.
 
La tradición estética de la que provenía Bécquer era el neoclasicismo, una corriente de la que se alejó en sus Rimas (por cierto, este término tan general de “rimas” lo acuñó el propio autor para sus poemas y suyo quedó para siempre), de ahí su originalidad. Sus composiciones son intimistas, en apariencia personales y directas, una característica novedosa para la época y que abrió en nuestro país el camino a una nueva poética.
 
Tengo que deciros que la decisión de leer a este autor me vino precisamente a partir de las referencias y reconocimiento que le rindieron numerosos poetas que nos resultan cercanos. De hecho, en ATRAPAVERSOS hemos leído obra de tres de ellos: Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Luis Cernuda. Este último incluso tituló uno de sus libros con un verso de Bécquer: Donde habite el olvido, cuyo poema vamos a leer completo en la Rima LXVI. También podemos incluir en este grupo de escritores inspirados por Bécquer a Antonio Machado y Blas de Otero, entre otros.
De todos ellos, el primero que lo puso en valor fue Juan Ramón Jiménez, padre de algún modo de todo el movimiento poético conocido como Generación del 27; un grupo, a grandes rasgos, caracterizado por su tendencia intimista y neopopular.
 
Dos cualidades que encontramos en Bécquer, pues no solamente instauró una manera de hacer poesía desde un “yo poético” cercano, nada altisonante (al contrario de los románticos más conocidos), sino que también consiguió gran sonoridad en sus composiciones —debido a su regularidad métrica y a su rima asonante— cercana a la canción.
 
A propósito de ello, en la edición de Cátedra de las Rimas —que también tengo a mano para consultar, y que estuvo a cargo del poeta Rafael Montesinos, un apasionado estudioso de Bécquer— se cuenta que el poeta en verdad escribió canciones, es decir, letras para ser cantadas. Esto dice en sus memorias su amigo Nombela sobre el tema:
“(el músico) adoraba a Gustavo y había logrado que escribiese unas cuantas canciones de las que mi amigo y compañero no hizo nunca mérito, pero se cantaron mucho en Andalucía por aquel tiempo y probablemente seguirán cantándose sin saberse quién fue su autor”.
El editor se pregunta si en los Cancioneros populares actuales seguirán vivas canciones escritas por Bécquer y que nunca las firmó. La idea tiene su belleza, ¿no os parece?
 
A continuación, y a modo de despedida, os transcribo la anotación que puso Bécquer al pie del título del cuaderno Libro de los gorriones, y que me ha resultado muy sugerente, como si el autor todavía estuviera ahí, llenando el mundo de poesía, hasta el infinito:
“Colección de proyectos, argumentos, ideas y planes de cosas diferentes que se concluirán o no según sople el viento. De Gustavo Adolfo Claudio D. Bécquer. 1868, Madrid 17Jno”.
 
¡Que vuestro viento os sea propicio!
Feliz semana, feliz lectura,
 
Estrella Ortiz