Relatos escalofriantes: La máquina de sonido, Un cuento africano y Galloping Foxley
Continuamos esta semana con tres nuevos e inquietantes relatos: La máquina de sonido, Un cuento africano y Galloping Foxley
Cada uno de los relatos escalofriantes de Roald Dahl es una sorpresa en sí mismo. Leídos en su conjunto, la sorpresa se multiplica exponencialmente, porque la variedad es tal que, predispuesto el lector a esperar algo similar por el cuento anterior, el que se inicia va por un camino tan diferente (y efectivo) que su efecto se multiplica.
Porque ésta es otra de las virtudes de Dahl. Sus relatos entran en una complicidad tal con los lectores que el autor sabe perfectamente que puede contar con ellos para culminar su obra. Es una rara virtud, que pocos escritores poseen y que Roald Dahl consiguió una y otra vez, en una maestría argumental y una mesura narrativa que hacen de estos relatos algo único.
Roald Dahl sabía muy bien que, observando con cuidado la realidad, la literatura está servida. De hecho, los narradores / observadores de sus relatos son fascinantes: fríos en apariencia, desapegados en su aspecto, pero perceptivos, intuitivos y capaces de observar los detalles precisos que hacen que una situación se torne en extraordinaria. Situados y rodeados de gente que, por diversos motivos, creen que lo que están viviendo es normal, saben reconocer los síntomas de la anormalidad y, entonces, observarla como lo haría un entomólogo con un insecto que aparenta ser vulgar pero en realidad es único.
La especialidad de Roald Dahl era el cuento de choque, el de final inesperado. Sin embargo, y antes de alcanzar su efecto, Dahl solía disponer los escenarios de sus relatos en ambientes anodinos, casi triviales, de los cuales surgía lo inesperado (y de ahí el título de la colección de relatos), pero un inesperado que muchas veces era grotesco.
El parentesco de sus relatos con los cuentos crueles del estilo de Villiers de L'Isle-Adam es patente, pero Roald Dahl siempre tuvo muy en cuenta la cercanía de estos ambientes con el lector, de modo que la credibilidad que crea garantizara que nunca abandonara la lectura en la escalada de hechos subsiguiete.
Para esta semana, tenemos tres relatos escalofriantes muy dispares:
La máquina de sonido (The Sound Machine) es un relato del género «científico chiflado». Un inventor desequilibrado crea una máquina para captar los sonidos inaudibles para el oído humano. Estos sonidos le llevarán al borde de la locura. La historia tiene un aroma al estilo de Ray Bradbury y retrata también los prejuicios sociales hacia las personas diferentes o extravagantes.
Un cuento africano (An African Story) Mr. Dahl utiliza el recurso literario de contar un cuento dentro de otro para colar un relato autobiográfico sobre su experiencia como aviador durante la 2ª Guerra Mundial, atribuyendo el protagonismo a un supuesto amigo suyo fallecido. En 1986 ampliaría estas historias en su libro Volando Solo. Ambientado en Kenia en el año 1939, cuenta la difícil convivencia de dos solitarios ancianos en algún perdido lugar del África colonial, y cómo afectan el aislamiento y la inmensidad de la Naturaleza a la mente humana. Muy original y ocurrente.
Galloping Foxley (ídem) es, en una mano, un aperitivo de su libro Boy, relatos de infancia, narrando su experiencia personal en un estricto y elitista internado británico, y en la otra mano, la habitual crítica del autor hacia la sociedad adulta en general y las Public Schools en particular. Podría decirse que el autor se rebela contra lo que en su etapa escolar intentaron inculcarle, y que el protagonista (que narra en primera persona) es el adulto que él se negó a ser.
Feliz Semana de lectura
Saludos
Alejandro