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Relatos KM: Las hijas del difunto coronel y La garden-party

Libro que estamos comentando: 
Relatos breves

Penúltima entrega de esta lectura de los "Relatos breves" de Katherine Mansfield. Aquí llegan las notas de los dos cuentos de esta semana.
 
LAS HIJAS DEL DIFUNTO CORONEL
Josephine y Constantia son las dos hijas del coronel Pinner, un hombre temible e intratable. Se han hecho viejas viviendo a la sombra de ese viejo. Impacta leer la relación (de dependencia, de sumisión, de temor) con su padre, igual que impacta comprobar que es un hombre de recio carácter no sólo con sus hijas, sino también con otras personas de la casa o de la familia (ay, la visita de Cyril).
También resulta impactante ver cómo el universo que ese hombre ha edificado a su medida se desmorona tras su muerte (la misma Kate tratando despectivamente a las señoritas, por ejemplo).
Pero quizás lo que más impacte es la incapacidad de las dos hijas para manejarse en el día a día (como esa absurda invitación a la enfermera). 
Aunque tal vez hay algo más que la autora nos está contando en este relato largo, quizás estas dos hermanas están despertando, quizás están empezando a descubrir el mundo más allá del mundo del señor Pinner, con todo lo malo y todo lo bueno que eso significa.
Otro tema bien interesante para conversar sería esa idea de "hombre con carácter", o de "persona con carácter", que es como se definiría al señor Pinner y cómo eso afecta al resto de personas que conviven con él. Y de aquí podríamos seguir reflexionando y derivando en otros temas como educar desde el respeto o educar desde el miedo, convivir con alguien violento, etc.
Un cuento para hablar mucho y de muchas cosas.
 
LA GARDEN-PARTY
Fiesta en el jardín es uno de los relatos más conocidos de Katherine Mansfield, de hecho da título a uno de sus libros de cuentos.
Si os fijáis en este cuento utiliza un recurso que ya ha manejado en otras ocasiones: el contraste brutal entre dos mundos paralelos, que apenas se tocan, y que, sin embargo, están en este mismo mundo (apenas una calle los separa en este caso). Sin ir más lejos la semana pasada leímos Apocalipsis, una idea similar.
Hay muchas cuestiones interesantes en el relato (y seguro que nos van a dar para charlar largo sobre ello). Para empezar, en mi opinión, esta idea fuerza que atraviesa varios relatos de esta autora, el contraste tremendo, y que tiene un anticipo con los simpáticos instaladores de la marquesina y las reflexiones que Laura tiene conversando con ellos y viéndoles trabajar: "¿Por qué no podía tener de amigos a unos obreros en vez de a esos chicos tontos con los que bailaba y que venían a cenar los domingos por la noche? Se llevaría mucho mejor con hombres como estos. (...) Laura le dio un buen mordisco al pan con mantequilla mientras miraba fijamente el dibujo en miniatura. Se sentía exactamente como una obrera." (pp. 274-5). Quizás este pasaje nos da la medida de la ingenuidad de Laura (quien representa la clase alta) y su ignorancia con respecto a la vida que lleva la gente del otro lado de la calle (como veremos más adelante). De hecho, lo que ocurre tras la fiesta (y que no puedo desvelar para no destriparos el cuento) es, sencillamente, brutal: el contraste entre el vestido de ella y el de los otros, el ánimo de ella y el de los otros, el lugar de donde ella viene y en el que están los otros, la situación de donde ella viene y en la que están los otros... y la reacción de Laura ante lo que ve y vive. 
Fijaos también que un cuento que se titula Fiesta en el jardín apenas dedica unas líneas (apenas media página de 20 en mi edición) a la fiesta en el jardín: habla mucho más de lo que ocurre antes y de lo que sucede después. Y habla sobre todo de algo de lo que no se habla mucho, de ese trágico accidente que está ahí presente, muy cerca. Y una vez más, el título es muy relevante (como sucedió en "Sin madera de hombre") y muy significativo para comprender el cuento y lo que la autora quiere contarnos. 
 
Disfrutad de estos dos textos, nos queda una semana más de Katherine Mansfield y luego llegarán las vacaciones.
Feliz semana de lectura
Pep Bruno