2º parte. Carla
Libro que estamos comentando:
Reina Roja
La muerte de Álvaro Trueba convoca a Jon y a Antonia, una pareja de conveniencia para los planes de la organización que Mentor representa. Ambos son colaboradores circunstanciales para intentar desentrañar el misterio de una puesta en escena que el asesino de Álvaro ha montado en la misma casa de los padres y que no parece tener sentido para nadie.
Cuando Antonia ya no encuentra aliciente para dedicar todo el potencial de su intelilgencia en volver a su trabajo en la policía, Jon aparece con una foto de una joven que, enseguida, Antonia reconoce. Es Carla Ortiz, que ha desaparecido recientemente. Por desgracia parece que su desaparición tiene aspectos muy parecidos a la de Álvaro Trueba: su padre ha recibido también una llamada de su secuestrador.
¿Guardan alguna relación los secuestros casi continuados de dos herederos de dos de las más grandes fortunas de nuestro país?
En una reciente entrevista el autor, Juan Gómez-Jurado, comenta: “Yo no soy responsable del éxito, solo soy responsable de hacer la historia lo mejor posible. De repente una obra conecta con el público de forma especial, y eso es imposible de prever”. Alguna responsabilidad debe tener, sin embargo, porque, desde su publicación en noviembre de 2017, se ha convertido en un auténtico fenómeno editorial en España y ha conseguido conectar con un público masivo.
Supongo que no es un desprestigio comentar que REINA ROJA está escrita esencialmente para entretener, para pasar un buen rato con una historia que te interese, dejándote guiar por la pluma del autor desde la primera página hasta el desenlace; y eso sin que tu interés decaiga ni un momento.
Creo que en eso, en la "precisión", radica el atractivo de la novela.
Aquí no pasa como en otras novelas en las que podemos responder más o menos extensamente a la principal pregunta que nos hacen, o nos hacemos nosotros mismos, cuando hemos terminado el libro, ¿de qué va esta novela?. Seguro que llevamos más de un cuarto de la novela y, si queremos resumir la trama, nuestra respuesta sería poco más que apuntar que va de un secuestro que tiene todo el aspecto de acabar mál para la víctima. Y, claro, también de las averiguaciones de la policía y sus colaboradores para rescatar al secuestrado.
Así, a simple vista y sin querer avanzar demasiado en la trama, parece todo muy visto, pero hay que reconocer que nadie vende más de un cuarto de millón de ejemplares reproduciendo clichés de género ya vistos en otras novelas.
En la misma entrevista que antes comentábamos, https://librotea.elpais.com/articulos/juan-gomez-jurado-no-podemos-perde... Gómez-Jurado precisa, “El thriller puede tender a lo simple o puede tender a lo preciso, y yo apuesto por lo segundo”, asegura. “Pueden parecer lo mismo, pero no lo son. Hay que hacer un esfuerzo para decir las cosas con belleza pero al mismo tiempo que el ritmo sea fluido”.
Creo que en eso, en la "precisión", radica el atractivo de la novela. Lo atractivo de los personajes principales, con sus personalidades dispares y sus taras; de los secundarios, retratados de forma muy realista, especialmente la mención reconocible a dos grandes corporaciones españolas y a cómo han forjado su imperio está bien traída; del humor que fluye en toda la novela cuando resalta situaciones poco convencionales; de las localizaciones geográficas, que siempre son reconocibles y precisas; de la personalidad malsana de los malos, que desde el principio dejan claro que no realizan los secuestro por dinaro, por lo que el lector debe sumar unos interrogantes más a la mera resolución del secuestro. Además la estructura formal de REINA ROJA ayuda. Capítulos muy cortos y directos, al grano, sin grandes recovecos temporales, saltando continuamente desde los distintos lugares donde se sucede la historia y siguiendo sin pausa, como si tuvieran una cámara de grabación, a Jon y a Antonia, por un lado, y a Carla en su cámara de secuestro, por otro.
Y, ya hablando de esta segunda parte, Antonia y Jon continúan la investigación de los dos crímenes que parecen cada vez más que están interconectados.
Visitan al padre de Carla Ortiz, un remedo poco disimulado de Amancio Ortega, el dueño gallego de Inditex. En su domicilio coinciden con los miembros de la Unidad de Secuestros y Extorsiones de la Policia Nacional (USE), una unidad que con nombre parecido existe en la realidad, con los que van a tener continuas desavenencias ya que esta es la responsable de realizar la investigación oficial del caso.
Jon y Antonia acuden como meros oyentes, pero se plantean la disyuntiva de compartir con la USE la afinidad ente la desaparición de Carla y la de Álvaro Trueba, algo que solo ellos conocen. Deben guardar un silencio obligado por las órdenes de Mentor.
De esta forma deciden investigar por su cuenta a partir de la ubicación del teléfono de Carla, porque todavía nadie sabe nada de lo sucedido a Carla Ortiz y al chofer, y a la yegua que transportaban desde Galicia a Madrid para participar en un concurso hípico.
Ahora es el momento en el que comprobamos la extraordinaria inteligencia y la capacidad deductiva de Antonia. Su mente puede procesar cantidades ingentes de información y tomar decisiones acertadas donde otros solo advierten incoherencias.
Por no desvelaros más detalles del argumento, en las siguientes páginas vais a ser testigos de una febril y casi suicida persecución en coche, de cómo un Audi A8 queda destrozado y para el desguace, de la separación de Jon y Antonia de la investigación del secuestro de Carla y de cómo retoman el caso de Álvaro Trueba.
Intercalados entre los párrafos que cuentan la actividad de Antonia y Jon, seguimos con el corazón encogido la peripecia de Carla en una especie de zulo metálico a la que la somete su secuestrador, un tal Ezequiel.