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Rayuela: 62-23-124-128-24-134-25-141-60-26-109-27-28-130

Libro que estamos comentando: 
Rayuela

Hola a todas y todos, voy con algo de retraso esta semana en la que andamos celebrando el Día de la Biblioteca porque tengo tanto lío viajando y contando que no encuentro el momento para leer y comentar con calma. Prometo revisar los comentarios de las pasadas entradas en el próximo hueco que tenga.
Vayamos al lío (hoy seré algo breve).
 
62. En el que Morelli reflexiona sobre las relaciones entre las personas en el que dice "Si escribiera ese libro las conductas standard serían inexplicables con el instrumental psicológico al uso". Vamos a ver unos cuantos ejemplos de esto en los próximos capítulos.
 
23. Este capítulo me ha interesado mucho, os animo a que lo leáis con detenimiento. Oliveira deambulando por las calles de París, para evitar acabar hecho una sopa por culpa de la lluvia acaba metido en un concierto de una compositora y pianista Berthe Trépat. El concierto (las obras y la reacción del público) es tremendo y, al final, tras la última nota sólo Oliveira resiste sentado en una de las sillas de la sala. La reacción de Oliveira resulta sorprendente (acompañando a la mujer hasta su casa) y el final algo frustrante (para el protagonista). No sé si este capítulo es una reflexión sobre el propio libro (Rayuela) como una obra nueva, una propuesta nueva (que puede ser magistral o puede ser ridícula, como pasa con las piezas interpretadas por madame Berthe). La figura de Berthe, por otro lado, es fabulosa: una persona que quiere (ser alguien en la música) y no llega (a ser más que una broma), en ella confluyen deseo y realidad (algo que se puede percibir de manera muy clara con su insistencia en el número de asistentes, su incapacidad de ver la realidad, o de aceptarla). Quizás todo el capítulo permite, además, una posible mirada sobre el papel del arte, del artista, en la sociedad (una mirada triste por otro lado). 
Me encantaría saber vuestra opinión.
 
124. Morelli reflexionando sobre sus personajes (la inopia casi simiesca de sus personajes, dice literalmente). Sobre lo que hacen y lo que no hacen.
 
128. Breve cita de Artaud. ¿Alguna sugerencia?
 
24. Le faltó tiempo a Gregorovius para ir a ver a la Maga ahora que Oliveira se había marchado. Prosigue con su conversación de torpe enamorado despechado (que trata de entender, que trata de acercarse) mientras la Maga atiende a su hijo enfermo y se sorprende (una vez más) de esta gente que tanto sabe y, al tiempo, sabe tan poco.
 
134. Fabuloso el texto para jardineros aficionados (¿no lo parece Gregorovius cada vez que trata de cultivar su amor con la Maga?).
 
25. Pero Gregorovius seguía, insistía, a pesar de que el propio narrador comienza este breve capítulo afirmando: "Hubiera sido preferible que Gregorovius se callara".
 
141. De nuevo reflexiones sobre el libro, la literatura, la búsqueda más allá de las palabras. Un par de citas: "¿por qué odiaba Morelli la literatura y por qué la odiaba desde la literatura misma?", una paradoja similar a romper la novela, crear la antinovela, escribiendo una novela. Menudo reto. Otra cita: "Lo que el libro contaba no servía de nada, no era nada, porque estaba mal contado, porque simplemente estaba contado, era literatura". Y de nuevo os invito a pensar en la pianista Berthe Trépat y la inutilidad de su afán.
 
60. Reconocimientos, artistas que inspiraron a Morelli en la creación de su obra. 
 
26. Rocamadour se ha dormido y Gregorovius sigue conversando con la Maga. El capítulo anticipa lo que está por ocurrir. Y esos pasos en las escaleras parecen el principio de todo, como si el autor quisiera que fijáramos la atención allí, cuando el centro de todo está en otro punto de ese escenario.
 
109. Tengo este capítulo muy subrayado. Insiste en una idea que ya desarrolla en el 141 (esa literatura que es un relleno) y que aquí articula maravillosamente con la idea de las fotografías / y el cine. 
Hay también una referencia muy directa al libro que tenemos entre manos: "Leyendo el libro, se tenía por momentos la impresión de que Morelli había esperado que la acumulación de fragmentos cristalizaran bruscamente en una realidad total. Sin tener que inventar los puentes, o coser los diferentes pedadoz del tapiz, que de golpe hubiera ciudad, hubiera tapiz, hubiera hombres y jujeres en la perspectiva absoluta de su devenir, y que Morelli, el autor, fuese el primer espectador maravillado de ese mundo que ingresaba en la coherencia". ¿Os suena?
 
27 y 28. De mi anterior lectura (hace 25 años) recuerdo estos dos capítulos, especialmente el 28. Son capítulos que continúan donde se había quedado en el 26 (¿recordáis los pasos que subían por las escaleras?) y en los que el mundo se va a romper en mil pedazos. No quiero anticiparos nada, leedlos y contadnos qué es lo que os ha impactado más. Fijaos en esos planos que transcurren paralelos: la tragedia por un lado que espara agazapada, la vida que transcurre en el cuarto (con café y caña) y la conversación sobre la vida y la tragedia. 
Estos son sin duda dos de los mejores fragmentos de la novela. Totalmente inolvidables. Hablemos de ellos en los comentarios.
 
130. Este breve texto final (al parecer tomado del periódico) te deja en shock después de haber leído el capítulo 28, es un anticlímax en el puro sentido clásico. En verdad una vuelta de tuerca brutal, absurda, hilarante, tristísima.
 
Feliz semana de lecturas
Pep Bruno