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Popol Vuh. Primera parte

Libro que estamos comentando: 
Popol Vuh: Las antiguas historias del Quiché

Hola a todas y todos, retomamos la actividad del Club de Lectura "Alonso Quijano” tras el parón veraniego, y lo hacemos con un libro muy interesante, el Popol Vuh. Las antiguas historias del Quiché. Pero antes de meternos en harina, como es habitual cada vez que empezamos libro, unas cuantas recomendaciones prácticas: 

  • En primer lugar hablemos del libro. Mi edición es la de FCE, una edición a cargo de Adrián Recinos, de bolsillo, que se puede comprar y que está disponible en bibliotecas. 
  • En segundo lugar una cuestión de ritmo. El libro es no es muy largo, unas 170 páginas en mi edición, pero no voy a hacer una lectura con un número similar de páginas, sino que haremos una lectura por parte: el libro tiene tres partes, la lectura durará tres semanas.
  • Los comentarios. Al igual que en los clubes de lectura presenciales estos clubes de lectura virtuales se nutren de vuestras aportaciones. Sentíos libres para comentar lo que os apetezca: lo que os haya sugerido el texto, algún detalle, alguna reflexión, algo al hilo de lo leído, dudas, cuestiones sobre el estilo o la estructura, curiosidades, lo que os ha provocado, otras lecturas que os recuerde... en fin, lo que queráis. Igualmente os animo a comentar los comentarios de otros participantes del club e ir ampliando los hilos y las conversaciones. Los comentarios no están moderados, pero sólo podemos hacerlos (y leerlos) los participantes del club de lectura.
  • Ah, una última cosa, os rogaría que incluyerais una imagen en vuestra cuenta (una foto de perfil), no hace falta que seáis vosotros, vosotras, pero es que si no todos los perfiles salen con la misma imagen por defecto y resulta bastante feo (y confuso).

Esta primera entrada con recomendaciones es algo más larga de lo habitual, espero que también os resulte interesante.
 
EL LIBRO
Antes de la llegada de los españoles los mayas habían desarrollado un sistema de escritura mediante glifos que les había permitidio desarrollar sus propias obras literarias, obras que son el único caso (al menos que sepamos) de literatura desarrollada sin ningún contacto con el resto de tradiciones escritas del mundo, pues los textos escritos, en mayor o menor medida, se iban trasvasando de una lengua a otra, de una cultura a otra, abarcando todos los lugares adonde había llegado la escritura (Asia, África y Europa) y poniendo a todos en contacto. 
Para que las historias y tradiciones de estos pueblos no se perdieran, los escribas mayas, que ya habían aprendido el castellano, decidieron recoger sus textos fundamentales en un libro escrito en caracteres latinos (aunque en lengua propia). A este libro le llamaron Popol Vuh, Libro del Consejo (o Libro de la Comunidad) y está organizado en tres bloques: uno dedicado a los mitos de la creación y del origen del hombre, otro dedicado a las aventuras de Hunahpú e Ixbalanqué y un tercer apartado relativo al origen de los pueblos indígenas de Guatemala y su historia.
En la introducción a la edición que manejo (y en otras ediciones que he consultado, o en la Wikipedia) hay una breve y entretenida historia con los avatares del manuscrito a lo largo de los siglos, no dejéis de echar un vistazo.
 
LECTURA DE ESTA SEMANA. PRIMERA PARTE
Como os decía en el bloque anterior la primera parte es la dedicada a los mitos de creación. Es, seguramente, la parte más conocida de este libro, y ocupa apenas 30 páginas (al menos en mi edición).
Os recordará a otros mitos de la creación (Biblia o mitología griega, por ejemplo) con los que hay similitudes y también diferencias, claro. Algunos ejemplos:

  • La creación corre a cargo de una dualidad divina: el Creador (Tzacol) y el Formador (Bitol), no es un único dios (como en la Biblia). Quienes, además, actúan de una manera similar pero distinta, porque como se dice en varias ocasiones en las primeras páginas: "se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento." (p. 23) o, más adelante: "meditaron y hablaron" (p. 25), es decir, la dualidad de la divinidad les obliga a reflexionar, pensar, consensuar y luego crear (nombrando, igual que Yahvé).
  • Los dioses que crean la vida en la tierra son distintos al Creador y al Formador, se trata de los Progenitores: Tepeu (el Soberano) y Gucumatz (la Serpiente Emplumada a la que más adelante en el manuscrito llamarán, directamente, Quetzacoatl, como los aztecas). Esta multitud de divinidades (porque hay más que los citados) se asemeja más a la mitología griega. 
  • Normalmente manejan la dualidad, aunque en algún momento también aparece el número tres (como los tres dioses que conforman el Corazón del Cielo).
  • Aparecen Ixbalanqué y Hunahpú (antes de empezar la segunda parte, toda dedicada a ellos) venciendo a dos de los hijos de Vucub-Caquix, Zipacná y Cabracán. A mí me ha recordado a Zeus venciendo a los Titanes para tratar de dejar un mundo más vivible. De hecho Zipacná crea montañas (como si fuera la fuerza de los volcanes) y Cabracán las derrumba (como si fuera la fuerza de los terremotos). De alguna manera Ixbalanqué y Hunahpú matan a estos soberbios para que los viejos dioses (más salvajes, más primitivos, más brutales) dejen paso a las nuevas divinidades y al nuevo orden.
  • Los Progenitores (ya citados: Tepeu y Gucumatz) crean al ser humano para ser adorados por alguien. Esta parte es la más famosa del Popol Vuh, hay cinco intentos hasta que logran hacer al ser humano: dos primeros cuyo resultante son los animales, un tercer intento con barro (pero se deshace, jajajaja), un cuarto intento con palos (fallido también y de donde, atención, vienen los monos a pesar de haber intentado extinguirlos con un diluvio, ¿os suena?), y un quinto y último intento que por fin logra crear al ser humano, ¿sabéis con qué?, con maíz, claro.

Bueno, dejo ya la nota de esta primera semana que está quedando muy larga, ¡casi más que la lectura propuesta! Os leo en los comentarios.
Pasad buena semana.
Saludos cordiales
Pep Bruno