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Emilia Serrano de Wilson y Elizabeth Taylor. Escocia y las Islas Feroe.

Queridas viajeras, queridos viajeros:
¿Cómo estáis? Espero que aún en las circunstancias de tristeza y zozobra por la guerra de Ucrania (creo que todos estamos conmovidos y desasosegados), hayáis encontrado este fin de semana un pequeño remanso de paz en vuestras aficiones y en compañía de vuestra gente querida. Y, que en medio de ese descanso merecido, hayáis hecho algo bonito y bueno por alguien (cercano o lejano). Estoy segura de que así ha sido.
Comenzamos el viaje de esta semana, con dos viajeras excepcionales. Estas dos mujeres (Emilia Serrano de Wilson y Elizabeth Taylor) me gustan muchísimo. He buscado algo que las uniera, dentro de las diferencias tan evidentes que las separan, y creo que lo he encontrado: el amor por la naturaleza (Emilia “había retenido la pasión y el respeto por la naturaleza-majestuosa, inconmensurable-“, Lizzie: “su máxima aspiración fue vivir de manera sencilla al aire libre, que para ella era el único modo de demostrar el amor que sentía por la naturaleza, abrazándola en su forma más elemental y áspera”. Desde luego que también las une el afán de conocimiento, pero eso como el gusto por viajar, las une a todas las mujeres del libro de Olga García Arrabal.
Si Emilia (perdonadme la familiaridad, pero de nuevo me ocurre. Las siento cercanas) fue una mujer de posibles, Lizzie fue una mujer que pasó estrecheces. Si Emilia se había educado en las tertulias parisinas, admirando y escuchando a los intelectuales con ideas más progresistas y bellas, Lizzie se formó en largas caminatas y en largas jornadas de pesca, caza y recolección de plantas con su padre. No es de extrañar que Lizzie quisiera estar en la naturaleza, al aire libre. Pienso que Emilia, quizás, fue un poco más intelectual, si bien demostró ser una aguerrida viajera, maravillosa periodista, escritora y poeta.
Las vidas de estas viajeras son interesantísimas. Si Emilia escribió el precedente de la guía de viajes relatando su viaje a Escocia (los precursores fueron Murray y Baedeker), Lizzie escribió artículos, relatos e impartió conferencias en torno a sus estancias en las islas Feroe.
Pero, ¡cuán distintos los destinos! Como las viajeras, ya lo he venido recalcando una y otra vez.
Emilia no fue feminista, pero se portó como si lo fuese. “cambió los artículos sobre corpiños y sombreros por los que reseñaban avances sociales o repudiaban la esclavitud.” Empezó siendo turista y se convirtió en viajera.
Lizzie creo que fue viajera desde el principio, las circunstancias (alejadas de las posibilidades de Emilia, primero como esposa del barón, luego como su viuda y más tarde, aunque se casó de nuevo, ya como profesional), fueron duras desde los inicios: (pasajera de una nave de suministros que se dirigía al delta del río Mackenzie, en el mar Ártico, por ejemplo). Y, cuando Lizzie llegaba a un destino, debía trabajar para seguir en él, se alojaba en casas de los lugareños, y realizaba tareas domésticas, impartía clases de inglés, etc.
¿Y qué decir de sus destinos? La Escocia literaria que resalta la autora de Odiseas femeninas me encanta. ¿Habéis leído a Ian Ranking? (Soy fan de sus novelas, protagonizadas por el inspector Rebus. Aunque también me ha gustado mucho evocar el tren de Harry Potter, o “visitar” el monumento a Walter Scott. Las islas Feroe son la naturaleza, los paisajes imposibles, el mar bravo, el clima gélido e inclemente, el viento azotando el rostro, la lluvia y la tempestad. Mirando las fotos, se me antoja un escenario de novela romántica en el que la heroína huye y se desmaya, abatida por la situación y el clima.
¿Y las fotografías de estos dos destinos (y de todos los del libro)? Son sumamente evocadoras, en mi opinión aportan muchísimo a la narración de las vidas de las viajeras y a los lugares a los que viajaron.
Me ha llamado muchísimo la atención el nombre de nuestra viajera Elizabeth Taylor, y es que conocía a la actriz (por supuesto, la mujer de ojos violeta por cortesía de las películas coloreadas. Aunque no fuesen violetas, su mirada y ella eran bellísimas), pero me faltaba conocer a la escritora (¿habéis leído algo de Elizabeth Taylor? Si es así, ¿nos recomendáis algún título?), y, claro, a nuestra viajera. Además y por supuesto, ese gusto por lo gélido (climas, países) y la teoría de su sobrino bisnieto parece muy fundamentada… De cualquier manera, vaya mala suerte, morir de neumonía un día gélido en Vermont (me imagino la cabaña en medio del bosque nevado).
Os enlazo lo que cuenta en Instagram Olga García Arrabal sobre esta viajera.
Llegados a este punto, os pregunto: ¿Emilia o Elizabeth? ¿Islas Feroe o Escocia?
Os dejo algunos enlaces:

Vuestro turno, lectores, lectoras. Salud y... largo viaje.