Miedo: desde pág. 221 hasta el final
Hay veces en la vida de algunas personas en que de pronto ocurre algo que lo cambia todo. El miedo. Miedo a vivir. Miedo a no soportar la vida. Miedo a tener que hacerlo. Miedo a no saber cómo. Miedo al miedo. Esta historia trata de una de esas personas. También trata de los celos. Los celos nos destruyen por dentro. A menudo, también por fuera. Los celos lo destruyen todo. Y siempre pagamos por ellos un precio demasiado alto. Como Eric, como Xenia, como Hugo. Porque aprender a vivir nunca es fácil
en Miedo seguimos en el camino con Éric ahora ya establecido en su vida: ir a leer con Hugo, esperar a que Xenia acabe los exámenes, seguir ayudando al detective Roig. Sin embargo, cuando parece que su vida ya va encarrilada, el pasado vuelve a aparecer y una vez deberá decidir si quiere solucionarlo o dejarlo pasar.
Igual que en Verdad, en esta novela el protagonista es Éric, sin embargo, hay un hecho que nos lleva a centrarnos en Hugo, el chico a quien lee y eso revolucionará al resto de los personajes. En esta ocasión mi personaje favorito es Merche: una vez de regreso en el "mundo de fuera" ha ido tomando una serie de decisiones que la han llevado a tener más opciones en su vida y a tener cierta tranquilidad, lo que le permite empezar a pensar en el futuro.
Es más atractiva la relación que tiene Éric con Hugo: tratad de verlo tal cual es, sin los prejuicios por su estado de salud y cómo llega un punto en el que ambos son de ayuda uno para el otro.
El malentendido con Xenia no está bien desarrollado: de por sí no aparece mucho en la trama, así la sacaron todavía más. Obviamente es innecesario: si querían a Xenia al margen del embrollo con los Medina, con que la mandaran de vacaciones a Madrid hubiera parecido suficiente.
Y precisamente con relación a los Medina: el grupo de delincuentes que ha estado en el barrio desde que Éric tiene memoria se está tambaleando y el detective no saber ver hacia dónde van hasta que casi es demasiado tarde. En ese sentido es mucho mejor la intervención de Merche y cómo se resolvió la situación.
Un buen cierre de la historia de Éric, con los personajes encaminados hacia un mejor rumbo y la esperanza en el futuro de cada uno de ellos.
El cierre de esta trilogía da un vuelco hacia un espacio inesperado. Así, Miedo se transforma en una historia sobre la amistad y el apoyo, valores que pueden rescatar a un suicida del abismo. En lugar de enfocar la novela en la relación romántica de Eric y Xenia, Care Santos crea a Hugo, un personaje vulnerable que, en su necesidad, hará crecer a los otros participantes de la obra.
Es a través de este chico que se desvelan los mejores planteamientos sobre el miedo: el temor a perder la vida, el terror de vivirla estando incompleto, el nerviosismo de no ser lo suficientemente bueno, el horror de tener que aprender todo desde el principio, y, además, de una manera muy nueva. En conjunto, la autora habla acerca de la falta de independencia, de las drogas y los entes que las distribuyen, del suicidio y de la fuerza que se necesita para quedarse.
En estos últimos pero intensos capítulos Eric tendrá que aprender a superar los celos, a hacer todo lo posible para salvar la vida de un gran amigo, y a ofrecerse como cebo del clan de los Medina para vengar la muerte de su primo.
Para terminar, solo os puedo decir que mantiene su prosa ágil, cuidad y actual, su argumento que te engancha desde la primera página, sus temas y preocupaciones reales. No decepciona en ningún momento ni en ningún aspecto. Asimismo, es una historia tipo traca, es decir, empieza más o menos “normal” y acaba con una enorme explosión… de acontecimientos.
Además, han aparecido nuevos personajes: Maite y Omar, los cuales pondrán en tesituras difíciles a nuestro protagonista. Otro personaje, Merche, cobrará mayor importancia en esta última parte. También reaparece el personaje de Marcelo que había quedado en un segundo plano.
Y aquí termina el tercer libro de la trilogía. Espero os haya gustado
Feliz semana de lectura. Nos vemos en diciembre con una nueva lectura compartida
Saludos
Alejandro