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Finalizamos la lectura: desde Y aquí comenzaron mis problemas hasta La segunda luna de miel

Libro que estamos comentando: 
Maus: relato de un superviviente

¡Hola! Comenzamos el último tramo de lectura de Maus. ¿Qué tal os ha ido? ¿Siguen los ánimos en pie para finalizar la historia de Vladek y Artie? Seguro que sí.

Finalizamos con los tres últimos capítulos de la segunda parte que abarca desde Aquí comenzaron mis problemas hasta el último capítulo, "La segunda luna de miel"

La parte central, la de los recuerdos sobre el holocausto en Polonia. Es el momento de los descubrimientos importantes (solidaridad, engaño, terror, sufrimiento, etc.); es la parte que justifica la historia de Maus. Pero, especialmente, el descubrimiento de cómo es la gente en situaciones de necesidad. 

El final del libro presenta el fin de la historia del padre en la Polonia ocupada, el proceso de liberación de los campos de concentración y el reencuentro. El desenlace se centra en la dificultad de la reconstrucción de la vida. Sobrevivir a una experiencia brutal es sólo sobrevivir parcialmente.

Antes de finalizar quiero dejar unas notas sobre el tratamiento de la Imagen que hace Art Spiegelman en Maus.

La disposición de las viñetas en la parte rememorada (época que el autor no conoció, aunque se encuentra emocionalmente identificado) usa todos los elementos que lo tebeo permite para reconstruir la atmósfera emocional de la época o el estado anímico de los personajes (viñetas sin recuadros, viñetas de formas extrañas, viñetas dentro de viñetas, etc.), conservando siempre el equilibrio entre el distanciamiento y la emoción (como deja ver la escena en la que un nazi golpea un niño contra la pared).

En contraste, los sucesos contemporáneos muestran una aparente pobreza visual, que esconde realmente emociones reprimidas en pequeñas viñetas clásicas y ordenadas, dentro de las que el autor lucha con paciente desesperación para comprender su padre.

Queda patente el contraste entre las pequeñas tragedias cotidianas, los malentendidos inevitables entre un padre y un hijo que viven realidades radicalmente diferentes, y la gran tragedia del pasado que aún pesa sobre la conciencia de todos los personajes.

Art Spiegelman sólo se permite expresar abiertamente sus emociones en el tebeo "Prisionero en el planeta infierno. Un caso clínico ", en el que relata los sucesos posteriores el suicidio de su madre, incluido en MAUS y leído y comentado por los personajes (en un juego que gustaría a Borges). En el fondo hay dos Art Spiegelman distintos: el dibujante profesional de cómics que conoce su oficio y el hijo que sufre, llora y duerme junto a su padre a tierra la noche del suicidio.

Este contraste entre las dos encarnaciones del artista se hace rápidamente patente en la segunda parte de la obra, en la que Art Spiegelman es, Además de hijo y cronista, el autor de un famoso tebeo titulado MAUS que relataba las vivencias de su padre. Era eso lo que quería? ¿Qué significa haber obtenido el éxito relatando una tragedia personal? En este punto, el genial recurso del autor lo hace dibujarse como un ser humano que lleva una máscara de ratón, simple detalle que manifiesta mucho más los sentimientos opuestos del autor que muchas páginas de explicaciones.

El mismo Spiegelman no quería que la gente imaginara Mickey Mouse cuando leyera la novela, por eso abandonó la idea original de los dibujos expresivos y la cambió por un estilo más sobrio.

Todos los recursos gráficos son rápidamente aceptados y, tras de la desconfianza inicial, ni el dibujo sobre (que resalta sólo lo imprescindible) pero efectivo (los rostros de los personajes muestran con unos pocos trazos una soberbia expresividad), ni los jefes de animales son obstáculos para sumergirse en la narración. Es más, muchos autores coinciden en afirmar que es difícil imaginar MAUS en otro formato que no sea éste, en otro medio que no sea el tebeo, que permite recursos como los aquí expuestos.

En la presentación del tebeo en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona (2002), Art Spiegelman dijo: "Al MAUS muestro los judíos como ratones porque así es como los veía el nazismo. A los ojos de Hitler no éramos humanos: éramos escoria ". "No, ningún judío no me ha mostrado su rechazo o enojo por verse metamorfoseado en ratón, quizás porque somos un pueblo acostumbrado al sufrimiento y al abuso. Se han enfadado más los polacos al verse como cerdos". 

Lanzo una pregunta general:  ¿El pasado puede explicar el presente?

Me gustaría conocer vuestra opinión y, a partir de hoy hasta el domingo 30, sería perfecto que fuéramos dando la opinión personal de la obra, qué os ha gustado, qué no os ha gustado, quienes son vuestros personajes favoritos; también me gustaría saber si la obra os ha enganchado, si os ha animado a leer más novelas gráficas Todo los que se os ocurra referente a esta  maravillosa novela gráfica que durante un mes hemos estado leyendo.

Feliz lectura

Saludos. Alejandro