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Matar a un ruiseñor, 12-17

Libro que estamos comentando: 
Matar a un ruiseñor

Hola a todas y todos, aquí van las notas de esta semana. Os propongo una semana con, aparentemente, algunas páginas menos de lectura (desde la 165 a la 247 en mi edición), por si andáis de vacaciones con la familia y os da menos tiempo a leer. Pero digo aparentemente porque intentaré que el sábado, es decir, en cuatro días, estén listas las notas de la siguiente semana; por si os pasa lo contrario, que tenéis mucho tiempo para leer, así podréis daros un festín de lectura en estos días. Y de este modo quien no disponga de tanto tiempo puede leer cómodamente en estas dos semanas el total. No sé si me he explicado bien, en cualquier caso aquí van las notas de lectura para estos días.
 
ESTA SEMANA
Tal como anticipaba josignacio la pasada semana, esta segunda parte que comenzamos ahora se centra en el juicio, pero ojo, esto no significa que todo transcurra en el momento mismo del juicio, no: se va acercando dando rodeos y va teniendo cada vez más presencia en la vida de los protagonistas (eso ha ocurrido ya antes en algunos momentos, pero a partir de ahora va a ganar peso en la historia), de hecho, hay momentos en los que esto se señala de manera indirecta o, más bien, se anticipa, como ocurre en la visita a la iglesia metodista episcopal First Purchase, que es un momentazo dentro del libro y que nos permite empatizar y ver mejor la historia desde otros ángulos. 
Por cierto, en esa visita hay un momento en el que la narradora pasa junto a un cementerio al que califica así: "Era un cementerio feliz" (p. 169), qué maravilla, cómo disloca esa lectura, como nos hace ver con otros ojos el camposanto.
Hay también una recolocación de los personajes, el equilibrio se altera (para volver a reequilibrarse, creo). Esto comienza con el cambio de Jem (no digo más), con la situación de Dill (tampoco digo más) y con la aparición de la tía Alexandra (ojito). No dejéis de fijaros en este asunto y en cómo, a pesar de los cambios, hay cosas (relaciones, respeto, amor) inalterables.
En el capítulo 15 las cosas empiezan a ponerse bien intensas y muy emocionantes. La situación compleja y la aparición de los niños, buf, es magistral cómo está contado y cómo transcurre. Es, como dice una amiga mía canaria, tremenda gozadera, y de la que espigo una frase que no querría olvidar: "Eso demuestra una cosa: que es posible detener a una panda de salvajes simplemente porque siguen siendo humanos." (p. 219).
En los capítulos 16 y 17 comienza el juicio. El lugar desde donde está viendo la narradora todo lo que se cuenta y lo que sucede es, una vez más, una dislocación con respecto a lo esperado. Una maravilla. No terminamos el juicio en estas páginas, la cosa continúa en los siguientes capítulos, pero de eso hablaremos en unos días.
Os leo en los comentarios.
 
Disfrutad de estos días de descanso.
Saludos
Pep Bruno