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Madame Bovary, parte III, caps. 7 al 11

Libro que estamos comentando: 
Madame Bovary

Hola a todos y todas, llegamos a la última semana de lectura de Madame Bovary, un libro que he disfrutado mucho al releerlo con vosotros, espero que para vosotros también haya sido una lectura feliz.
Estos últimos cinco capítulos nos llevan al desenlace final, y como no quiero destripar el final de la novela, voy a intentar ir con pies de plomo en estos comentarios previos.
El capítulo VII comienza con un pasaje que da muchas pistas de cómo van a ir transcurriendo estas últimas páginas del libro: "[El alguacil Hareng y dos testigos se presentaron en su casa para levantar acta del embargo] Examinaron sus vestidos, la ropa interior, el tocador; y su existencia fue apareciendo, hasta en sus rincones más íntimos, como un cadáver al que hacen la autopsia, expuesta, mostrada con todo detalle a las miradas de aquellos tres hombres.". Este es el momento en el que la realidad hace su entrada por la puerta delantera de la casa de Emma Bovary, el desajuste que vamos viendo que se produce a lo largo de la novela entre realidad y ficción, entre la vida que ocurre y la que sueña, ha encontrado el punto donde todo se rompe y uno de los dos mundos se hará añicos (con todo lo que ello va a significar). Y aun así Emma sigue buscando una imposible solución, cuando visita a Guillaume (aunque la cosa acaba mal: "soy digna de lástima, pero no me vendo.") o cuando vuelve a ver a Rodolphe (ay, lo siento, pero esto tenía que decirlo)... y a cada paso que da "la decepción del fracaso reforzaba la indignación de su pudor ultrajado, (...) nunca había tenido tanta estima por sí misma ni tanto desprecio por los demás". 
A pesar de encontrarse en esta situación de apuro Flaubert no duda en recordarnos que Emma "no recordaba la causa de su horrible estado, es decir, el problema del dinero. No sufría más que por su amor y sentía que su alma la abandonaba por este recuerdo, como los heridos que agonizan sienten que la vida se les va por la herida que sangra.". ¿No os parece algo extraordinario?, Emma acucidada por las deudas sin embargo se siente sólo morir por el desamor, o al menos es lo que ella siente, aunque quizás en su fuero interno ella sí es consciente de este embargo, de esta exposición pública, de esta catástrofe que la atenaza. ¿Qué pensáis vosotros?
Y de pronto la visita a la farmacia por la puerta de atrás con Justin en una escena casi fugaz y algo irreal en la que todo se precipita. Me gustaría saber también qué os ha parecido ese momento (del que no quiero dar más pistas ahora).
Y sí, es en ese momento cuando todo se precipita y llega un nuevo punto de inflexión en esta historia (lo siento, pero tengo que destripar algo de lo que va a suceder): la agonía y la muerte de Emma. Y en estas páginas tan intensas os invito a que os fijéis en dos personajes: Charles y Homais. Fijaos en qué hacen, cómo se comportan, a qué se dedican (lo de la comida en la farmacia con los doctores o la discusión del farmacéutico con el cura son dos momentos fascinantes), o en cómo está todo contando (por ejemplo cuando llega el doctor Larivière y Flaubert dice: "La aparición de un dios no hubiese causado más emoción.").
A partir de este momento, insisto, fijaos (también en los capítulos siguientes) en qué hacen Charles y Homais. Charles y el tema del dinero, Charles y las cartas descubiertas, Charles y su manera de vivir, de vestir, Charles al que "Emma corrompía desde el otro lado de la tumba", Charles y su encuentro con Rodolphe (o la noticia de Léon), Charles y su hija Berthe... Pero también Homais, que sigue bien a lo suyo rodeado de vástagos displicentes y hacendosos, Homais y el periódico, Homais y el ciego, Homais y la Cruz de la Legión... Se produce una ruptura tan brutal en la lectura siguiendo a uno y otro personaje que provoca un contraste fantástico y un final, desde mi punto de vista, muy poderoso.
Tengo muchas ganas de leer vuestros comentarios y también de saber qué os ha parecido vuestra experiencia en el club. Os recuerdo que ya podéis ir apuntandoos a la lectura de la Odisea que empezará la próxima semana.
Feliz semana de lecturas
Pep Bruno
 
 
Referencia de la imagen: “La muerte de madame Bovary”, de Albert-Auguste Fourie (1883)