Los Pazos de Ulloa: 5, 6, 7 y 8
Hola a todos y todas, aquí llegan las recomendaciones de lectura de esta semana.
Capítulo 5
Una vez terminada la tarea en el archivo Julián intenta poner orden en el resto de asuntos de la casa, pero ahí topa con una fuerza difícil de vencer: Primitivo (y ojo que este antagonismo va a ir lejos, como se verá en el capítulo 8). Visto que no hay forma de meter mano a las cuestiones y organización del día a día, Julián decide poner en vereda a Perucho: lavarle, enseñarle las cuatro reglas, etc. Tarea arduo complicada como se puede ver. Pero quien de verdad protagoniza este capítulo es Sabel.
Me gustaría saber qué pensáis: ¿por qué Sabel actúa así?, ¿lo hace motu proprio o es algo que le piden que haga?, ¿está buscando algo o es que ella actúa de esa manera de natural?, ¿quizás lo que ocurre es que don Julián es demasiado meapilas y la cosa no es para tanto?
Como veis no os quiero desvelar nada pero sí me gustaría saber qué pensáis sobre lo que ocurre en estas páginas con Sabel. Os leo en los comentarios.
Capítulo 6
Este capítulo también lo recordaba de mi primera lectura (hace ya un buen puñado de años), recordaba de hecho la anécdota de la comida de curas, cuando Julián repite garbanzos sin ser consciente de que quedan 25 platos más por servir. Pero vayamos por orden.
Este es el capítulo de la fiesta del patrón de Naya y Julián acude allí invitado por Eugenio, el cura del lugar, para celebrarla con él (y con otro buen puñado de sacerdotes). Además de la descripción de la fiesta (y sus bailes y algarabía) tenéis otro buen puñado de momentos memorables. Por ejemplo el de la comida de los curas (que ya cité de pasada) y la conversación de estos (sobre teología, política o mujeres, lo mismo da), o por ejemplo las líneas que dedica doña Emilia ¡a la cocina francesa! (Uno se imagina a la guisandera como una mujer grande, poderosa, arremangada, dirigiendo el universo de la cocina; en verdad da hambre leer algunos pasajes).
En este capítulo Julián no soporta cierto comentario y de nuevo nos encontramos con Sabel (que parece que nos acompaña muy de cerca desde el capítulo pasado) y gracias a la conversación última entre Eugenio y Julián sabemos algo más, muy significativo, que hace referencia a Sabel y a su hijo Perucho. Pero yo no os lo voy a desvelar.
¿Qué os parece la comilona de los curas?, ¿creéis que hay una cierta voluntad de crítica a la iglesia en estas páginas?
Capítulo 7
La vuelta a los Pazos de Ulloa es algo más accidentada de lo que don Julián prevé. Resulta que nada más llegar nos encontramos con una escena brutal (¡de nuevo en la cocina!) en la que el marqués está golpeando a Sabel (y de paso a Perucho). Quizás sea un ataque de celos, quizás sea que este hombre es un bestia sin más, quizás sea que Sabel paga la impotencia de don Pedro ante las manipulaciones de Primitivo... quizás sea todo junto. ¿Qué pensáis?
Ahora bien, don Julián tiene pensado marcharse de los Pazos ahora que sabe (algo que no os voy a contar y que averiguó en el capítulo pasado) y, de pronto, se le ocurre que podría ser bueno para el marqués irse con él un tiempo fuera de los Pazos, a la ciudad, y tratar de normalizar allí su vida (de organizarla, civilizarla, renovarla de energía y nuevos objetivos...). Fuera de la cocina habla con don Pedro (el señorito, el marqués) y le sugiere que ponga arreglo a la casa y que se vaya con él a la ciudad. Y resulta que en medio de la conversación el marqués se da cuenta de que hay alguien espiándoles...
Capítulo 8
Este es un capítulo muy interesante. Don Julián se dispone a marcharse y, de pronto, aparece don Pedro (todo arreglado) para decirle que le parece buena idea lo que le sugirió la noche de antes y que se van juntos. Pero fijaos en la marcha: el marqués acaba cogiendo ¡la escopeta! No es para cazar durante el camino, no, ¡es para defenderse!, pero ¿defenderse de quién?, ¿es que van a ir por camino de bandidos y asaltadores?
Lo siento pero no puedo deciros más, es en verdad un capítulo muy chulo en el que pasa algo, ay, impresionante. Algo que quizás se pueda ir anticipando con la muerte del burro (¡un burro matado a cuchilladas!) y la imposibilidad de utilizar el caballo (porque no está herrado).
En fin, que no quiero contaros nada y que espero con mucho interés vuestros comentarios.
Feliz semana de lecturas
Pep Bruno