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Los Pazos de Ulloa: 26, 27, 28, 29 y 30

Libro que estamos comentando: 
Los Pazos de Ulloa

Última semana disfrutando de este libro absolutamente maravilloso que cuenta con un desenlace inesperado. Son muchas las piezas en juego y muchos los intereses y tensiones que se viven en este punto en los Pazos, veamos cómo se desenreda todo en estos últimos cinco capítulos.
 
Capítulo XXVI
Llegan las elecciones y con ellas los resultados. Resultados que afectan a nuestros protagonistas (quizás más de lo que pueda parecer en un principio), pero no creo que sea eso lo que más nos llama la atención en este capítulo, sino el ver cómo se las gastaban los contrincantes en los comicios (pucherazos, palizas, compras de votos...). En verdad un capítulo bien entretenido. No dejéis de fijaros en las argucias y tejemanejes de unos y otros, y, ya que estamos, en el papel de los curas en todo esto. Hay de hecho una manifestación que acaba como el rosario de la aurora, nunca mejor dicho. Me encantará leer qué opináis de todo lo "visto" en este capítulo (que cierra, por cierto, la trama política que tanto peso había tomado en el libro).
 
Capítulo XXVII-XXVIII
Pues sí, el resultado de las elecciones es el detonante, es lo que finalmente hace que Nucha se ponga en marcha y, para ello, se apoye en su único aliado, don Julián. La conversación en la capilla es de la de ir tragando saliva, y al tal don Julián habría que haberle dado hace rato unos cuantos palos para que espabilara, que es que no se entera de nada el hombre. Este tramo es de lectura rápida, uno no quiere parar para ver cómo se desarrolla el plan y en qué va a parar todo. Pensad además que nosotros sabemos cosas que ellos no saben (como lo que se cuenta de ellos, que Primitivo se encargó bien de hacer correr y afirmar) y, por lo tanto, sabemos que ese tiro les puede bien salir por la culata.
Pero dejemos que sueñen mientras vuelan las páginas y nos metemos en el siguiente capítulo, el XXVIII, donde de pronto, en un giro magistral doña Pardo Bazán cambia el foco y fija su mirada en Perucho y de la mano del niño vamos a ver cómo suceden todos los acontecimientos sin que la narradora tenga que detenerse en detalles: Perucho ve lo que pasa con Primitivo, Perucho ve lo que ocurre en la iglesa, Perucho toma una decisión totalmente verosímil y brutal (que no voy a contar, jeje) y que incrementa la incertidumbre en esas páginas. Porque en ese capítulo todo se anuda (o se desanuda, según sea el símil que busquemos) y el desenlace ocurre, inesperado, salvaje, a saltos de niño montaraz.
Decidme si este capítulo no os ha parecido sencillamente magistral, un regalo completo. Un final fabuloso en la resolución y también en cómo decide contarlo la narradora.
Espero vuestros comentarios, sí.
 
Capítulos XXIX y XXX
En estos capítulos salimos de los Pazos con don Julián, tomando distancia, agotando el tiempo, dejando que el personaje por fin madure y crezca. Para, una vez pasado el tiempo (y la vida), podamos volver a los Pazos.
La vuelta en el capítulo XXX es también muy impactante: el cementerio como metáfora de la vanidad de los días (y no solo). Y, sobre todo, la aparición de dos niños mientras don Julián está allí. 
Es que no quiero contaros nada, quiero que leáis y comentéis.
 
Espero que hayáis disfrutado de esta lectura fabulosa.
La próxima semana comenzamos con Cien años de soledad, ojalá os apetezca leerlo con nosotros.
Feliz semana de lecturas
Pep Bruno