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4ª parte. Hasta el final.

Libro que estamos comentando: 
Los nombres prestados
Ana aparece en la memoria de Marta asociada a una sensación de amor y de dolor fraternal. Ana, su hermana mayor, es la pieza clave que da sentido a la conexión en el pasado de las vidas de Tomás Laguna y Marta Ferrer cuando se llamaban José Manuel Sarabia Gómez y María Eugenia Abarca Miranda.
 
Marta y Ana eran casi gemelas y esa fue la condena de la mayor. Separadas en lo ideológico y en lo vital, ambas eligieron su destino, que les dirigió hacia sendas nada convencionales. Un guiño de la fortuna las volvió a unir cuando Ana suplanta la personalidad de su hermana sin saber que esta estaba en busca y captura por sus vínculos con la FRADA.
 
Ninguna información pudo ofrecer una modesta profesora de latín ante los interrogatorios de la Brigada Político y Social franquista que, hasta la llegada de la democracia, se ocupó de la represión de los movimientos de oposición al franquismo.
 
Marta se sintió responsable de que, por su culpa, su hermana hubiese tenido que morir y paulatinamente inició un proceso interior de revisión y alejamiento de la lucha revolucionaria con la que llevaba conviviendo desde su juventud. Esperó pacientemente durante mucho tiempo, hasta que encontró su oportunidad en el asalto de Valladolid, en el que se desligó a la vez de Diego Cruz, el camarada al que había amado durante años. Con el dinero del robo pudo llevar a cabo su plan: recoger a su sobrino huérfano Ángel/Abel y ocultarse en un pueblo alejado y remoto, donde la gente llega en ferry, y poder hacer una vida nueva con un nombre "prestado" y alejada de los fantasmas de su pasado. 
 
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Nidocuervo es el topónimo de un pequeño caserío de Galdar, un municipio ubicado en el extremo norte de la isla de Gran Canaria. Puede que haya servido de fuente de inspiración al autor.
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Tomás conoció a Ana Abarca cuando fue detenida por error e interrogada por quien había formado los temidos Hijos de Satanás, dentro de la estructura de la Brigada Político Social. Que a algún policía se "le fuese la mano" en aquellos años no era, desgraciadamente, nada infrecuente, así que la versión oficial de la policía es que Ana había muerto al caer fortuitamente de una ventana. Ya supimos en la parte anterior que Tomás eligió a Marta  como la persona  destinataria de su proceso de redención. La libró, sin que se diera cuenta, del Paisa, el camarada Fede, y ahora es consciente que va a tener que hacer lo mismo con los otros terroristas que vivían en el piso franco del que dio el chivatazo a la policía.
 
Paco Bermejo y Diego Cruz no estaban de excursión en la isla. Estaban expectantes, esperando recibir noticias que no acababan de llegar. Nunca lo iban a hacer, porque Fede está enterrado en el bosque y Pilar ha huido del piso que compartían. Deciden cumplir con la misión que les ha llevado a Nidocuervo y encontrarse con su antigua camarada Marcela.
 
El encuentro a tres bandas entre los dos terroristas de la FRADA, Marta y Tomás Laguna provoca un combate que a cualquier amante del género le recuerda a la lucha final de las películas del oeste.
 
Alexis Ravelo aplica a la escena la acción necesaria para que los lectores nos imaginemos la violencia, el odio y la venganza que acaban con el Abuelo y Atanasio muertos por una inesperada coalición entre Marta y Tomás
En la escena final de la pelea se produce el encuentro que los lectores nos estábamos preguntando cómo iba a ocurrir. Tomás, fatalmente herido, reconoce su identidad  verdadera y confiesa los motivos que le han llevado a buscar la cercanía de la Marta y Abel. Tomás/Sanabria era quizás la persona más odiada por Marta Ferrer, la única que podría hacerle revivir la violencia de los años pasados, sin embargo, ha podido más el recuerdo de Abel jugando con Roco.
La novela acaba con una tierna y afectuosa escena en la que el perro también cuenta su historia y desde su perspectiva canina también elige con quien le gusta estar. Al fin y al cabo, como dice el autor, esta novela va de un niño que encuentra a un perro.