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4ª parte. Hasta la reaparición de Mireille

Libro que estamos comentando: 
Las diabólicas

 

En algún momento se nos llega a pasar por la cabeza a los lectores de Las Diabólicas que la deriva de los acontecimientos iniciada con el “crimen” de Mireille Ravinel no tenga algo que ver con la justicia divina o con la venganza de la mujer “desaparecida”, que no descansa hasta que no se haya hecho justicia con su (supuesto) asesinato.

Nos desconcierta que las cartas que recibe Ravinel de su mujer no muestren ningún signo de violencia o de resquemor. Son notas plácidas y cordiales, como si no hubiese pasado nada grave en el matrimonio Ravinel.

Las pruebas de la presencia de Mireille se hacen cada vez más evidentes. Los lectores, que sabemos lo mismo que Fernand, podemos compartir sus escalofríos cuando percibe, como una sombra, su presencia en la cancela de su casa o cuando recibe una nota escrita en la hoja con membrete de un hotel cercano.

¿Estará allí alojada Mireille? ¿Se alojan los fantasmas en los hoteles o los colonizan con su presencia intangible? Boileau-Narcejac resuelven con maestría esta escena, manteniendo las dudas sobre las presencia real de Mireille en el establecimiento. Solo el olor de su perfume en la habitación convence a su marido de que su existencia, como ente o como espíritu, es real. Es una confirmación más de que, como cuando Mireille hizo una visita a su hermano o su cadáver desapareció del lavadero de la parte trasera de su casa, su presencia y su cercanía es real.

¿Qué hay de verdad o de mentira en lo que se nos cuenta? ¿Cuánto de realidad o de ilusión? ¿Cuáles son los límites de la percepción para alguien que está haciendo un progresivo descenso a la locura?

 La parte final de la novela, con ese detallismo realista habitual del dúo Boileau-Narcejac, ahonda en el deterioro  psicológico del   protagonista, una persona que, como él mismo reconoce, tiene poca capacidad de decisión y alto grado de dependencia.
 Me cuesta estar de acuerdo con algunas opiniones que afirman haber previsto con antelación el desenlace de la novela.
 ¿Y a vosotras y vosotros? ¿Habíais imaginado que Fernand Ravinel hubiese sido víctima de un plan “diabólico” ideado por su   amante Lucienne en connivencia con su mujer? Fernand nunca advirtió que en ese triángulo amoroso él era el eslabón más   débil y prescindible.

 Reconozco que yo nunca imaginé el final, aunque sí que pensé que no todo lo que se nos contaba tenía que ser real. Alguien   mentía y Lucienne era, de una u otra forma, la principal beneficiaria de la desaparición de cualquiera de los integrantes del   matrimonio Ravinel.

 Los autores solucionan con una pulmonía de Mireille una de las principales objeciones que se le puede poner a la trama, que   tiene más de original y atrevida que de racional, lo que hace que se acerque a los límites de la credibilidad que debe tener una   novela negra, pero es muy difícil intentar revivir a los muertos y no suponer que estos puedan ser mejores personas que los vivos.

 Un saludo.