Final de "La turista"
Queridas viajeras, queridos viajeros:
Llegamos al final de nuestro viaje lector de noviembre. Tal vez alguno de vosotros intuía, desde hace capítulos, que la propia programadora de viajes, Yona, iba a ser parte fundamental en uno. Su último proyecto.
Lo cierto es que tiene algo de “justicia poética” que lo que finalmente ocurre en El domingo de Mui no tiene nada que ver con la ficción del escritor y pergeñada por los que le pagan. También, su muerte, y la destrucción del complejo turístico. Sin embargo, como en cualquier otro desastre, otras personas inocentes terminaron muriendo, los que habían elegido hacerlo (si por elegir entendemos que no tienen nada y necesitan el dinero para su familia, esto es, que se vieron obligados a morir) y los que no. También la propia Yona.
“Abrazado en su seno la isla de desperdicios, el gigantesco tsumani cruzó las dunas del desierto y se abalanzó sobre la población. Fue a las tres de la mañana cuando la masa de basura extranjera que erraba por los mares sin fronteras llegó a Mui. Su volumen se había multiplicado al absorber los desechos que flotaban en el océano Pacífico. No tardó ni tres minutos en sumir la isla en el caos más absoluto. Por una increíble casualidad, ocurrió el primer domingo de agosto. Algunos pensaron que se había adelantado el suceso previsto y cumplieron fielmente con sus papeles. Otros se dieron cuenta de que no tenía nada que ver con los planes, pero saberlo no los ayudó a sobrevivir”.
Sin embargo, tal vez Yona logra una suerte de redención:
“El único lugar que hay para esconderse es ese bosque, el bosque de manglares... El lugar que había pensado Yona para salvar a los Cocodrilos era el único lugar donde Luck podía ocultarse ahora que ella ya no estaba”.
Y el amor, claro, aunque sea un amor desbaratado por la pérdida y la tristeza, que reserva su historia, no la comparte, no la vende, como se vende todo en y a través de Jungle...
“Echó a andar hacia el mar, que estaba ahora un palmo más cerca de la costa que antes. Caminó hacia las aguas mientras pensaba que la arena que acababan de peinar las olas se parecía a la piel de Yona; y que de ningún modo iba a entregarle a toda a esa gente ni el cuerpo ni la historia de Yona”.
¿Conversamos?