tercera parte: hasta la aparición de la muñeca y la caja en forma de corazón
Libro que estamos comentando:
La sustancia del mal
Salinger se quita la máscara definitivamente. Ya no esconde su intención de investigar los asesinatos del Bletterbach, aunque en su entrevista con Manfred Kargol, el hermano rico y emprendedor de Günther, todavía intente convencerlo de que en realidad quiere escribir una historia de Siebenhoch, algo así como una biografía del pueblo, sobre sus orígenes, su actualidad, su futuro, como si fuese un animal vivo. Ya admite también que acude como escritor y no como guionista. Parece que para él el documental sobre el Socorro Alpino ya está olvidado.
La conversación de Salinger y Manfred añade elementos nuevos sobre un aspecto que está presente en el libro; ambos hablan de la necesaria unión entre turismo y tradición. Manfred, el constructor del Centro de Visitantes, descubre que el éxito en los negocios no sirve de nada si no se apoya en la esencia de la tierra en la que se asienta.
De esta manera Salinger y su familia acuden a la fiesta del Krampus, una celebración que representa a una criatura del folclore de países alpinos. Según la leyenda, esta criatura (demoníaca en apariencia) castiga a los niños malos durante la temporada de Navidad, en contraste con San Nicolás, quien premia a los niños buenos con regalos. Se dice que Krampus captura a los niños particularmente traviesos en su bolsa y se los lleva con él a las profundidades del infierno para devorarlos completamente.
Manfred es un personaje realista y pragmático, que tuvo una gran visión de futuro con la que supo adelantar la gran proyección turística de la zona, y que durante esta parte de la novela se convierte en el principal sospechoso de los asesinatos. Hasta ese momento es la persona que tenía el móvil más evidente de los crímenes: Evi había elaborado un informe negativo que calificaba la construcción del Centro de Visitantes, la principal fuente de ingresos de Manfred, como un riesgo para el ecosistema del Bletterbach.
En informe pericial, redactado veintiún días antes del crimen, se convierte ahora en el centro de la trama en estos capítulos. Depende a quien beneficie o a quien perjudique así hará recaer las sospechas sobre Manfred, o exculparlo. Sin embargo la información que contiene ese informe pericial se describe muy someramente en la novela, y además se vuelve muy confuso el lugar donde se encuentra, o debería haberse encontrado, y la personas que han tenido acceso a él. Al parecer se hace referencia al informe en los expedientes administrativos, pero su existencia produce mucha extrañeza en los protagonistas. Tanto es así que una interpretación errónea de Salinger provoca el suicidio de Brigitte, la que fue novia de Günther, y la vuelta al nerviosismo y la depresión en Max.
Entre medias de las investigaciones se produce un grave accidente de Clara cuando juega con su nuevo trineo rojo en una zona que ya le habían advertido que era peligrosa.
Todo el proceso de hospitalización, la tensión que crea al matrimonio de Salinger y Annelise, la recuperación y la vuelta a casa de la madre y la niña, además de ser superfluo en el desarrollo del argumento y en la evolución de los personajes, carece de interés narrativo y no añade nada al tema central de la investigación de los crímenes. Por otra parte, aunque la reacción de los padres es fácilmente comprensible, se reproducen muchos diálogos ñoños y empalagosos; sobre todo cansa el juego que tienen desde el principio de la novela el padre y la hija, el juego de contar las letras de las palabras. Si intenta introducir complicidad ente ambos, lo que consigue es causar hartazgo con su reiteracción.
Sin embargo en una de esas conversaciones post-convalecencia entre Salinger y Clara surge unos elementos nuevos, una muñeca vieja y una caja en forma de corazón en poder de Werner, que van a dar un giro y un nuevo impulso a la investigación,