La Regenta: XVI y XVII
Hola a todas y todos, aquí llegan las recomendaciones de lectura de estos días. Volvemos a dos capítulos para que no se nos quede nadie rezagado (está siendo una lectura bien entretenida con vuestros comentarios, muchas gracias). Vamos al lío.
Capítulo XVI
Llega el invierno y la lluvia y la Regenta se niega a seguir viviendo atenazada por la tristeza pero sin pecar: "Era absurdo que la vida pasase como una muerte, que el amor era un derecho de la juventud, que Vetusta era un lodazal de vulgaridades, que su marido era una especie de tutor muy respetable, a quien ella sólo debía la honra del cuerpo, no el fondo de su espíritu que era una especie de subsuelo" que él no sospechaba siquiera que existiese". Así pues Ana Ozores toma una decisión, es más, podría decirse que tiene un plan: "Amaré, lo amaré todo, lloraré de amor, soñaré como quiera y con quien quiera; no pecará mi cuerpo, pero el alma la tendré anegada en el placer de sentir esas cosas prohibidas por quien no es capaz de comprenderlas". (p. II, 105)
¿Creéis que esto es posible? Y en caso afirmativo: ¿creéis que tiene sentido?
En este capítulo ocurre además un momento bien interesante, que es cuando la Regenta va al teatro para ver "Don Juan Tenorio". Obviamente es muy significativa la obra escogida (por la trama que resuena en el libro que estamos leyendo, pero también es importante por la fecha en la que se representa, como se verá en el siguiente capítulo). Don Juan, maestro de Álvaro Mesía en el arte del cortejo, pero también don Juan que es capaz de enamorar incluso a una monja (otro paralelismo bien interesante con la Regenta y su vena mística). Pero es que además aquí nos encontramos con una de las esencias del arte: el arte como espejo en el que vernos y, de esta manera, en el que entendernos, en el que saber qué somos y qué anhelamos. Y por último, ¿quizás aquí vemos esta obra como un aviso, como un anticipo de lo que va a llegar, de lo que va a suceder?
Mirad este par de párrafos para ejemplificar esto que os comento: " Doña Ana sí: clavados los ojos en la hija del Comendador, olvidada de todo lo que estaba fuera de la escena, bebió con ansiedad toda la poesía de aquella celda casta en que se estaba filtrando el amor por las paredes. ¡Pero esto es divino!, dijo volviéndose hacia su marido, mientras pasaba la lengua por los labios secos." Y más adelante: " ¡Ay! sí, el amor era aquello, un filtro, una atmósfera de fuego, una locura mística; huir de él era imposible; imposible gozar mayor ventura que saborearle con todos sus venenos." (p. II, 120). O este más adelante: "Para Ana el cuarto acto no ofrecía punto de compracación con los acontecimientos de su propia vida... ella aún no había llegado al cuarto acto." (p. II, 124)
Y mientras todos estos hallazgos y deslumbramientos suceden, sentado a su lado, Álvaro Mesía, piensa que Ana Ozores está así de agitada por su presencia. En fin. Incluso en estos momentos tan emocionantes y de gran hondura Clarín no puede dejar de echar unas risas.
Capítulo XVII
Y tras el intenso y fogoso momento vivido por la Regenta, don Fermín de Pas no puede dejar de presentarse en su casa al día siguiente para reprenderla. No perdáis detalle de este breve capítulo en el que se dicen muchas cosas y, además, suceden algunas otras. Mirad, por ejemplo, esto que nos cuenta el narrador: "Anita, que estaba en la oscuridad, sintió fuego en las mejillas y por la primera vez, desde que le trataba, vio en el Magistral un hombre, un hombre hermoso, fuerte; que tenía fama entre ciertas gentes mal pensadas, de enamorado y atrevido. En el silencio que siguió a las palabras del Provisor se oyó la respiración agitada de su amiga." (p. II, 144).
Atentos al papel cada vez más importante que va jugando Petra en la trama (y que resulta patente en las últimas líneas del capítulo).
Dicho todo esto: ¿qué opináis?, ¿es la Regenta un trofeo?, ¿esto es un juego de poder entre dos hombres en el que una mujer acaba enredada (¿a su pesar?, o ¿con su bendición?)?, ¿o se trata simplemente de un triángulo de deseo en el que cada uno juega sus cartas?
Feliz semana de lectura.
Saludos
Pep Bruno