2ª parte. Hasta el inicio de la Tercera parte
Libro que estamos comentando:
La Nena
"Todo nos lleva a Cuenca" es el lema con el que Orduño resume los resultados de todas las pistas que han estado investigando sobre la desaparición de Chesca. El medicamento encontrado en el apartamento con el que sospechan que sedaron a su compañera fue administrado por una farmacia de la capital. El veterinario que lo prescribió ejerce en un matadero de un polígono industrial cercano. La tarjeta con la que se reservó el apartamento de la calle Amaniel pertenece a una mujer ecuatoriana que desde hace unos años vive en el barrio de Tiradores de esta ciudad.
Orduño y Reyes se van a encargar de seguir esta línea de investigación, realizando viajes tan frecuentes a Cuenca que sorprende la facilidad con la que se abrevian en la novela las casi dos horas que dura el trayecto desde Madrid.
Incluso Reyes se pregunta cómo algunas gestiones no se hacen por teléfono, sin necesidad de desplazarse a la zona. Orduño le responde con un argumento de policía de la vieja escuela: "La gente tiene que notar que habla con la policía, eso todavía impone respeto".
La otra línea de investigación, la que siguen casi en común Elena y Zárate, se convierte en una verdadera subtrama. Habíamos comentado que en LA NENA el argumento no se anda por las ramas ni se desvía de la senda principal establecida desde el inicio, pero la vida de Francisca Olmo, Chesca, es tan opaca para sus compañeros y ofrece tantos secretos que Elena y Zárate están convencidos de que descubrirlos les puede proporcionar la pista definitiva para encontrarla.
La semana pasada ya supimos el motivo por el que Chesca hace poco había viajado en secreto al Parador de La Granja (en la foto de la izquierda).
El descubrimiento de que tenía una hija dejó perplejos a todos sus compañeros, que desconocían su existencia. ¿Por qué, después de veinte años, había decidido tener contacto con la joven masajista Rebeca Villar?
Esa misma pregunta, y los detalles sobre la existencia de esa niña que Chesca debió de tener con menos de quince años, es el hilo de la madeja del que Elena y Zárate están dispuestos a tirar en el pueblo de origen de su compañera, Turégano (Segovia). Allí vive su hermana Juana, quince años mayor que Chesca, que es la imagen triste y solitaria de una familia marcada por la religión y por una educación muy tradicional.
¿Qué pasó para que Chesca fuese madre tan joven?, ¿quién es el padre?, ¿por qué entregaron a la niña en adopción?, ¿cuál fue la reacción de Chesca? Son muchas preguntas que a Juana, después de muchos rodeos, le cuesta mucho responder. Cuenta cómo su hermana fue violada con catorce años por tres hombres durante las fiestas de su pueblo, cómo entró en un estado de conmoción y cómo su padre se mostró intransigente cuando decidió entregar a la niña en adopción. Los detalles y las consecuencias de estos hechos van a ser determinantes para que los policías puedan poco a poco desentrañar los misterios de las zonas más ocultas de la vida de su compañera.
Plaza Mayor de Turégano (Segovia)
Mientras, Chesca continúa atada y desnuda en ese sótano, rodeada de un constante olor a cerdo. Dolorida y hambrienta pierde las pocas fuerzas que todavía le quedan mientras se ve sometida a todo tipo de humillaciones. Su mente, separada del sufrimiento de su cuerpo violentado y en un estado de conmocción constante, intenta encontrar un resquicio para poder escapar de su cautiverio. Comprende que solo con la ayuda de La Nena podrá lograrlo.
Entre tanto, pasa las horas recibiendo las visitas de Julio y de sus tíos, Serafín y Casimiro. ¿Para eso ha sido secuestrada? ¿para ser la victima de agresiones y violaciones en esa casa de los horrores? Debe de haber alguna otra razón cuando toda la familia fue a Madrid a atraparla en ese escena tan turbadora del apartamento de la calle Amaniel. El secuestro exigió demasiada planificación para que fuese una mujer más, atrapada por una familia de criminales. La respuesta, que conoceremos en las próximas semanas, parece estar en la visita de Antón, el padre de la familia, al que Chesca reconoce y ante el que no puede evitar un sentimiento de pánico.
De Antón ya sabíamos por el prólogo de la novela que fue casado por imposición de sus padres con Valentina, la joven boliviana que llego embarazada al domicilio familiar.
La segunda parte vuelve a iniciarse con un capítulo en cursiva que tiene a Valentina como protagonista y que ocurre unos años antes que la acción principal. Ella es testigo de cómo Antón da rienda suelta a su frustración por la muerte de su madre, descuartizando un cerdo y cubriéndose de un baño de sangre. Cuando su padre le reprocha su actitud y le acusa de tarado, Antón arremete contra él y le ataca con la misma cuchilla con la que ha matado al cerdo. En ese momento su marido deja de estar dominado por su padre y se convierte en un monstruo sediento de sangre.
En esta escena un detalle se me escapa. Cuando sentía que se iba a morir, Ramona, la madre, le cuenta a Valentina el motivo por el que su marido fue a buscarla al club de alterne para que se casase con su hijo. ¿Qué le dijo la madre sobre Antón? No sé si los lectores ya tenemos esa información (y yo no me enterado) o se desvelará ese enigma en capítulos posteriores. ¿Por qué Valentina acaba viviendo con esa familia y sus cerdos?
Respecto a los diferentes niveles de conocimiento de los hechos que tenemos los lectores y los personajes, en este caso los policías, nosotros tenemos ventaja. Sabemos, o más bien intuimos, dónde y con quién está Chesca, vamos conociendo, según sus compañeros lo van descubriendo, los secretos que rodearon su juventud y lo que estaba tramando en los últimos meses. Era una mujer con una personalidad muy complicada. Sabemos que lo que provocó que iniciase la búsqueda de su hija fue la muerte del hijo de Elena.¿Tal vez esa búsqueda, después de tantos años, de su hija y la propuesta a Zárate para que iniciasen un período de convivencia se debieron a un intento de dar un giro a su vida? ¿No creéis que Chesca buscaba alejar los fantasmas que habían convertido su vida en un vacío impenetrable, incluso para las personas que tenía más cerca? Chesca buscaba conocer a su hija y consolidar su relación con Zárate, pero, por otro lado, había iniciado un proceso para satisfacer su deseo de venganza hacia los que la violaron hace veinte años y que había mantenido oculto entre los pliegues de su memoria durante ese tiempo.
Para ella su situación en el sótano es cada vez más peligrosa. Sabe que está en manos de unos locos mientras que intenta desesperadamente enviar unos mensajes que puedan ser interpretados por sus compañeros, que sabe de sobra que están haciendo los posible por rescatarla.
La investigación de Orduño y Chesca avanza de una forma desesperadamente lenta en Cuenca y los alrededores. Parece mentira que nadie pueda ofrecer más datos de un hombre gordo y medio retrasado que va al veterinario y a la farmacia a comprar medicamentos de cerdo.
La personalidad de Carmen Mola está rodeada de misterio. Una de las pocas entrevistas Que ha concedido es esta que apareció en EL COMERCIO
También podeís consultar la web de la autora.