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Segunda parte. La tierra de los mil refugios

Libro que estamos comentando: 
La bruma verde

Queridas viajeras, queridos viajeros, esta semana nos adentramos en “la tierra de los mil refugios”. Este concepto se ha quedado revoloteando en mi interior durante días, recordad cuando el doctor Ajani, pareja de Beatriz Arrionda, se lo dice a Lola. Casi se lo confiesa:

“la mayoría estamos aquí porque tenemos algo que olvidar, algo que nos falta por hacer o algo que recuperar…”.

Lola piensa que a ella le falta mucho por hacer y que quiere recuperar a su amiga. Pero recordemos a Colin, el cooperante. Él llegó a África para olvidar un rechazo amoroso, una ruptura. El propio Keita volvió a África porque sentía que tenía mucho que hacer, y Beatriz Arrionda, lo mismo… Una tierra para refugiarse, pese a la dureza del vivir.

Otro pensamiento que vuela a mi alrededor es este, y también viene de la mano de Keita, el doctor Ajani:

“En esta tierra no puedes juzgar lo que ves. Necesitan que actuemos en su ayuda y eso hacemos”.

A vosotros, ¿qué conceptos, pensamientos, imágenes… se os han quedado prendidos?

Al margen de ellos (o no tan al margen) esta segunda parte es emocionante. Colin y su amigo, el colega veterinario Luis Cereceda, logran rescatar a Bineka que se encontraba, ahora mucho más que antes, en una situación desesperada al toparse con un nuevo clan de chimpancés más agresivo y sin el apoyo ni la ayuda de su madre adoptiva… Trepidante, así es su rescate. Pese a que Lola no le hace gracia que Colin se dedique a salvar a Bineka y abandone la búsqueda de Beatriz (es totalmente lógico ese sentimiento de contrariedad), cuando conoce a nuestra joven de ojos selváticos se queda prendada de ella. De su juventud, de su belleza, de su inteligencia. ¿No es maravilloso cómo defiende a su clan de chimpancés?

Se revuelve cuando Lola los denomina “bestias”, y detalla cuánto y cómo se ayudan unos a otros, lo sociales, generosos e inteligentes que son. Me quedé impactada cuando Luis comenta que, posiblemente, esos chimpancés habían tenido contacto con humanos y los habían “reintroducido”, porque tal vez (no sé, es algo que pienso) su comportamiento se había “pervertido” con nuestro contacto… no lo sé. Bineka, por ahora, está a salvo… porque cuida de ella el hombre de los ojos de cielo. Y que la salva una vez más de un secuestro. Está claro que ella se siente atraída por Colin, Lola también lo percibe… Otro punto que tal vez debamos tener en cuenta es el choque entre la cultura de Bineka y Lola… aunque creo que Lola, al fin, entiende que no puede enfadarse ni juzgar lo que argumenta Bineka desde su educación y forma de vida.

 

 

Por último, emocionante a más no poder es el vuelo que realiza nuestra Bineka con Colin y Fuhara (cuánto quiere a su hija adoptiva. Y ella a Bineka), y los sentimientos que la embargan. ¿Adónde se la llevará Colin?

La otra trama importante, lo que ha hecho que Lola esté en la República Democrática del Congo, que haya dimitido de su puesto importante en la compañía, que la ha zarandeado por dentro y por fuera (se está planteando cómo puede ayudar y, pienso, se está enamorando de Colin…) ha sido la búsqueda de su amiga del alma Beatriz Arrionda. Valentín, el autoritario y rígido padre de Lola ha contratado a un grupo de hombres para que la encuentren y, aunque “los malos” les tienden un par de emboscadas (de las que ninguno de los bandos sale indemne) encuentran a Beatriz, muerta, en una especie de cueva cerca de la mina de coltán. Este descubrimiento precipita la salida de Lola de África, obligándola a una separación de Colin que le duele, y más cuando él no reacciona como ella espera a su ofrecimiento para que viaje hasta Galicia y asista al funeral. Para que la acompañe, para que la apoye.

El doctor Ajani se hunde… y decide recordar a Beatriz viva y feliz…

Por otro lado, el raptor de Bineka, aquel al que ella disparó y dio por muerto, está vivito y coleando y las empresas para las que trabaja, “sus hombres” son los responsables directos de la muerte de Beatriz. La cooperante se estaba acercando demasiado a sus actividades criminales. Además, acaba de saber que Bineka está viva y, aparte de vengarse de ella, es un testigo que hay que eliminar… No olvidemos los asesinatos, la destrucción total de su aldea.

“Si la selva había demostrado que era una de sus elegidas, acogiéndola entre sus criaturas y protegiéndola de la muerte, ahora le tocaba a ella hacer lo mismo: salvarla de quienes la estaban destruyendo, de quienes la quemaban y se apropiaban de sus árboles, mataban a su gente y comerciaban con los seres vivos que vivían bajo su manto protector. Porque tanto ella como ellos habían recibido esa tierra en herencia desde el inicio de los tiempos, desde siempre. Era suya”.

Os dejo por aquí algunos enlaces:

Vuestro turno. ¿Nos leemos?

(Foto del volcán Nyiragongo: De MONUSCO/Neil Wetmore, CC BY-SA 2.0, )