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4ª parte. L de Ley. Hasta el final

Libro que estamos comentando: 
L de ley (o fuera de ella)

Huyendo de la ratonera del hotel El Castillo Vacío en llamas, donde Gilbert estaba decidido a acabar con el grupo formado por Kinsey, Ray y Laura si no recuperaba los ocho mil dólares y el resto del botín que había guardado Johnny, el trío se dirige al lugar que fue el inicio de todo. Louisville es la ciudad más poblada de Kentucky y está justamente en la dirección contraria que Kinsey debería tomar para volver a Santa Teresa, donde la esperan sus amigos para celebrar la boda que llevaban tanto tiempo preparando.

Desde Dallas (Texas) pretende tomar una avión que la devuelva a casa, pero el grupo no tiene tiempo que perder si quiere llegar a Louisville antes que Gilbert. Así que a Kinsey solo le queda mirar con desesperación desde las carreteras cómo los aeropuertos pasan delante de ella sin que pueda detenerse a tomar un vuelo de vuelta.

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Las portadas de las distintas ediciones de esta novela no se destacan por ser especialmente atractivas. De hecho, la de la edición española de Tusquets es posiblemente la que más me gusta.
Pero la de esta edición electrónica de lectura graduada bordea el cachondeo.
Como si de la cubierta de una novela romántica, mezclada con gansters, se tratase, no da protagonismo ni refleja la manera de vestir de Kinsey Millhone ni de los personajes que aparecen en la novela de Sue Grafton.
A Kinsey Millhone se la describe así: "Llevaba encima la ropa, es decir, las Reebok y los calcetines, las bragas, los tejanos, el jersey de cuello alto y la chaqueta de mezclilla".
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Pero en Louisville aun tienen tiempo para visitar y alojarse en la casa de la madre de Ray, y por tanto abuela de Laura. Piensan que allí  estan seguros mientras intentan desentrañar el misterio de las llaves de Johnny, que se supone que sirven para abrir las cerraduras que guardan el grueso del botin.
 
No les da tiempo a hacer muchas averiguaciones puesto que Gilbert aparece en la casa de Helen y muestra claramente sus intenciones, como explica Ray a su hija: "Todavía no lo comprendes, ¿eh? Ese tío quiere matarme. Y también te matará a ti. Mataráa Kinsey, a mi madre y a todo el que se interponga en su camino. Quiere el dinero. Para él no eres más que un medio para conseguir un fin".
 
Son páginas de mucha acción,  que vaticinan un final violento. En algún momento se vislumbra un posible acuerdo entre todos para encontrar y repartirse el dinero. 
 
Encontrar el dinero escondido se logra con un proceso deductivo digno de los mejores detectives del genero; y en esa actividad tienen especial protagonismo las dos llaves que han reunido desde hace unos capítulos., aunque a mi me ha llamado la atención la forma en la que se buscaba información en los años 80, mucho antes que apareciesen los buscadores de Internet. 
 
Utilizan con efectividad las herramientas de las que se disponían en aquellos años: "También podemos probar en la biblioteca municipal. Las guías telefónicas de comienzos de los años cuarenta podrían depararnos alguna sorpresa."
 
Kinsey no se merece tristemente el trato que Ray y Laura le deparan. Después  de tantas aventuras en común con padre e hija y de haber sacrificado su integridad física en esta historia de la que hace tiempo estaba desvinculada, lo único que ha sacado en limpio ha sido una estancia en el hospital y un fuerte dolor de cabeza.
 
Afortunadamente llega a tiempo a la boda de sus amigos de Santa Teresa.