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Guerra y paz. Libro III. Parte III. XXI-XXXIV

Libro que estamos comentando: 
Guerra y paz

Hola a todas y todos, continuamos con la lectura de "Guerra y paz" y esta semana terminamos ya el Tercer Libro y encaramos la recta final. Quince semanas llevamos disfrutando de este maravilloso clásico. 
Esta semana vuelve a ser una lectura más corta, no llega a las 80 páginas, lo justo para coger algo de resuello.
Vamos al lío.
 
LIBRO III. PARTE III. Capítulos XXI-XXXIV 
Quedó la pasada semana todo pendiente, esperando la entrada de los franceses en Moscú y, en estas páginas, esto es lo que ocurre.
Pero antes veremos el paso de los ejércitos rusos dejando la ciudad libre y, al mismo tiempo, Tolstói nos señala a Rastopchin y sus últimas decisiones antes de subir al carro que lo sacará de la ciudad. Reconozcamos que este Rastopchin nos venía cayendo regular desde hace ya unas cuantas páginas, pero Tolstói se encarga de que veamos bien claro qué es lo que no ha hecho (y tenía que haber hecho) y qué va a significar eso para quienes se quedan en la ciudad (y uno lee ese texto y piensa que es tan actual, tanto). Pero es que, por si esto no terminaba de atragantarte al tal Rastopchin, hay un pasaje espeluznante protagonizado por el joven Vereschaguin; hemos visto muchos momentos duros, tristes, sangrientos, fatales... pero esta escena me parece brutal. Tanto lo que sucede como cómo está contada. Como sabéis no voy a dar más pistas para no destripar la lectura, pero en cuanto lleguéis a ella sabréis de qué estoy hablando. Me encantará saber vuestras opiniones al respecto, ya sabéis.
Por otro lado hay otro momento que creo que es muy significativo cuando los franceses asaltan el Kremlin y se topan con la defensa de siete hombres armados. Siete. Os avanzo que acabarán muertos (y todo es narrado indolentemente) y de ellos dice Tolstói: "Nadie supo quiénes eran esos hombres. (...) Los retiraron y arrojaron para que no apestasen." (p. 1295) Ese sacrificio tan heroico y tan poco heroico. Esas muertes para nada. Qué sensación tan extraña queda tras leer esas líneas, ¿no os parece?
Hay unas cuantas reflexiones de Tolstói sobre los incendios de Moscú y cómo fue que otras capitales no sufrieron daños al paso de las tropas francesas: "Moscú, ocupada por el enemigo, no quedó intacta como Berlín o Viena y otras capitales por la razón de que sus habitantes no ofrecieron el pan y la sal ni entregaron las llaves a los franceses, sino que salieron de la ciudad." (p. 1299) Bueno, ya veis, Tolstói no pierde oportunidad para resaltar el valor de sus compatriotas (aunque sea a costa de los demás), y eso a pesar de que ha explicado algunas cosas sobre los incendios, insisto, previamente. Por otro lado no sé otras ciudades, otros países, en España la huella fue devastadora, en monumentos y en expolios.
Además de estos momentos Tolstói no se olvida de sus protagonistas y los hilos argumentales van avanzando cada uno por su trama.
Por un lado tenemos a Natasha y los Rostov en su huida (lenta) con esa fila de carros llena de soldados heridos y moribundos. Lo inevitable sucede, Natasha se entera de que Andréi está en el convoy. No voy a desvelaros en qué estado ni qué sucede, pero Natasha se entera.
Por cierto, es magnífico cómo aleja la mirada pero mantiene el foco, hablo de Tolstói que, después de hablarnos del fuego y de hacernos correr por calles con casas ardiendo en Moscú, ahora nos muestra la ciudad desde lejos, desde el lugar donde los Rostov descansan y pueden ver esa hoguera descomunal a kilómetros de distancia.
Por último el otro protagonista de estas páginas es Pierre a quien, una vez más, nos encontramos absolutamente fuera de lugar. Eso sí, esta vez parece que tiene un plan, pero no sé yo qué tal el plan. En cualquier caso uno tiene la sensación de que este hombre no termina de encontrarse: ni en la casa del maestro, ni con unos ni con otros, ni en las calles... Es más, no sólo está fuera de lugar sino que sus actos, últimamente, resultan impredecibles, y como muestra, estas páginas. ¿No os parece?
La cosa se queda por todo lo alto y seguro que vais a tener ganas de empezar el Cuarto Libro enseguida. Calma y paciencia. Que los franceses están en Moscú y la cosa está que arde. Literalmente.
 
Pasad buena semana. Y cuidaos.
Saludos
Pep Bruno