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Guerra y paz. Libro II. Parte IV

Libro que estamos comentando: 
Guerra y paz

Hola a todas y todos, aquí llegan las notas de lectura de esta semana. Y como lo prometido es deuda, en estos días aflojamos algo el ritmo de lectura: sólo 65 páginas previstas para estas fechas en las que entramos de lleno en las fiestas navideñas, nos zampamos el turrón, el mazapán y la cuarta parte del libro segundo.
Vayamos al lío.
 
LIBRO II. PARTE IV
En las primeras líneas de esta parte están contenidas las próximas páginas: la ociosidad como condición para la felicidad. Me explico. Nos vamos a Otrádnoie con los Rostov donde vamos a pasar también (qué casualidad) estas mismas fechas (pero de 1809, si no ando equivocado).
Nikolái deja el ejército y vuelve a casa donde la situación económica parece ir de mal en peor, pero atención, no hay que preocuparse: el barco se hunde pero que la orquesta no deje de tocar. Y eso es lo que vamos a disfrutar en estas páginas: de la orquesta tocando, de los momentos de ocio y entretenimiento de esta familia.
Hay un espacio importante dedicado a la caza, gran entretenimiento para estas grandes familias, en el que volvemos a encontrarnos con una imagen bien potente, igual que fue en las páginas anteriores la del viejo roble en primavera. En esta ocasión se trata de la caza del viejo lobo, que parece reforzar la idea de relevo en la dirección de la casa de los Rostov.
Pero también disfrutaremos de música y cantos, de bailes (algo más modestos, eso sí), de entretenimientos y disfraces, de conversaciones y narración de recuerdos (ay, me ha faltado algo de cuentos contados, pero sería tan habitual que cómo lo iba a incluir Tolstói entre los entretenimientos llamativos).
Bien es verdad que también hay algo de tiempo para los negocios: Nikolái dedica dos minutos a pegar una patada al administrador y a decirnos que no tiene ni idea sobre qué hacer. Aunque el gran negocio, la esperanza para que la casa de los Rostov no se hunda, sería un matrimonio ventajoso para Nikolái. Y la condesa se pone a ello y consigue la candidata adecuada. Ahora mi pregunta es: ¿qué pensáis, Nikolái se casará con un buen partido para salvar la economía familiar?
A todo esto Natasha sigue ocupando un papel cada vez más central en la trama Rostov y, aunque anda desesperada con ese año de espera y a ratos se desanima, brilla en algunos momentos estupendos.
 
Entre los personajes nuevos que aparecen en estas páginas creo que merece la pena señalar al vecino Ilaguin y, sobre todo, al tío de los Rostov, Mijaíl Nikanórovich, con quien vamos a pasar una velada maravillosa. Os animo a que disfrutéis de esa casa de madera vista en la que huele a manzanas frescas y miel y en la que la gruesa y alegre Anisia  Fiódorovna sirve la comida descalza mientras, en el cuarto de caza, Mitka, el cochero, toca la balalaika.
En verdad es un momento delicioso de estas páginas.
 
Por otro lado está Sonia, que es lo que hoy daríamos en llamar alguien que mantiene un perfil bajo, que anda como agazapada cuando hablamos de los Rostov, pero que está ahí. Veamos si por fin en estas páginas parece adquirir algo más de presencia en la trama.
 
Pasad una buena semana de lectura.
Disfrutad de los días de descanso y, sobre todo, cuidaos mucho.
Saludos cordiales
Pep Bruno