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Guerra y paz. Libro II. Parte III

Libro que estamos comentando: 
Guerra y paz

Hola a todas y todos, qué animada ha estado la conversación de la pasada semana, qué bien. Esta semana lo he vuelto a hacer, he vuelto a leer una parte entera (la parte III del libro segundo), lo que supone unas 100 páginas en mi edición. Espero que no me odiéis, pero es que estoy completamente enganchado al libro.
Por cierto, parece ser que el Ministerio ha adjudicado recientemente eBiblio a otra empresa y eso está suponiendo molestias para algunas y algunos de vosotros, no sé cómo se van a poder resolver porque las gestiones son complejas y tal vez hasta febrero el funcionamiento no vuelva a normalizarse. Tal como comentaba Juandbp la pasada semana quizás sería bueno que buscarais otras opciones para continuar con la lectura, él afirmaba que el eBook se podía comprar por 45 céntimos en algunas plataformas de venta en línea. Afortunadamente es un libro bastante accesible.
Vamos al lío.
 
Libro II. Parte III
Esta tercera parte tiene, en mi opinión, un protagonista absoluto: Andréi Bolkinski. Trataré de ir avanzando por aquí sin destriparos nada de lo relevante.
Comienza esta parte con una primera página que muchas y muchos ya habíais anticipado en los comentarios posteriores: "Hacía dos años que el príncipe Andréi vivía sin salir del campo. Todas las iniciativas tomadas por Pierre en sus posesiones, sin resultado alguno, pasando sin cesar de un proyecto a otro, las había llevado a buen término el príncipe Andréi sin decírselo a nadie, sin esfuerzo alguno aparente." (p. 610)
Veremos también que estos dos años de acción y reflexión (si se me permite) de Andréi van a ser bien importantes en la vuelta de Andréi a la vida de sociedad. De hecho todo comienza en Otrádnoie, adonde tiene que ir Andréi para tratar unos asuntos con el conde Iliá Rostov (padre de Nikolái, ya sabéis).
También creo que es importante tener en cuenta el estado de ánimo de Andréi (y, en general, de todos los personajes) para tratar de entender y justificar sus actos y pensamientos. En ese sentido la pasada semana la conversación de Andréi y Pierre resultó sorprendente (por la posición de Bolkonski con respecto a los cambios sociales y económicos), sin embargo el trabajo y quehacer diario le ha hecho tomar esos derroteros (que parecía criticar). Igualmente le hemos visto a Andréi en la primera conversación que mantuvo con Pierre (en las primeras páginas del libro) despotricar de la vida matrimonial y eso, compañeros, compañeras, puede que cambie si cambia el estado de ánimo de Andréi.
Si hay alguien que va generando buen rollo y alegría a su alrededor es Natasha Rostov (espero que coincidáis conmigo en esta apreciación), por eso esta visita a Otrádnoie, a pesar del pesimismo (y "cenicismo") de Andréis va a suponer un imporante cambio en Andréi quien, tras dos años de vida aislada en el campo, vuelve a la vida en sociedad (ay, la imagen del viejo roble floreciendo, qué a tiempo).
Y de pronto, como sin querer, nos encontramos con Andréi trabajando para las reformas del país, para modernizarlo (qué sorpresa, eh), trabajando codo con codo con Speranski, ojito derecho del mismísimo emperador. Aunque ese empeño se veía cercado por la vida social que debía desplegar y que implicaba que "no hacía nada, no pensaba en nada ni le quedaba tiempo de hacerlo. Únicamente hablaba, y con éxito, de aquello que había meditado antes en la soledad del campo." (p. 628)
 
Por otro lado nos encontramos con Pierre de nuevo, masónico desleído, desnortado, agobiado por el tedio y la inacción... y preparado para volver a la vida matrimonial (ay, no quiero deciros más, jajajajaja, pero esta parte me ha dejado picueto). Atención a la novedad del diario y a su mirada con respecto a su esposa que en los salones y fiestas adquiere fama de mujer brillante: "Ser admitido en los salones de la condesa equivalía a certificado de inteligencia." Y más adelante: "Pierre, que conocía su estupidez [de su esposa], asistía a veces a sus fiestas y comidas, donde se hablaba de política, de poesía y de filosofía, con un extraño sentimiento de perplejidad y miedo." (p. 641). No quiero contaros más (que ya he dicho mucho). 
Por cierto, ¿recordáis esa buena relación entre Borís y Elena que apenas se citaba de pasada la semana anterior? Por si acaso, no la perdamos de vista.
 
En estos capítulos también veremos el compromiso de Vera Rostov y Berg. Ojo a la situación financiera de los Rostov, que no terminan de levantar cabeza. Y no dejéis de disfrutar de la reunión social que Vera y su marido celebran en su casa, es toda una parodia.
Y, ya que estamos en casa de los Rostov, veremos cómo se retoma un viejo idilio entre Natasha y Borís: ¿creéis que la cosa va a cuajar? Os adelanto que antes de que termine esta parte este idilio va a tener un giro inesperado (¿o quizás no tanto, al menos por parte de alguno de sus protagonistas?). 
 
El momento en el que se anudan todos estos hilos narrativos será el 31 de diciembre de 1809, en el baile de fin de año al que asistirán todos ellos (y el emperador y el cuerpo diplomático y toda la alta sociedad). Un momento magnífico, unas páginas brillantes en las que la joven y alegre Natasha Rostov va a brillar como una gran estrella. A partir de este baile la trama toma un nuevo derrotero: algunos personajes quedan más en la sombra y otros se ponen en el centro de la acción. Y no voy a contaros más, al menos por ahora.
Os leo en los comentarios.
 
Pasad una buena semana.
Pep Bruno