Guerra y paz. Epílogo
Hola a todas y todos, aquí van las breves últimas notas de esta lectura que nos ha mantenido bien entretenidos desde finales de octubre del pasado año, cuatro meses y medio pegados a estas vidas, a estas historias, a estas reflexiones.
Hoy nos centraremos en el Epílogo, la parte última del libro y, en mi opinión, un anticlímax en toda regla.
Pero antes os recuerdo que, terminada la lectura de este libro dejaremos una semana de descanso y el 15 de marzo comienza una nueva lectura: "Orgullo y prejuicio", de Jane Austen. Ojalá os animéis a enredaros en esta nueva aventura.
Vamos al lío.
Guerra y paz. Epílogo
Como os decía el epílogo del libro es un anticlímax de manual, va decayendo la tensión narrativa y Tolstói se pone cómodo para hablarnos de sus reflexiones sobre la historia, la libertad, el poder, etc. De hecho de las 130 páginas que ocupa el epílogo (en su primera y segunda parte) apenas 57 de estas están dedicadas a nuestros protagonistas y, el resto, a todas las cuestiones que han importado tanto a Tolstói a la hora de escribir y contar esta historia. De hecho la segunda parte del epílogo directamente deja fuera a María, Nikolái, Natasha y Pierre y nos sienta frente a Tolstói que tiene algunas cosas que decirnos.
Esta segunda parte, no os lo voy a negar, se me ha hecho algo pesada. Entiendo que es relevante para comprender cuál era la intención de Tolstói escribiendo este libro, aunque también creo que la novela habla por sí sola y no sé si después de 1650 páginas es necesario que el autor se ponga a explicarnos reflexiones, ideas filosóficas, cuestiones relativas a la historia, el poder, el libre albedrío... para justificar lo leído. Por eso os decía que era un anticlímax en toda regla. El libro acaba en un tono bajo, sin sorpresas en la trama en las últimas 60 páginas.
Que no quita esto que estas páginas puedan tener su interés y nos resulten de utilidad para vislumbrar los entresijos, engranajes y tramoya de tan magna obra. Pero qué queréis que os diga, yo quería seguir al lado de Pierre, Natasha y compañía hasta el punto final.
Por otro lado, entre los capítulos V y XVI de la segunda parte nos vamos de viaje con los supervivientes de tan gran historia. Estamos con ellos en Moscú y, sobre todo, en Lisie-Gori. Fijaos en los cambios que hay en los personajes (algunos son brutales: Natasha, Nikolái) y en las relaciones que se establecen entre ellos. Son verdaderamente llamativas en algún caso (que no voy a desvelar, como es costumbre), especialmente en ese acuerdo que establecen dos de ellos.
Y a pesar de que hay algunas frases que te pueden saltar al ojo (seguro que las vais a ver, concretamente, en el capítulo X) creo que hay algunas cuestiones muy interesantes (como lo de la crianza de los propios hijos) y que, en su tiempo, debieron resultar muy llamativas y modernas.
Llama también la atención la presencia de Sonia, o más bien casi ausencia, pues se va desdibujando página a página. Y la aparición de un nuevo protagonista que, en apenas en unas páginas, se hace un hueco, se trata del pequeño Nikolái, hijo de Andréi y sobrino de María.
Y esto es todo. Espero que hayáis disfrutado con esta lectura y con este grupo de compañeros y compañeras de viaje como he disfrutado yo, ha sido un placer pasear por estas páginas con vosotras y vosotros.
Nos encontramos en próximos libros.
Saludos cordiales
Pep Bruno