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2º parte. Hasta el ingreso de Diane en el instituto

Libro que estamos comentando: 
Golpéate el corazón
Acabábamos la semana pasada con el efecto contradictorio que el nacimiento de un hijo provocó en el animo de la familia. La ilusión y la alegría del padre y de los abuelos contrasta con el temor de Diane (por el texto se deduce que no tiene todavía tres años) a que se repitiese con su hermano la penosa despreocupación que su madre había mostrado hacia ella desde su nacimiento.
 
Y ya que su abuelo le había revelado poco antes que su madre "no es mala, preciosa. Solo está celosa. Siempre lo ha estado, es así y no se le puede hacer nada", la duda que flota en la avispada mente de la niña es muy consecuente: "¿Iba su madre a tener los mismos celos del bebé que los que tenía de ella?"
Amélie Nothomb no tiene la menor intención de descargar de culpa a Marie, más bien ahonda en el desagradable rechazo que le produce la presencia e, incluso, la misma existencia de su hija. Consigue de esta forma dotar al personaje de Marie de una personalidad que produce ojeriza en los lectores. ¿Es normal que una madre se desentienda de su hija pequeña únicamente por celos, porque la niña, con su encanto y con todo el puñado de virtudes con el que aparece revestida en la novela, le ha quitado el papel protagonista? En realidad podemos deducir que Marie cuida de ella en los aspectos materiales, pero la abandona en el plano afectivo, que es el que Diane reclama y echa de menos.
 
El descubrimiento de que los celos es la causa de su exclusión hace replantearse a Marie la naturaleza y el origen de los mismos. ¿Tiene su madre celos de ella por ser una niña o, acaso, muestra los mismos sentimientos con otras personas independientemente de su sexo? 
 
 
En toda la primera parte de la novela da la impresión de que la niña asume su situación con resignación, incluso de que se siente culpable de haber provocado en su madre esa reacción. Su adelantada inteligencia le hace percibir todo lo que ocurre a su alrededor con una extraordinaria lucidez, pero todavía no tiene la suficiente experiencia como para hacer juicios de valor que la hagan cuestionarse la figura de su madre, a la que ella misma define muchas veces con el término admirativo de "diosa", como si ella no se mereciese su amor o que este su madre lo reparta entre los mortales de forma veleidosa y aleatoria. 
"A los cuatro años, Diane amaba a su madre hasta el extremo de ser capaz de comprender el sentimiento e injusticia que ella experimentaba al no tener una vida a la altura de sus expectativas"
 
Por eso resulta enternecedor la candidez de Diane cuando contempla la adoración de su madre por Nicolás, el recién nacido. "No tiene celos de él", piensa cuando escucha a su madre alegrase por un elogio que la abuela hace al bebé, y eso le alegra extraordinariamente.
 
Con dos años y medio, Diane empieza a ir al parvulario. A partir de ese momento en GOLPÉATE EL CORAZÓN se produce un cambio evidente que desde hace unas páginas ya se veía venir. El foco del protagonismo cambia, el personaje principal de la novela pasa a ser Diane, y Marie, su madre, permanece en un segundo plano, influyendo cada vez menos en las decisiones que vaya tomando la joven.
 
Sin embargo todavía se producen algunos episodios que perfilan el distanciamiento entre madre e hija. Diane va creciendo, por eso aprende estrategias de autodefensa, como cuando inventa una discrepancia con su profesora, que la adora, para no provocar los celos, otra vez, de la madre, evitando así que la cambie de colegio. 
 
Con el anuncio del nacimiento de un nuevo bebé, Diane reza en secreto para que sea un niño, pero a la vez prepara "algunas estrategias" por si el recién llegado fuese una niña: "para compensar la frialdad de la madre, multiplicaría las demostraciones de afecto hacia la pobre pequeña".
 
Nada sale como había previsto ni como había pedido en sus oraciones, porque finalmente nace un bebé rollizo, Celia
 
La autora describe de foma muy clara y concisa el efecto que la nueva niña produce en el ánimo de Diane: " Diane se dio cuenta de que algo iba mal.... mamá se mostraba delirante de alegría y rebosaba de amor por Celia. La besaba como si fuera a comérsela." 
 
A partir de ese momento nuestra protagonista pasa a un segundo plano en la vida familiar y es plenamente consciente de la injusticia que su madre comete con ella. Hasta entonces pensaba que lo que le impedía a su madre que manifestase su amor era que ella fuese una niña, sin embargo las enfermizas manifestaciones de cariño hacia su hermanita Celia le abren los ojos y le hacen comprender que de su madre no puede esperar ninguna muestra de afecto ni siquiera que utilice el tacto para disimular esa injusticia. 
 
Si pensamos que esa reacción de Diane puede ser una muestra de celos hacia su hermana, la autora nos deja todo claro: "... he intentado comprender tus celos .... y se diría que quieres que yo también caiga en él, pero no lo conseguirás, mamá, me niego a ser como tú." Y un cambio se ha producido en Diane"... nadie se dio cuenta de que su infancia acababa de morir."
 
La nueva Diane está tan indignada por la actitud de su madre, y se siente tan humillada, que sabe que nunca podrá perdonarla. Se rompe, de esta forma, un vínculo familiar que ni siquiera la compañía de sus hermanos puede volver a unir; más aun, la enfermiza relación de su madre con Celia, su hermana pequeña, empuja a Diane a buscar una salida al ambiente malsano de su casa. Posiblemente la opción de irse a vivir con sus abuelos sea su primera gran decisión de las muchas que va a tomar en su vida, la segunda será la determinación de ser médico.