ÚLTIMA PARTE: LA VENGANZA DEL MONSTRUO.

El doctor Frankenstein se debate entre cumplir la petición del monstruo, y crear para él una mujer, o evaluar más pacientemente las consecuencias que de esa acción se pueden derivar. Son muy variadas las razones para oponerse. "Temblaba al pensar que generaciones futuras me podrían maldecir como el causante de esa plaga, como el ser cuyo egoismo no había tenido reparos en comprar su propia paz al precio quizá de la existencia de todo el género humano."

Decide finalmente no hacerlo y esta decisión sera la causante del juramento del monstruo, que amenaza con hacerle tan infeliz que "la luz del día le resulte odiosa. Tú eres mi creador, pero yo soy tu dueño".

La parte final de la novela nos muestra a un doctor consternado y derrumbado cuando va conociendo paulatinamente cómo su criatura cumple son su promesa de venganza y va asesinando a los seres queridos de Victor, sin que él pueda hacer nada por evitarlo. La muerte más dolorosa, la de Elisabeth, su reciente esposa, supone el  triunfo del monstruo y la destrucción de lo más querido para Victor.

 

 

Su creación, en la que tanto empeño puso durante sus años de estudio en la universidad, se la ha hido de las manos y ya no es capaz ni de controlarla ni de evitar que siembre la destrucción a su paso

Frankenstein entiende que mientras la criatura viva no podrá él vivir en paz, por lo que decide buscarla hasta el fin del mundo, es así como el doctor encuentra su fin durante su búsqueda dentro de un barco cerca del Ártico. A su muerte el barco es abordado por la temible criatura que decide contar su historia a su capitán y expone que al haberse cumplido la muerte de su creador esta también terminaría con su propia existencia.

De esta manera, con más cartas de Walton a su hermana, vuelve a utilizar Shelley el mismo recurso que al principio de la novela y certifica la desaparición de los protagonistas y el fin de emular el sueño de un moderno Prometeo .

 

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