Ficciones, cuentos 14, 15 y 16
Aquí llegan las recomendaciones de lectura de esta semana, y con ellas acabaremos "Ficciones" el libro de cuentos de Jorge Luis Borges que tantos buenos ratos (y conversaciones en el foro) nos ha regalado. Vayamos al lío.
"El fin"
Este brevísimo cuento me maravilla y me asombra por la atmósfera que consigue en apenas unas líneas. Es un cuento también en el que parece que la historia se va a centrar en el patrón de la pulpería, Recabarren, un hombre con medio cuerpo paralizado y sin habla, que vive en el presente, y sin embargo la historia va a tener un giro (inesperado, una vez más, un cuento más) y nos va a sorprender. Un giro en el que el negro payador que guitarrea paciente va a tener un protagonismo inesperado, pero también en el que aparecerá un gaucho (apenas unas líneas) que será quien dé sentido al título mismo del cuento.
No quiero destriparos la historia, pero sí me gustaría compartir con vosotros, con vosotras, algunos desvaríos de lector desocupado: ¿no podría ser que existiese una relación entre el destino del negro payador y el del propio Recabarren?, es decir, tras la noche en la que el payador pierde el duelo a la guitarra el patrón se despierta con medio cuerpo muerto, por lo tanto tras este nuevo duelo ¿Recabarren no podría ser más, mucho más, que un mero espectador? En ese caso: ¿quizás el negro sea una figura que trasciende y sea una pura metáfora del destino?
Yendo más allá de la propia historia que está contando el cuento es muy interesante que el gaucho que reta al payador sea nada más y nada menos que Martín Fierro, el arquetipo de gaucho, el personaje creado por José Hernández a finales del siglo XIX y que es el mayor exponente del género gauchesco (si se me permite la expresión). ¿Qué creéis que está tratando de decir Borges con esta aparición y con la resolución final del duelo? Trascendiendo a la historia, insisto (y sin querer dar más pistas para no destripar el cuento, vuelvo a insistir).
Me interesa mucho saber vuestras opiniones.
"La secta del Fénix"
De este cuento no puedo daros ninguna pista porque en verdad resulta muy sorprendente cuando se sabe de qué está hablando exactamente. Pensad qué secta será esta que tiene adeptos y partidarios en todos los grupos humanos, que no tiene un libro sagrado ni una memoria común, que viven desparramados por la faz de la tierra, unidos por una sola cosa -el Secreto, que es sagrado pero también un poco ridículo-, y que sólo tienen un rito en común.
Puedo hacer una cosa, si os parece, en los comentarios os digo la clave para que, una vez que lo hayáis leído y pensado en él, volváis a releerlo sabiendo de qué está hablando.
Me encanta este cuento, jajajaja.
"El Sur"
Este es uno de los cuentos más conocidos de Borges. Yo tengo en casa un facsimil, una copia exacta de su manuscrito original y de la primera publicación del cuento (ay, tenía que contároslo), y lo guardo en mi galería de tesorillos bibliográficos.
El principio del cuento os va a resultar conocido porque en verdad es muy autobiográfico. Exactamente algo así le ocurrió a Borges antes de empezar a escribir cuentos: ese accidente con una ventana abierta en unas escaleras en penumbra, esa septicemia que casi acaba con su vida, ese mes de incertidumbre y dolor. Os voy a proponer en este caso, dos lecturas: una con la mirada de quien no sabe nada de esto y que está leyendo una historia de un tal Juan Dahlmann, lector entusiasta de Las mil y una noches que pasa un tiempo al borde de la muerte. Y otra lectura sabiendo toda la carga autobiográfica que el cuento contiene y que, en el momento que despega de la realidad y se embarca en un viaje en tren algo onírico que termina en una parada perdida en el páramo y en la que hay un almacén con guanches que están algo tomados.
¿Qué podría significar el cuento desde una lectura o desde otra? Es una invitación a despedirnos a lo grande de este libro maravilloso.
Espero que la lectura de Ficciones os haya resultado un viaje apasionante.
Si os apetece reengancharos, en unos días comenzaremos con la lectura de "La epopeya de Gilgamesh", posiblemente el texto literario más antiguo que conocemos.
Saludos cordiales
Pep Bruno