Entre visillos, 5-11
Hola a todas y todos, aquí llega un nuevo post con notas de lectura para los capítulos de esta semana. Para estos días os propongo siete capítulos, unas 70 páginas en mi edición. Veréis cómo no podéis dejar de leer, qué pronto atrapa este libro, qué maravilla.
Por cierto, apenas estamos empezando y ya casi estamos acabando. La próxima semana terminaremos el libro, ains. (¿Se nota que ando con ganas de condurarlo un poquillo?
ESTA SEMANA
Los capítulos de esta semana siguen alternando las dos voces narrativas, aunque creo recordar que no siempre se van alternando, puede haber, por ejemplo, dos capítulos seguidos narrados por un mismo narrador (concretamente el omnisciente).
En estas páginas ya entramos de lleno en la historia o, más bien, en las historias que articulan esta trama cuajada de personajes. Vuelvo a decirlo: es una novela muy coral, muy llena de protagonistas y de hechos que suceden aparentemente deslavazados y separados, pero que, en realidad, todos ellos forman parte de un mismo universo, de una misma situación, de un mismo caldo en el que se va cociendo esta sopa que vamos tomando a sorbos.
Y al mismo tiempo, hay una especie de historia paralela, que sucede por fuera del resto de las historias pero que las toca a todas y todas le afectan y a todas afecta. O más que una historia, una estela: el viaje de este personaje extraño en esta ciudad, Pablo Klein.
Pablo es un personaje extrañado y particular: tiene su propia mirada, su propia manera de hacer y de pensar, y quizás eso lo convierte en un espejo que devuelve una imagen de lo que ve. Vemos desde los ojos extrañados de Pablo Klein, pero también nos extrañamos con él, es tan ajeno al lugar y, al mismo tiempo, es tan versátil y adaptado al lugar. Este es un personaje verdaderamente asombroso. A estas alturas del libro ya se entiende la importancia que tiene (y por qué también él es, además de protagonista, narrador).
Por otro lado las diversas historias y tramas van ganando espesor y van mostrando detalles. Me fascina que uno se puede quedar pendiente de esas historias, como la historia de Julia y Miguel (qué chunga, la verdad) o la de Rosa y Pablo (me tenía eclipsado), pero al mismo tiempo me asombra cómo, si uno toma algo de distancia, todas las historias son pequeñas teselas que van armando el mosaico del libro y nos terminan de perfilar una atmósfera y una situación muy concreta: la vida de las mujeres en aquellos años y en aquella sociedad. Sí, claro, también hay muchos hombres en esta novela, pero viven en otro lugar.
En verdad es una lectura apasionante.
¿Qué os está pareciendo a vosotras, a vosotros?
Os leo en los comentarios.
Saludos cordiales,
Pep Bruno