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1ª parte. Hasta la entrevista con Ramón Casal, del Taller de lutheria antigua

Libro que estamos comentando: 
El último barco
Por diversas causas que, por un lado, tienen que ver con el frágil estado de salud del que escribe durante estos días y, por otro, por el desacostumbrado número de páginas que tiene el libro que hemos elegido para este mes de diciembre, la lectura y los comentarios de EL ÚLTIMO BARCO se alargará un poco más de lo que venía siendo habitual en LETRAS ROJAS. Como mínimo lo alargaremos hasta después de Reyes y así todos podremos aprovechar estos festivos días navideños para disfrutar de la lectura de esta novela, que desde su reciente publicación, ha recibido los parabienes por parte de la crítica y de los lectores que ya se hayan dado el atracón de leerse su 700 páginas.
 
Quien conozca la orografía de las Rías Bajas Gallegas, de la que la más porfunda y meridional es la Ría de Vigo, donde se desarrolla la novela que estamos leyendo, ya tiene mucho ganado. Hasta ahora las novelas de Domingo Villar, las tres protagonizadas por el inspector Leo Caldas, ocurren en esta zona donde el inspector está destinado. En una reciente entrevista en el diario ABC le preguntaban si alguna vez el detective saldría de su Vigo natal (el de Domingo Villar) y este respondió que en la ficción, "mientras el Cuerpo Superior de Policía no le destine a otro lugar, tendrá que resignarse y seguir trabajando en Vigo."
La editorial además se lo pone fácil al lector y en la edición que ahora está en el mercado aparece, justo antes de la portada, un dibujo esquemático de los lugares, pueblos, ermitas, puentes y demás elementos que luego van a aparecer en la novela. Son la ciudad de Vigo, Cangas, Moaña, el pueblo que se encuentra al otro lado de la Ría, y Tirán, la parroquia con su ermita que inevitablemente tendremos que visitar después de leer la novela, ya que es el centro de la acción en los primeros capítulos.
 
Son estos los accidentes geográficos que aparecen reflejados, pero también está el clima, la lluvia, las mareas, las profesiones y los trabajos en los que se ocupan los vecinos, las bateas, las mariscadoras, los pescadores de la Ría, los que trabajan en los barcos que cruzan diariamente desde Vigo a Moaña... y sin olvidarnos de los empleos y oficios que son comunes a otros territorios: médicos, porfesores de oficios artesanos, jubilados, etc.
 
Ya habréis leído en los resúmenes de prensa y en la publicidad de la editorial que la historia se inicia con la desaparición de Mónica Andrade, la hija de un eminente médico vigués. 
 
Es difícil presentar una parte de la novela sin desvelar el contenido de la trama, ya que una novela no es sino un juego entre un autor y sus lectores, En la presentación de sus novelas, los autores de novelas policiales se cuidan mucho de desvelar detalles que les ha costado mucho urdir, en los que basan el éxito de su complicidad con sus lectores y con las que intentan mantener el interés por la trama hasta el final.
 
Sí que podemos decir que Leo Caldas y su inseparable, y antagónico, Rafael Estévez son los encargados de iniciar  las investigaciones del caso, que en los primeros momentos ni siquiera puede considerarse como tal. Mónica Andrade es una mujer de poco más de treinta años, perteneciente a una familia rica y prestigiosa, pero que ha decidido dar un vuelco a su vida, vivir alejada del bullicio de la ciudad de Vigo y refugiarse en una humilde comunidad  al otro lado de la Ría, a la vera de la ermita de Tirán. Sin que por ahora se conozcan los motivos de ese cambio, ha dejado su ocupación lucrativa en una fundación familiar para trabajar como profesora auxiliar en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo.
 
¿Qué impide que Mónica, una mujer libre y sin compromiso, como apunta Caldas en los primeros capítulos, abandone durante unos días su trabajo y su casa sin necesidad de dar explicaciones a su familia ni a sus vecinos?
 
Sin embargo, lo que podría ser una ausencia imprevista, por unos días, sin más, a los ojos de Leo Caldas algunos detalles, como la ausencia de su gato o la extraña presencia de las pastillas anticonceptivas en una mujer que sale de viaje, convierten esta desaparición en una investigación formal de la que se va a ocupar el inspector, acompañado de su tradicional grupo de colaboradores con los que, aunque el personalmente dirija y tome las principales decisiones en las investigaciones, nunca afronta en solitario la resolución de los casos. 
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