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3ª parte. Ecuatorial

En ECUATORIAL de nuevo el lector se siente confundido. ¿Qué es verdad y qué es mentira? ¿Habría que dar crédito a las sospechas de Audrey o, más bien, tenemos que creer que es una histérica que imagina peligros que solo están en su imaginación?
 
Ya nos hemos acostumbrado a que Joyce Carol Oates nos presente un dilema, un conflicto, que solo se resolverá en las frases finales del relato; y, hasta ese momento, compartiremos la tensión y el desasosiego de Audrey durante un viaje de placer a las Islas Galápagos junto a su marido Henry Wheeling.
 
"Había intentado matarla. Estaba segura". Así comienza una historia de dudas, de sospechas, de angustia y de amor enfermizo. 
 
Audrey ha decidido acompañar a su marido en un viaje con muchos componentes de aventura, a pesar de que Henry ya no es joven y ya disfruta de una saludable madurez. Desea con todo su corazón estar a la altura de lo que su marido espera de ella y ser la esposa que un ciéntifico de éxito con una personalidad arrebatadora y mucho éxito con las mujeres.
 
Las situaciones en las que Audrey teme por su vida aumentan en un viaje en el que aparentemente los riesgos esán controlados, aunque siempre hay alguna oportunidad para poner la vida de la protagonista en peligro. Por ejemplo, al comienzo del relato Audrey percibe el peligro de resbalar por una empinada y desgastada escalinata de piedra. Su marido, como siempre, se muestra impaciente y poco comprensivo, y, con una amabilidad casi paternal, no oculta una cierta despreocupación y frialdad por la presenica de su esposa.
 
La escena de las escalinatas, y parece extraño que la autora lo cuente de esta forma tan poco acorde  con las normas de cortesía más elementales, no se hubiese producido si el marido hubiera bajado las escaleras unos peldaños por delante de su mujer. A mí me enseñaron que, ante unas escaleras empinadas, el hombre va detras al subir y al revés, al bajar va por delante. Puede parecer una norma de urbanidad anticuada, pero es muy eficaz si la dama lleva tacones o  un zapato poco adecuado.
 
¿Tiene motivos Audrey para sospechar que su marido quiere matarla? Ella nos cuenta cómo fue su matrimonio con Henry, las sospechas que el enlace levantó en su familia, la duda permanente sobre si la fortuna de la mujer influyó en la boda y otros numerosos detalles. Aún así los lectores estamos atrapados pñor la duda de saber si las sospechas de Audrey son ciertas o no. Ella misma alterna continuos cambios de estados de opinión en los que pasa de la sensación de gozar del amor incondicional del marido a la convicción de que su vida corre peligro y necesita protegerse. Ciertos detalles van aportando suficientes razones en cada plato de la balanza, y así estamos los lectores, zarandeados de un lado para otro y cambiando continuamente de opinión.
 
Hay muchos detalles que hacen al marido sospechoso, a pesar de que siempre parece guardar las formas y las reglas sociales. ¿Le hubiera gustado realmente hacer ese viaje el solo? ¿La joven de rasgos orientales que Audrey descubre en el barco es la misma que estaba en su casa el día en el que se suspendió la representación  de la función de ópera? Es muy extraño es ese episodio, y Audrey tiene muchas razones para sospechar de la actitud de su marido.Turista alimentando a dos tortugas en las Islas Galápagos
 
Dos personalidades tan diferentes, un marido vitalista y con empuje, que no representa la edad que tiene, junto a una esposa más joven, rica, pero sometida a la arrebatadora y exitosa presencia de su marido y siempre pendiente de complacerlo y estar a su altura, no parece que sea la mejor recerta para un matrimonio de larga duración.
 
Audrey se va cargando de razones, pero no siempre está a la defensiva. Cuando la presencia de Henry no la atenaza, muestra una fuerte decisión por salvarse y por defenderse de las intenciones de su marido. Sin embargo, a la hora de la verdad su debilidad y su dependencia emocional la hacen convertirse en víctima.