Capítulo 1 y capítulo 2
Queridas viajeras, queridos viajeros:
¿Estáis ya en la ciudad en la que vacacionan Mary y Colin?
En mayo leemos El placer del viajero, una novela corta del escritor, dramaturgo y guionista británico Ian McEwan. (Por cierto, os recomiendo encarecidamente su Expiación y la adaptación al cine).
Mary y Colin están de vacaciones, durante el único mes que tienen libre, en la ciudad de los canales, Venecia, a la que el escritor no nombra ni una sola vez, porque no hace ninguna falta. Los comentarios acerca de las barcazas, los canales, los pontones, las monumentales iglesias, la ausencia de tráfico, los helados… la atmósfera, con unas cuantas pinceladas, está perfectamente dibujada.
Y, en un hotel, están Colin y Mary, pareja inglesa que aún no convive, pero a la que imaginamos que llevan un tiempo manteniendo una relación (yo creo que se aburren, un poco). Ella, está divorciada (al menos, separada) y tiene dos hijos. Aún no sabemos cuáles son sus profesiones, pero sin duda serán unas buenas profesiones que les permiten escaparse a Italia todo un mes. Están instalados en una rutina amable, precisa, que separa en dos sus días: antes de la siesta y después de la siesta. Antes de la siesta, callejeo, consulta de mapas y perderse una y otra vez. Además, irritarse, molestarse, dejar de hablarse. Después de la siesta (en solo una ocasión precedida de relaciones sexuales) interludio en el que Mary hace yoga, Colin lia un cigarrillo de marihuana, se asoman al balcón, se acicalan y embellecen para salir en busca de un restaurante para cenar. Tienen la impresión de perder horas tras los restaurantes ideales. Todo es rutinario, organizado y civilizado, hasta sus enfados y sus reconciliaciones, hasta su forma de amarse y de dormirse. Por los pocos indicios que nos da de ellos McEwan parecen atractivos, cultos, elegantes, ella más comprometida con el feminismo que él… pero él, también, atento a los cambios sociales (creo que la novela se publicó a finales de los setenta en el Reino Unido, en España en 1981).
Hasta que, una noche, se entretienen en reconciliarse antes de salir a uno de esos paseos en los que buscan donde cenar. Y es cuando les sale Robert al paso, un individuo tosco, machista (sólo hay que leer cuando tilda a las feministas de mujeres feas que no pueden conseguir un hombre), con aire siniestro que quiere hacerse pasar por solícito, atento y gracioso, que lleva una réplica de una hoja de afeitar de oro colgada del pecho velludo. Con ese afán por arrastrar a la pareja (a la que, supuestamente, no conoce) a un bar interesante, buenísimo, y lo termina consiguiendo… Pero, allí, no hay nada para comer (tremendo lo de las barras de pan duras y las botellas de vino). Algo va a ocurrir.
En estos dos primeros capítulos tenemos varios temas interesantes para comentar (estoy segura de que vosotros habéis detectado algunos más):
- La obligación de relajarse cuando se está de vacaciones.
- Los “deberes” que impone la propia ciudad cuando es una tan hermosa como Venecia.
- ¿Turista / viajero? Genial esta cita: “Entonces, pese a la ausencia de comida y ayudados por el vino, comenzaron a experimentar el placer, sin igual para el viajero, de encontrarse en un sitio sin turistas, de hacer un descubrimiento de hallar algo auténtico”.
Ahora os lanzo unas preguntas por si os apetece compartir con nosotros algunas de vuestras experiencias / vivencias:
¿Conocéis Venecia? ¿Habéis estado, alguna vez, alojados durante todo un mes en un hotel? ¿Os gusta la vida de hotel? ¿Sois de los que quieren saber, exactamente, dónde están a cada momento u os gusta improvisar? ¿Viajáis con plan establecido, o queréis sorprenderos?
Os vuelvo a dejar estos minutos en Radio 5 sobre El placer del viajero, que además, nos sirve de excelente introducción a la novela:
Ya sabéis que en 1991, Paul Schrader, dirigió la película El placer de los extraños basada en la novela. ¿La habéis visto?, (el Robert de la película es mucho más sofisticado que el de la novela, donde va a parar).
Hay tantísima información sobre Venecia… casi como turistas, me temo. Os dejo este Españoles por el mundo. Venecia (en 3 vídeos): 1, 2 y 3.
Se me ha ocurrido que podemos iniciar una serie de recomendaciones de lecturas (si queréis, también, de películas, series, canciones y pódcast) ambientados en Venecia.
Empiezo yo:
- La serie de Donna Leon, novelas policíacas ligeras, cuyo protagonista es un comisario familiar y decente, el comisario Brunetti… y Venecia, un personaje más.
- En el pódcast de la SER Un libro una hora, La muerte en Venecia, de Thomas Mann .
Vuestro turno, viajeras, viajeros. ¿Nos leemos?