El mar, el mar, III
Hola a todas y todos, después de unos días bien entretenidos (viajando y contando cuentos y, sobre todo, pasando por el Maratón de cuentos de Guadalajara), estoy de vuelta para las breves notas de la lectura de estos días. Os propongo que esta semana leamos los dos primeros capítulos de la historia, es decir: "La historia. Uno" y "La historia. Dos", que son unas 90 páginas en mi edición.
ESTA SEMANA
Esta semana hay un cambio que, no hace falta ser un lince, ya estaba anticipado en los títulos de lo que habíamos leído: las dos primeras semanas leímos "La prehistoria" y eso nos ha servido para conocer a nuestro personaje, su vida, sus manías, sus amigos, su manera de ser (tan interesante y, no pocas veces, tan repelente), etc. Sin embargo, pasado ese tramo inicial, ahora nos metemos de lleno en "La historia".
Y "La historia" da un nuevo impulso a la trama puesto que es algo que está sucediendo en el presente del libro. Sí, ya estaban sucediendo antes cosas en el presente del libro, pero eran todas ellas cosas que venían de atrás, con raíces muy profundas en "La prehistoria". Y si bien es cierto que est historia que comienza ahora también tiene un desencadenante lejano (muy lejano) en esa prehistoria, también es cierto que, de alguna manera, era un capítulo cerrado (al menos aparentemente).
Tengo que destripar el detonante de la historia, pido disculpas. Si prefieres no saber, no sigas leyendo y, mejor, vuelve aquí tras tu lectura.
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El hecho asombroso de que en este lugar recóndito, perdidísimo de todo, aparezca Hartley, aquel amor primero del que algo habíamos leído, resulta, en verdad, poco verosímil. Pero no me cabe la menor duda de que tendrá una explicación (por un lado) y de que acaba siendo irrelevante (por otro). Y digo esto porque pasada la sorpresa inicial, esa aparición en la bruma, todo se acomoda y de pronto la trama se reajusta y toma un carácter completamente nuevo e inesperado.
Además, y por si todo esto no fuera suficiente, se aclara el asuntillo del fantasma (otra referencia prehistórica, si se me permite) y conocemos a Rosina (otro personaje que madredelamorhermoso). En este hilo de la trama ¿no os da la sensación de que Charles ha venido huyendo de sí mismo y de su vida y, al mismo tiempo, ha venido para estar consigo mismo? En fin, lo de la noche en las rocas, con el cielo cuajado de estrellas doradas, y mientras en casa se van encendiendo todas las cerillas, es una maravilla (como metáfora, como espejo, como historia) y vuelve a darnos otra vuelta de tuerca ante este personaje tan extraño.
Pero el grueso de estos dos capítulos es la cosa loca de Hartley y, sobre todo, las visitas a Nibletts. Y dentro de todo esto que sucede (¿este hombre ha perdido la cabeza?, ¿el amor le ha vuelto loco o es una presa más?) que tiene un cierto aire casi costumbrista, lo más fascinante es que todo el rato tiene uno la sensación de que hay muchas, pero muchas cosas que se le están escapando. Hartley aparece entre la niebla y esa niebla nos acompaña, al menos metafóricamente, desde el primer minuto de su aparición.
Venga, contadme: ¿qué creéis que está pasando?, ¿qué sucedió con Hartley?, ¿qué le sucede ahora a Hartley?, ¿y a este Ben, su marido, qué le pasa?, ¿o no le pasa nada? Eso sí, lo de Charles también habría que mirarlo con calma, eh.
Pasad una buena semana de lectura.
Saludos cordiales,
Pep Bruno