El mar, el mar, II

Hola a todas y todos. Esta semana continuamos con la lectura fascinante de El mar, el mar, de Iris Murdoch. Ya sabéis que las dos primeras semanas solemos leer un poquito menos para que los que se apuntan a última hora puedan seguir el ritmo de lectura sin problema. Así que esta semana terminaremos la primera parte del libro: "Prehistoria". En mi ejemplar la lectura de esta semana iría desde la p. 73. a la p. 144.
Vamos con ello.
 
ESTA SEMANA
Estoy tan fascinado con la lectura que no sé por dónde empezar a comentar.
Por un lado quiero insistir en la poderosa voz narrativa, en el estilo (que es ligero y hondo a un mismo tiempo), en la complejidad (pero, al mismo tiempo, aparentemente sencilla) de la trama. Es maravilloso cómo va hilando temas y momentos, presente y pasado, cosas banales y reflexiones profundas, y todo de manera que resulta completamente natural, no forzado, y directo al lector, la lectora. Esto es maravilloso y me tiene noqueado, ¿os pasa a vosotras, a vosotros, igual?
Por otro lado en estas páginas conoceremos con más detalle a algunas mujeres importantes en la vida de Charles: Lizzie, Clement, Rosina... y, especialmente, Hartley, su gran amor. También aparecen algunos hombres como Gilbert y James, su primo. La verdad es que la historia de Lizzie me ha conmovido, pero según va avanzando la lectura y llega todo el tramo dedicado a James (y todos los detalles familiares) y esa especie de polos (uno tan bueno, otro tan mediocre) uno no puede dejar de seguir leyendo páginas. Y tras la historia familiar, llega la visita al corazón de Charles y aparece, por fin, Hartley. 
¿Qué os parecen estas historias, estos personajes?, me centro sobre todo en Hartley y en James, aunque Lizzie y Gilbert también tienen para un buen comentario, ¿no os parece?
Al mismo tiempo que vamos conociendo estas historias y estos personajes, se suceden los baños en ese mar (que es como un animal que acecha y muerde con sus rocas), los paseos a la aldea y al Black Lion o a las tiendas, y los momentos solitarios (o quizás no tanto) en la casa. Este paraje abrumador donde el protagonista es él, como en el libro. Todo es él y, al mismo tiempo, él es todo. Es maravilloso.
Por otro lado está el tema de la perrera de piedra y ese nuevo elemento que ha venido para sumar voces a la narración: las cartas. Que, si os fijáis, han sido detonantes para conocer la historia de Lizzie y de James.
Por último, otro detalle bien jugoso es la autorreferencia y la metaliteratura, escribe y, en no pocas ocasiones, reflexiona o comenta lo que escribe, como muestra, un botón: "Desde que empecé a escribir este libro, o lo que sea, me he sentido como si anduviera por una caverna oscura donde hubiese varias luces, tal vez procedentes de pozos o aberturas que comunican con el mundo exterior." (p. 127) Todo esto enriquece mucho la lectura y despliega nuevos planos posibles de significado.
En verdad el libro me está resultando fascinante, a ver qué pensáis vosotras, vosotros: os leo en los comentarios.
 
Pasad una buena semana, 
saludos cordiales, 
Pep Bruno