El mar, el mar, I

Bienvenidas, bienvenidos, una vez terminada la lectura de Catedral, de Raymond Carver, nos navegamos hasta Irlanda de la mano de la gran escritora Iris Murdoch, es el momento zambullirnos en El mar, el mar.

Pero antes de meternos en harina, como es habitual cada vez que empezamos libro, unas cuantas recomendaciones prácticas: 

• En primer lugar hablemos del libro. La edición que yo tengo es la de Lumen, que no es una edición crítica. Este libro es una edición de formato generoso (letra no muy pequeña, interlineado que permite al texto respirar) y que ronda las 730 páginas. 
• En segundo lugar una cuestión de ritmo. Como os decía, el libro tiene más de 700 páginas (en mi edición), así que es posible que se convierta en la última lectura del Club antes del parón de agosto. Así que para muchos de nosotros, de nosotras, al final de El mar, el mar, puede que esté, literalmente, el mar. Qué casualidad.
• Los comentarios. Al igual que en los clubes de lectura presenciales estos clubes de lectura virtuales se nutren de vuestras aportaciones. Sentíos libres para comentar lo que os apetezca: lo que os haya sugerido el texto, algún detalle, alguna reflexión, algo al hilo de lo leído, dudas, cuestiones sobre el estilo o la estructura, curiosidades, lo que os ha provocado, otras lecturas que os recuerde... en fin, lo que queráis. Igualmente os animo a comentar los comentarios de otros participantes del club e ir ampliando los hilos y las conversaciones. Los comentarios no están moderados, pero sólo podemos hacerlos (y leerlos) los participantes del club de lectura.
• Ah, una última cosa, os rogaría que incluyerais una imagen en vuestra cuenta (una foto de perfil), no hace falta que seáis vosotros, vosotras, pero es que si no todos los perfiles salen con la misma imagen por defecto y resulta bastante feo (y confuso).

Esta primera entrada con notas e introducción es algo más larga de lo habitual, espero que también os resulte interesante.

EL MAR, EL MAR

Esta es la decimonovena novela de la escritora irlandesa Iris Murdoch y está considerada como un punto álgido en la madurez narrativa de la autora. Comienza frente al mar de la mano de Charles Arrowby, un famoso dramaturgo que decide retirarse (a una casa solitaria junto a la costa) para escribir sus memorias. Pero la cosa no será tan fácil: esa escapada que quizás sea una huida es también, de alguna manera, un regreso, un regreso a su pasado pero también un regreso de sus obsesiones, de su historia (con sus momentos buenos y también malos). 

Como es habitual en cada vez que comenzamos una nueva lectura, os propongo que las dos primeras semanas no sea mucho el número de páginas que leamos (puesto que todavía está abierto el plazo de inscripción y puede haber personas que se apunten todavía; de esta manera no tomamos mucha distancia para cuando lleguen). Por lo tanto esta semana os propongo leer hasta la página 73 de mi edición (son unas 50 páginas, puesto que el prólogo de Pombo ocupa casi las 20 primeras páginas), que es un poco menos de la mitad de la primera parte: "La prehistoria". Espero que no os cueste mucho dar con la "marca" (estos son los problemas con los que nos encontramos a veces, cuando no hay capítulos muy seguidos o, directamente, no hay capítulos -que no es el caso en este libro, eh); en cualquier caso este pequeño lío será sólo esta semana, a partir de la próxima semana todo será más sencillo.

Os propongo dejar la lectura justo aquí: "Pero volvamos a mí mismo. Me atrevo a decir, y hoy en día no está muy de moda decirlo, que lo sexual me deja bastante frío."

En estas primeras páginas conocemos al protagonista y narrador, Charles Arrowby, pero también conocemos el entorno (bien poderoso) donde se encuentra el protagonista, esa casa solitaria junto a la costa, la torre, el campo, la aldea y, sobre todo, el mar. Las primeras páginas, tras el salto inicial de los primeros párrafos detenidos por la aparición ¿de un monstruo? nos permiten trazar el mapa físico (y espiritual) del protagonista. 

En mi caso no tengo aún claro qué pienso de Charles Arrowby, por un lado me fastidia (su ego, su manera de ver algunas cosas, lo tonto que parece en algunos casos), pero por otro me fascina (lo que cuenta, cómo está contado, lo que vive y ha vivido) y no puedo dejar de leerlo. Creo que este equilibrio que provoca a un tiempo rechazo y fascinación es magnífico y, en mi opinión, sólo por esto, ya es una muestra de la calidad abrumadora de la autora. Porque, por otro lado, ¡cómo está todo escrito!, es un gozo para el ojo. Una maravilla.

Han de pasar muchas, muchas páginas de "minucias" y detalles cotidianos para que por fin se inicien las memorias y empecemos a conocer a los padres del protagonista, a su madre, tan estricta, a su padre, tan aliado, y también a algunos de sus amores: el teatro (y todo el camino que le llevó a ser quien era, quien es) y su primer amor, Clement.

Termino aquí esta primera entrada porque va siendo ya muy larga.

Os leo en los comentarios.

Pasad una buena semana, 

Pep Bruno