Segunda parte: hasta el capítulo 12. ¿Suicidio o asesinato?
Libro que estamos comentando:
El maestro del juicio final
En la Viena de 1909 se respira cultura, y artistas como el actor Eugen Bischoff, figura del Hoftheater, y su mujer Dina celebran reuniones con otros miembros de la sociedad vienesa, como el médico Dr. Gorski y otros elementos de la nobleza militar como el ingeniero Waldemar Solgurb y el barón Von Yosch, que en esta novela ejerce como narrador principal.
Juntos, en ese ambiente de aristocrático tiempo detenido que todavía no augura las desgracias que para el Imperio Austrohúngaro, y para Viena en particular, causará la I Guerra Mundial, se reunen para tocar música de Brahms y para comentar las novedades teatrales del momento.
Leo Perutz refleja de forma notable las circustancias en las que se desarrolla estos acontecimientos y utiliza los diálogos, tal vez un poco teatrales, para mostrar las relaciones y el convencionalismo que existía entre los miembros de las clases sociales altas de la época.
Esta segunda parte de EL MAESTRO DEL JUICIO FINAL comienza con el cadaver de Bischoff tendido en el pabellón donde preparaba el personaje de su próximo estreno teatral, el rey Ricado III. Y la duda surge en determinar si los dos disparos que se escuchan en la casa son el resultado de un suicido o de un asesinato.
El narrador, Von Yosch, reacciona de una forma tan poco racional ante la situación y parece tan sobrepasado por los acontecimientos, que incluso es incapaz de percibir que su actitud le predispone a que sea considerado de alguna forma responsable de la muerte del actor. Su antigua relación amorosa con Dina y el conocimiento de la mala situación económica del difunto se añaden a las sospechas que recaen sobre su persona. Sospechas y acusaciones que oportunamente Félix, el hermano de Dina, le imputa enseguida.
Inopinadamente el ingeniero Solgurb asume de forma tácita el control de la situación en los primeros momentos y de sus deducciones y del hecho de que es el primero que entra en la habitación en la que está el difunto, surge el convencimiento de que ha sido un asesinato y que al menos Von Yosch no es el culpable. Falta determinar, si las sospechas que él formula se basan en evidencias demostrables, cómo pudo producirse un asesinato en una habitación que estaba cerrada a cal y canto por dentro.
A pesar de que Von Yosch, tras dar varias muestras de su estupidez, es apremiado por Dina y por Félix a abandonar la casa, adopta una actitud paranoica y decide quedarse en la casa hasta que llega la policía.
Pero antes una extraña llamada de una desconocida joven que pregunta por el fallecido Bischoff deja un misterioso mensaje que curiosamente tiene relacion con el título de la novela: "(Ella) no va a esperar al Juicio Final".