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Últimos cinco capítulos

Libro que estamos comentando: 
El invierno en Lisboa

Queridas lectoras, queridos lectores…

¿Cómo estáis? Llegamos al final de la lectura de julio, de este nuestro viaje lector por Madrid, San Sebastián y Lisboa, de esta historia de amor a la música y a una mujer única, enigmática e inalcanzable… que se confunde, en muchos momentos, con esas ciudades que imaginamos hermosas y a las que estamos a punto de llegar por primera vez.

Al menos, en estos cinco capítulos últimos de la novela, Biralbo y Lucrecia se encuentran en la Quinta dos Lobos y vuelven a estar juntos, aunque no es más que otra despedida. ¿Por qué será que lo imposible, lo inalcanzable, se nos antoja más hermoso? Sea como sea, sin duda, es más literario un amor que no perdura en el tiempo y que, por lo tanto, no se desgasta y apenas cambia que otro que se transforma y queda dañado por el tiempo. Aunque… ¿sabéis? El amor (o lo que sea que haya ocurrido entre Biralbo y Lucrecia) me ha recordado al poema famosísimo de Neruda, “Canción desesperada”: Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. / Es tan corto el amor y tan largo el olvido.   

A lo que estábamos. Santiago Biralbo se encuentra con Lucrecia y esta vez, ella le cuenta toda la verdad sobre el cuadro de Cézanne: cómo lo robó, cómo se escabulló y engañó a Toussaints, Daphne y Malcolm, cómo lo vendió en Ginebra, cómo volvió a Lisboa. Y, claro, la persecución de los otros, la persecución que continúa aún hoy, en el Madrid de los tiempos del Metropolitano, cuando Santiago Biralbo ya no es Santiago Biralbo, sino Giacomo Dolphin y la policía le busca por la muerte de Malcolm y Toussaints sigue buscándolo por el cuadro…

En el tren que llevó a Biralbo a la Quinta dos Lobos, en ese tren que tomó para tratar de advertir a Lucrecia que su vida corría peligro, es la vida del propio Biralbo la que peligra. La escena de la pelea en la plataforma del tren, la caída de uno y de otro, arrollados por la furia y la desesperación… es un fragmento que nos retrotrae a tantas películas en las que suceden esas (o parecidas) peleas… ¿Verdad? Qué cinematográfica es esta novela.

Sin embargo, parece que esta vez (¿o es la segunda vez? Biralbo decide no irse con Lucrecia, separar sus caminos, quedarse a tocar con Billy Swann en el Teatro de Lisboa (qué bonita palabra, animatógrafo; os dejo una foto y un enlace respecto a esto). Esta vez parece que gana el compromiso con la música y con la amistad. Y, un año después, en Madrid, ya con otro nombre, perseguido aún, se marcha sin despedirse, ni dar cuenta de hacia dónde va… Y es entonces cuando Lucrecia va a buscarlo… y no lo encuentra.

¿Qué os ha parecido la novela? ¿Cuál es vuestro ánimo al finalizar de leerla (o de releerla)? ¿Os gusta el final? ¿Pensáis que Santiago y Lucrecia, en otro momento, tal vez, en otra época, podrían tener una nueva oportunidad? Y, ¿qué me decís del narrador, ese personaje al que ninguna mujer ha mirado cómo miran a Biralbo, esa voz que nos cuenta lo que el pianista le traslada, esa especie de traductor de los sentimientos del músico?

Os dejo algunos enlaces:

¿Nos leemos?

(Foto del Puente 25 de Abril: De Mike - Imported from 500px (archived version) by the Archive Team. (detail page), CC BY 3.0, )

Siempre nos quedará... Lisboa