Hasta el capítulo V, incluido
“Nunca he estado en Lisboa, y hace años que no voy a San Sebastián”.
Queridas viajeras, queridos viajeros, ¿cómo estáis?
Iniciamos el viaje lector de julio con El invierno a Lisboa, de Antonio Muñoz Molina. La frase con la que encabezo esta entrada es parte de la voz del narrador que se confunde, en mi opinión, con la voz del escritor: cuando la escribió aún no conocía Lisboa (viajó a la capital portuguesa para poner punto y final a la novela) y hacía bastante tiempo que había estado San Sebastián. Como dice el propio Muñoz Molina, todo ello redundó en esa atmósfera fantasmal que rodea a El invierno en Lisboa. Es esta una obra que nos lleva, inevitablemente, al cine negro, a esas películas en blanco y negro en las que siempre hay un club de jazz, un músico, una mujer hermosa y ambigua que guarda un secreto (acaso mortal), un amor extraordinario y triste, mucho humo de cigarrillos y mucho alcohol ingerido y exhalado por los poros de todos ellos: de la chica, el músico, el delincuente, el narrador desesperanzado y algo envidioso, el dueño del club, el trompetista… y el marido ¿engañado?
La historia comienza con un encuentro entre Santiago Biralbo, el pianista, y el narrador, en Madrid. Poco a poco vamos conociendo la historia que les rodea: se conocieron hace cinco años en San Sebastián, los dos son bebedores convencidos (acaso alcohólicos en ciernes o, tal vez, decididos y consumados). Allá en San Sebastián, Biralbo es protagonista de una historia de amor adúltero (clandestino, por tanto, memorable) con Lucrecia, la mujer de Malcolm, el Americano, un estafador, un hombre peligroso que porta un arma y que no tiene escrúpulos a la hora de hacer negocios. De hecho, estafó a nuestro narrador con la adquisición de unos cuadros por los que nunca llegó a pagarle la cantidad prometida. Entre Biralbo y Lucrecia se establece una relación apasionada e intensa, tan intensa como abrupta: se termina cuando ella y su marido parten, furtivamente, en un carguero con rumbo a Hamburgo. Los siguientes tres años los pasa Biralbo enseñando música en un colegio católico femenino, escuchando música, fumando, y esperando las cartas que Lucrecia le envía desde Berlín.
Cuando Biralbo y nuestro narrador se encuentran en Madrid, el pianista ha cambiado su nombre por el de Giacomo Dolphin, vive en un hotel, hace dos años que no recibe ninguna carta de Lucrecia y mantiene una relación con Mónica, una camarera rubia, delgada y uniformada del Metropolitano, el club donde toca con un contrabajista y un batería. Pienso que podemos detectar, con claridad, en el narrador un cierto anhelo de la vida de Biralbo: “pensé con melancolía y rencor que a mí nunca me había sido concedida una mujer como aquella”.
Tan protagonistas como Lucrecia son las ciudades, los ámbitos geográficos que no alcanzamos a definir, ni a delimitar: Lisboa, el destino soñado para estar con Lucrecia; San Sebastián, la ciudad definitiva en la que se fraguó el amor entre Lucrecia y Biralbo, y Burma o Birmania, un destino tan improbable como exótico. Y la música, las canciones, el ambiente de los clubes de jazz, la vida del trompetista adicto Billy Swann que encarna el deseo de ser músico por encima de todas las cosas, incluso, de la miseria.
Que Biralbo está escondiéndose parece un hecho incontestable (¿de Malcolm?), que por ello entrega las cartas de Lucrecia a nuestro narrador, también, y, sin embargo, se ha quedado con la última, el narrador no tiene el mapa de Lisboa con las doce líneas de su despedida… Me pregunto cómo puede resistirse y no leer las cartas de L., si vive a partir de las vivencias de Biralbo. Yo, no podría resistirme. Yo, las leería. ¿Vosotros?
Todo en esta novela desprende un aroma a suave melancolía, a lo que pudo ser y no fue, a despedidas, reencuentros, y pegajosas madrugadas de alcohol y tristeza. Tal vez, como cuando se reúnen, sobre un escenario, unos músicos y comienzan a improvisar.
"Cuando llueve tanto es que alguien se va a ir para siempre".
¿Cuáles son vuestras sensaciones? ¿Habíais leído con anterioridad El invierno en Lisboa? ¿Habéis visto la película? ¿Habéis estado en Lisboa, en San Sebastián? ¿Tenéis algún recuerdo vivido en ellas y que queráis compartir?
Os dejo algunos enlaces, (me parece, al menos, curioso e interesante que en 2021 la firma de joyería Suarez diseñase toda una colección dedicada a Lucrecia, esto es, a las joyas que llevaría esa mujer difusa y única de la que todos parecen estar enamorados. La que responde al mítico cliché de femme fatale que, por otro lado, es requisito imprescindible en el clásico cine negro):
- Por el principio. La SER. Antonio Muñoz Molina, un niño que aprendió el trabajo de campo desde pequeño (Pódcast, aproximadamente, 55 min.)
- El Oficio del Escritor. Documental (vídeo, aproximadamente, 60 min.)
- El invierno en Lisboa, la ciudad de la literatura al cine Jean-Pierre CASTELLANI (artículo).
- Entrevista Antonio Muñoz Molina y Gabriel Suárez, por la creación de las joyas El invierno en Lisboa (atención, hay algún spóiler. Vídeo, aproximadamente, 30 minutos).
- Más sobre las joyas de Suarez: Artículo y Catálogo de Joyas
- The Cotton Club, película (tráiler). Antonio Muñoz Molina reconoce la inspiración…
- Extracto de la película El invierno en Lisboa
- Dizzy Gillespie El invierno en Lisboa, álbum completo:
- San Sebastián
Vuestro turno. ¿Nos leemos?
(Fotografías: Panorámicas de San Sebastián: Diurna: de Tom Page from London, UK - Panorama from Monte Igueldo, CC BY-SA 2.0, Nocturna: De Phillip Maiwald (Nikopol) - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0 ; Plaza de la Constitución: De Calips - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, )